Al igual que la propia figura del getariarra Cristóbal Balenciaga, el rodaje de la serie basada en su vida y obra ha sido rodeada de un total hermetismo. Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga volvieron a sumar sus talentos tras ‘La trinchera infinita’ para rodar, en formato serie, no solo la ruta creativa de uno de los diseñadores más influyentes del siglo XX, sino de -aquí radica el gran reto- abordar una personalidad muy compleja, obsesiva y muy celosa de su intimidad.
Se sabe que el genial modisto vasco tan solo concedió una entrevista en toda su vida y lo hizo cuando decidió apartarse de su universo de agujas y telas, un elemento a tener en cuenta y que resume la complejidad que conllevaba adentrarse en la mente de un creador único y que, 50 años después de su muerte, sigue inspirando todo tipo de conjeturas.
Una vida fascinante y hermética que, con anterioridad, también había seducido al cineasta Julio Medem para dar forma a un proyecto que nunca pudo realizarse, al igual que la serie que CBS quiso rodar en 2020 bajo la dirección de James Kent.
Lo más cercano que la Industria ha estado de la figura de Balenciaga es la sobresaliente película ‘El hilo invisible’ que dirigió Paul Thomas Anderson en 2017. En ella, Anderson se inspiró en el modisto vasco para dar forma y sentido al personaje que encarnó Daniel Day-Lewis
El enigma Balenciaga
Sobre la dificultad de abordar la figura de Balenciaga hablaron Aitor Arregi, Jon Garaño y Jose Mari Goenaga en el encuentro que mantuvieron con la prensa en el Museo San Telmo de Donostia, el pasado mes de setiembre y dentro del marco de Zinemaldia.
En dicha cita, Goenaga avanzó que «para dar forma al proyecto y a su protagonista hubo que imaginar ciertos aspectos de su vida y de su carácter, pero siempre siendo fieles a lo poco que sabemos de él».
Sobre las dificultades del rol protagonista que ha asumido Alberto San Juan, el director también explicó que «queríamos retratar la forma de ver el mundo de un genio, su concentración y su irritación cuando descubría un mínimo defecto en sus diseños. Alberto San Juan ha aportado esa cercanía, esa neurosis, ese conflicto interior y ese cierto guipuzcoanismo de chico que viene de Getaria. Balenciaga era una persona muy controladora, lo cual es difícil de interpretar y él transmite muy bien esa desesperación de no conseguir llegar a lo que quieres. Cristóbal Balenciaga se empleó a fondo en controlar el proceso y todas las partes de su vida. Se frustraba ante la falta de control. Y Alberto San Juan lo ha llevado más allá de lo que nosotros hubiéramos pensado».