Maite Ubiria

El colegio Irandatz, pionero en aplicar el programa contra la precariedad menstrual

El colegio público Irandatz de Hendaia es uno de los tres centros labortanos adscritos a un programa experimental con el que el Departamento de Pirineos Atlánticos quiere sensibilizar sobre la precariedad menstrual.

La enfermera de Irandatz, Gretell Richy, junto al expendedor de productos higiénicos, durante el acto de presentación del dispositivo por representantes departamentales.
La enfermera de Irandatz, Gretell Richy, junto al expendedor de productos higiénicos, durante el acto de presentación del dispositivo por representantes departamentales. (Guillaume FAUVEAU)

El Departamento de Pirineos Atlánticos decidió hace ahora un año activar un programa destinado a combatir uno de los rostros menos conocidos de la precariedad social.

Con un presupuesto global de 16.000 euros, el programa contra la precariedad menstrual se ha puesto en marcha de forma experimental en tres colegios vascos y otros tantos bearneses.

Ese presupuesto ha servido, de una parte, para colocar distribuidores y dotar de un stock suficiente de productos higiénicos a los centros, y de otra, para ofertar un pack que incluye una bolsa en la además de tampones o compresas «bio» se incluye un folleto explicativo.

La iniciativa, explica Isabelle Lahore, vicepresidenta departamental al frente de la delegación educativa, tiene una doble función, ya que da una solución concreta y al tiempo permite abordar el debate de la menstruación en las aulas.

Un valor que se refleja en ese folleto que, pese a haberse concebido para las escolares, va a ofertarse en breve al público en general a través de las distintas oficinas de servicios sociales.

Además de Irandatz, la experiencia piloto se ha desplegado a otros dos centros educativos labortanos, se trata de los colegios Albert Camus (Baiona) y Jean Rostand (Biarritz), aunque la idea es extender el dispositivo a otros colegios como el de Donapaule.

Un espacio seguro y con personal de confianza

La experiencia llevada a cabo en Irandatz, y calificada por responsables del centro y también por el departamento de exitosa, ha dejado algunas enseñanzas.

Ha permitido comprobar así que, frente a la opción de poner máquinas expendedoras en patios o aseos, resulta más recomendable que, como en el centro hendaiarra, se opte por salas comunes interiores, que ofrecen suficiente privacidad, para albergar el dispositivo, del que además se ocupa una persona de confianza para las alumnas.

Esa función la asume la responsable de enfermería, Gretell Richy. Encargada de los cursos de educación sexual, Richy considera que «si a muchas familias les resulta difícil comunicar que encuentran dificultades para pagar la factura del comedor, confesar que tienen dificultades para pagar los productos de higiene menstrual de sus hijas es algo todavía más impensable».

La experiencia arrancó en el colegio hendaiarra en mayo de 2022 y debería alargarse al menos dos años. Globalmente, la puesta en marcha del servicio ha tenido una buena respuesta y ha servido para que se pueda abordar en el aula, con más naturalidad, la cuestión de las reglas.

«También algunos chicos han empezado a interesarse por el tema y, en mi caso, he podido hablar con mi padre del programa», relata Ainhoa, una alumna del centro que pone el dedo en la llaga, al añadir que «las mujeres dan la vida y debería ser normal que estos productos fueran gratis».

Más de mil euros de brecha económica solo por ser mujer

Las mujeres tienen sus reglas durante unos 38 años. La edad media de la primera menstruación coincide con quinto o cuarto, es decir con el paso por el colegio (11-13 años), y por lo habitual el sangrado menstrual se prolongará hasta los 50 años, con la llegada de la menopausia.

Según datos del Estado francés, unos 15,5 millones de mujeres están en edad de menstruar,. La misma estimación calcula que gastarán a lo largo de su vida fértil entre 1.100 y 2.000 euros en productos higiénicos. Un gasto que ahonda en la brecha con sus compañeros varones.

«La cuestión de las reglas pertenece al ámbito íntimo, lo que no impide que deba ser considerada como una cuestión de interés general, ya que en ella concurren numerosos aspectos no solo sanitarios sino también educativos, sociales o económicos», resume Isabelle Lahore.

Por su parte, Annie Poveda, consejera departamental abertzale, sostiene que, además de para hacer frente a las dificultades económicas, el programa debería ayudar a «superar la incomprensión, poner la mirada en el cuerpo de la mujer y vincular la cuestión de las reglas con el debate de la igualdad».

Bajada del IVA al 5%

La lucha contra la precariedad menstrual irrumpió en la esfera institucional hexagonal en 2016.

Desde entonces se han adoptado algunas medidas. Así, el IVA de los productos de higiene femenina ha bajado del 20 al 5%.

Tanto asociaciones caritativas como sindicatos estudiantiles han incorporado además en los últimos años a sus programas acciones específicas para hacer frente a la precariedad menstrual.