«Quiero intentar volver a jugar y despedirme en la pista; tengo la esperanza de poder lograrlo»
Nerea Pena Abaurrea (Iruñea, 1989) ha sido distinguida con la Medalla de Oro al Mérito Deportivo del Gobierno de Nafarroa –la segunda mujer en recibirlo–. La iruindarra, lesionada desde hace un año, tiene como próposito de año nuevo que desaparezca el dolor, y si se da el caso, volver a la pista
«A nivel personal ha sido un año bastante negativo pero a nivel profesional ha sido muy guay porque tomé la decisión de irme a un equipo que ha cumplido las expectativas que yo quería». Así comienza el balance de Nerea Pena, actual jugadora del Vipers Kristiansand, vigente campeona de la Champions League. La iruindarra no pudo disputar por lesión esa Final Four que soñaba desde hace años pero consiguió «disfrutar» fuera de la pista, algo que no esperaba conseguirlo. Ha vuelto a pasar por el quirófano para tratar de solventar la tendinopatía que arrastra. Quitar el dolor es la prioridad, por lo que volver a la pista de balonmano ha pasado a segundo plano. Aún así, quiere despedirse jugando.
Ha dicho que no esperaba disfrutar tanto desde la grada. ¿Qué le llevó a poder disfrutarla?
El grupo. El grupo fue lo que me hizo sentir muy dentro. Intenté estar ahí en todo momento para las compañeras. Lo que quería era que lo que no podía dar dentro de la pista poder darlo fuera y lo disfruté porque era uno de mis sueños de mi carrera ganar una Champions y aunque no pude jugarlo, eso fue una putada, fue guay poder estar ahí y ganarlo.
¿Esperaba ese final de temporada? Porque con dolor llevaba varios años...
Sí, desde los Juegos Olímpicos. Llegué con dolor al equipo pero con expectativas de poder curarlo para poder jugar. Llegaba a un equipo nuevo, con expectativas altas, era un equipazo y yo quería jugar con ellas. Mis expectativas eran altas. Cuando yo vi que tenía que parar mi objetivo era recuperarme e intentar estar para final de temporada. Cuando me di cuenta que no iba a llegar fue un palo gordo que lo asimilé de la manera que pude. Poder estar en la Final Four y poder vivirlo desde dentro compensó el sufrimiento que había tenido los meses anteriores.
¿Se puede jugar con dolor?
Sí, sí. He jugado con diversos dolores pero este era diferente. Este dolor me impedía. Siempre he jugado con dolores que no me impedían jugar, tenía que soportar, de mayor o menor nivel, pero este era un dolor que me impedía jugar completamente.
¿Qué le hizo parar?
La impotencia. Siempre he dicho que no me podía ver jugando muy por debajo de lo que estoy acostumbrada. Al ver que no cumplía mis propias expectativas me comía la cabeza. Decidí parar pero siempre pensando en recuperarme. En tomar un tiempo, un respiro, lo que mi cuerpo necesitase para poder voler a jugar.
Esta última recaída habrá sido un duro golpe psicológico.
Sí y no. Porque este año me ha pillado de vuelta. El primero fue más duro porque no cumplí ninguna expectativa. Ahora no tengo expectativas, por eso voy más tranquila. Estoy con la tranquilidad de tomar el tiempo que necesito, si se cura bien, y si no, mi cuerpo ya dirá 'hasta ahora'. Antes estaba más agobiada intentando cumplir plazos.
¿Y no da ansiedad no saber lo que vendrá?
No, para nada. Todo lo contrario. Tengo la tranquilidad de saber que esta temporada no voy a jugar y sé que médicamente es un tiempo normal para poder recuperarme. A partir de ahí, tendremos que valorar si mi cuerpo responde o no. No depende solo de mi trabajo, depende de mi cuerpo.
Esta operación coincide con la distinción de la Medalla de Oro al Mérito Deportivo que le ha concedido el Gobierno de Nafarroa. ¿Qué siente? Es la segunda mujer en recibir esta distinción, hay muchos deportistas ilustres que la han recibido...
Recibir el premio es la hostia, pero recibir en el momento en el que ha sido, me hizo mucha ilusión. Vengo de lo que vengo, además me pilló justo en visitas médicas por lo que cuando me comunicaron me dio un chute de energía muy grande. Fue muy especial, porque además premian tu carrera, no premian un título, premian todo lo que has hecho durante la carrera deportiva. Fue muy especial.
¿Ve este reconocimiento como una señal de retirada?
[Se ríe]. Yo no lo he anunciado, yo creo que ellos pensaban en ello. Pero no, es anecdótico. Es cierto que al premiar tu carrera parece que se ha terminado. Yo quiero intentar, tengo la esperanza de volver a jugar y despedirme en la pista. No estoy luchando para ello pero tengo la esperanza de lograrlo.
«Recibir el premio es la hostia, pero recibir en el momento en el que ha sido, me hizo mucha ilusión. Me pilló justo en visitas médicas y fue un chute de energía muy grande»
¿Cómo se prepara psicológicamente para estas cosas?
Probablemente mucha gente se preparará pero he vivido tantos momentos de lesión que más o menos lo conoces. Este ha sido diferente, ha sido más duro, pero la lesión es parte de nuestro trabajo. Una lesión no es lo que me ha fastidiado, el dolor eso es lo nuevo. El dolor diario que he tenido ha sido muy difícil de gestionar. Y psicológicamente lo único que queda es remediarlo, intento actuar de la manera en el que mi cuerpo no sufra. Es lo que me preocupa a mí ahora mismo, todo lo demás es secundario. La lesión o no lesión, yo lo que no quiere tener es el dolor.
En 2021 llegó a Vipers. Anteriormente, había tenido una etapa larga en el Ferencvarosi (2012-2019). Luego estuvo un año y medio en Siofok, y después se marchó a Dinamarca.
Ha sido un cambio gordo en mi vida. He estado en más equipos los dos últimos años que en toda mi etapa deportiva. Circunstancias. Me fui a Siofok por una decisión propia y después me marché a Dinamarca por circunstancias con el club anterior. Y Vipers ha sido decisión propia también. Van a ser dos años en este equipo, que entre comillas es más estabilidad. Pero sí, han sido mucho cambios, por decisión propia. Siempre había querido cambiar pero como he estado tan bien en muchos equipos, no he tenido la necesidad de cambiar, y en eso he sido muy afortunada. Son maneras diferentes de vivir las etapas deportivas. Prefiero las largas porque te crean un vínculo con el club, con la ciudad, con la gente que trabaja ahí, pero es cierto que cambiar de país siempre te da muchas cosas: experiencias, recursos, idiomas, que si te quedas parada en una no te las da. Cada una tiene su etapa.
¿Qué le ha dado Noruega?
La profesionalidad que hay en el trabajo diario, la comprensión que hay hacia la persona, la persona está por encima del trabajador. Noruega es primer mundo en muchas cosas, tanto en situaciones laborales como con las situaciones que me he encontrado en el equipo. El paz y amor, no tienes esa presión, cada una tiene su trabajo y hacen el entrenamiento de gimnasio sin que alguien le mande hacerlo... Los domingos están trabajando todas... Son unas locas de la colina. Ese choque viene de la cultura, en cuanto a lo físico son muy de cuidarse, de estar para el equipo... Eso no lo he vivido en Hungría.
Pero la liga húngara es más potente, ¿no?
Mucho más. Y la danesa es para mí la liga más potente en la que he estado. Sin ninguna duda. La competitividad que hay entre todos los equipos, del primero hasta el último, no la he vivido más que en Dinamarca.
¿Y cómo llega un equipo noruego a ganar la Champions?
Porque tiene muy buenas jugadoras, no voy a decir las mejores pero sí muchas de las mejores. Y la clave que tenemos es la portera, tener a Lunde en el equipo es un seguro de vida (42 años). A la hora de renovar, para mí la pregunta sería: 'Va a estar ella?'. Si ella no está, yo no renuevo, es la mitad del equipo.
¿Este año también aspiran a la Final Four?
Sí, estamos segundas en el grupo. Vamos con las mismas aspiraciones y todo va a depender de todo lo contenta que esté Lunde. En la Final Four yo estuve de mayordoma de ella [se ríe]. Y este año desgraciadamente me va a tocar hacer lo mismo que la temporada pasada pero voy a estar para ellas, porque como ya he dicho antes, son igual de buenas jugadoras como personas. El grupo es fenomenal.
En la charla (el pasado martes en Donostia) comentaba la trayectoria que le ha tocado vivir a Lysa Tchaptchet, que ha conseguido la Champions a los 21 años. A usted le costó más. ¿Es necesario ese sufrimiento, esa lucha para una deportista?
Es más fácil porque vas trabajando poco a poco, valoras más el trabajo. Tuve éxito muy temprano porque jugué una final de la Champions con 21 años, pero perdimos. Valoras que deseas ganar eso. Ella ya ha ganado, ya lo tiene, entonces lo que tiene que hacer es comprender lo difícil que es llegar allí, que todavía no tiene ni idea.
¿Con qué palabra resumiría su trayectoria hasta ahora?
Orgullosa de lo vivido.
¿Tiene alguna espina?
Siempre, a nivel deportivo siempre. La olímpica se me ha quedado ahí. Pero estoy orgullosa de lo vivido. Soy de las que piensa que tú haces tu trayectoria y creo que yo he hecho la mía. He tomado decisiones que han sido mejores o peores pero que han marcado la carrera y no las cambiaría, ni las buenas ni las malas, creo.
Ha mencionado el dolor que ha sufrido estos meses. ¿Y los familiares?
El doble o triple. Además lo viven a distancia y es todavía más duro. Además, he sido una jugadora que he tenido muchas lesiones desde pequeña y han sufrido todo esto. Pero lo han sufrido desde el cariño. Han visto que he sufrido pero que también me he repuesto. En ese aspecto siempre he tenido carácter para salir adelante, y siempre han estado conmigo al pie del cañón. Han ido a verme, han seguido al Itxako, a la selección española... Y ellas son las primeras que quieren que vuelva a jugar, así que imagínate.
¿Son sus referentes?
Más que referentes, son mi apoyo, mis pilares. Mi familia siempre ha sido muy importante y es importante a la hora de disfrutar de las cosas buenas, no solo para llamarles cuando lloras. Es importante que vengan a los reconocimientos y premios.