Mikel Insausti
Crítico cinematográfico

Shakespeare al desnudo

Ya no hay desnudos en el cine, y la época en que sí asomaban a la pantalla está siendo demonizada. A raíz del movimiento #MeToo se tiende a una reinterpretación del desnudo artístico como una forma de explotación sexual, lo cual en algunos casos puede ser cierto, pero no tiene por qué ser siempre así, puesto que había actrices y actores que lo entendían como una forma de liberación expresiva a través del lenguaje corporal. Para ello tenían que ser mayores de edad y demostrar una voluntad de desprenderse de tabúes y prejuicios morales, sin coacciones de por medio.

Por contra, Leonard Whiting y Olivia Hussey tenían solo 15 y 16 años y fueron coaccionados en el rodaje de ‘Romeo y Julieta’ (1968), tal como afirman en una demanda judicial presentada contra el estudio Paramount en el tribunal superior de Santa Monica por explotación sexual y distribución de imágenes de menores desnudos, en concreto las nalgas de él y los senos de ella. Cuantifican los daños profesionales y sicológicos causados en más de 500 millones de dólares.

En la actualidad ambos rondan los 70, y el director de la adaptación del clásico de Shakespeare ya no está para declarar en la causa. Y hubiera sido un testimonio fundamental, porque la pareja recuerda haber sido engañada por Franco Zeffirelli, que les prometió el uso de ropa interior color carne, para luego optar por la solución más comercial.