De momento, siete premios BIFA del cine independiente británico consagran a la debutante Charlotte Wells, una escocesa ante cuyo primer largometraje la crítica se ha rendido de forma unánime. Tiene mayor mérito, si se tiene en cuenta que de un tiempo a esta parte son muchas las cineastas que se inician con una historia de inspiración autobiográfica, pero ‘Aftersun’ (2022) es la que más ha calado, por lo que cuenta y cómo lo cuenta.
Para representar a su alter ego, Wells utiliza un desdoblamiento entre la protagonista en el tiempo presente y ella misma en el pasado. La Sophie de 11 años está interpretada por Frank Corio, toda una revelación, y la de 33 por Celia Rowlson-Hall. Aunque ambas ponen el listón muy alto, la gran actuación es la del actor irlandés Paul Mescal en el rol paterno. Es el personaje más complejo, y que la directora pretende reconstruir a través de esta terapéutica película, tanto desde la mirada evocadora de la niñez como desde la reflexión adulta.
El llegar a conocer al padre ausente, tiempo después, implica toda una labor de investigación para la protagonista. En las cintas de video caseras de las vacaciones en Turquía se muestra como un padre atento, que oculta su dolor interior bajo una amorosa máscara paternal. Los flash-backs resultan imprescindibles para recomponer el retrato de un hombre depresivo, que había dejado Edimburgo para irse a Londres, encontrándose con problemas económicos y la ruptura de un matrimonio al que accedió siendo muy joven.
La banda sonora del recuerdo también juega un desempeño fundamental en la narrativa reconstructiva, con canciones claves que sonaban en los 90, como ‘Real Gone Kid’ de Deacon Blue o ‘Losing My Religion’ de R.E.M. Y para el baile final, ese crucial último baile entre padre e hija, se reserva el ‘Under Pressure’ con David Bowie y Queen.