La visita del secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, había sido planeada hace tiempo, pero la escalada de violencia de las últimas semanas en Palestina ha cambiado sus objetivos. No obstante, la respuesta pública de Blinken fue la habitual de EEUU en cada momento de alta tensión con multitud de víctimas, un equidistante llamamiento a la calma y el apoyo a Israel.
Blinken, al lado del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, exhortó a «todas las partes a tomar medidas urgentes para el regreso a la calma y a una desescalada». El secretario de Estado expresó «su solidaridad con el pueblo de Israel en su lucha contra el terrorismo» y volvió a defender «la solución de dos Estados». Pese a su fracaso, aseguró que «todo lo que aleje de esa visión es perjudicial para la seguridad a largo plazo de Israel y su identidad como Estado judío y democrático».
Ya a su llegada a Tel Aviv procedente de El Cairo, primera escala de su gira, Blinken había pedido a israelíes y palestinos que eviten «intensificar las tensiones en lugar de inflamarlas. (...) Esta es la única forma de poner fin a la ola de violencia que se ha cobrado demasiadas vidas: demasiadas vidas israelíes, demasiadas vidas palestinas», agregó, equiparando la situación de ocupantes y ocupados.
Hoy, reunión con Abbas
Blinken se reunirá hoy con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, en Ramallah, después de que el domingo lo hiciera el director de la CIA, William Burns.
No se esperaban cambios en la tradicional postura de EEUU que ya pasa por amparar la ocupación de Palestina, y menos en una visita que partía, además, con el objetivo de recuperar lazos con Netanyahu, que ahora dirige el Gobierno más ultraderechista de la historia israelí, y gestionar la relación con sus políticas extremistas.
Ayer Blinken eludió también criticar la polémica reforma judicial que aumentará el poder del Ejecutivo israelí sobre los ribunales.
Se habla incluso de una posible visita de Netanyahu a la Casa Blanca en febrero.
Mientras Blinken apelaba a la calma en El Cairo y Jerusalén, tropas israelíes mataron el domingo a otro palestino en Cisjordania, y ayer sumaron otra víctima más en Hebrón. En un control militar, dispararon en la cabeza al joven Nassim Abu Fuda, de 26 años cuando conducía su automóvil en esta localidad, donde unos 1.000 colonos judíos viven entre una población de 200.000 palestinos sometida a un fuerte control militar y a una persecución cotidiana.
Y las condiciones para los palestinos en general van a endurecerse aún más, según los anuncios del Ejecutivo israelí que la Autoridad Palestina (ANP) estima que suponen una violación de las Convenciones de Ginebra.
En vísperas de la llegada de Blinken, la ANP reclamó a la comunidad internacional que actúe ante los crímenes diarios por parte de las fuerzas israelíes en Cisjordania y Jerusalén Este.
El Gobierno israelí prevé revocar los documentos de residencia «y los beneficios de la seguridad social a las familias de aquellos que respaldan al terrorismo», lo que supone su deportación.
El ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, anunció que propondrá la legalización de siete colonias más y la imposición de la pena de muerte para los condenados por «terrorismo».
Además, el Ejecutivo de Benjamin Netanyahu ha atizado el riesgo de más violencia aconsejando a los civiles que porten armas, y acelerando el proceso de expedición de armas de fuego.
Nada más anunciarse el endurecimiento de las medidas contra los palestinos, el domingo se multiplicaron los ataques de colonos, con decenas de agresiones en unas horas. En una de ellas murió otro palestino más.
El primer ministro de la ANP, Mohamad Shtayyeh, manifestó que las medidas «reflejan la profundidad de la crisis del Gobierno de ocupación, que intenta desviar la atención a través de asesinatos, represión, castigos colectivos, demoliciones de vivienda y dando rienda suelta a que los colonos terroristas cometan más crímenes contra los palestinos». Denunció que el Ejecutivo de Israel es directamente responsable de aumento de las tensiones y advirtió de las «peligrosas consecuencias» de los planes de las autoridades sionistas para demoler las viviendas de residentes en Jan al Amar, en Jerusalén Este.
Un año de escalada
Desde el pasado marzo, Israel ha intensificado las redadas que han provocado muertos palestinos casi todos los días, además de cientos de detenciones y daños en sus viviendas.
A raíz de los ataques antiisraelíes en los últimos días, el Gobierno de Tel Aviv anunció, además, medidas aún más duras para castigar no solo a los activistas palestinos sino a sus familiares, como la destrucción de sus viviendas, una venganza que ahora extenderá en caso de ataques incluso sin víctimas mortales.
Los últimos ataques contra israelíes se habían producido tras la incursión más mortífera en años en Cisjordania con diez palestinos muertos en Jenin, seguida del lanzamiento de cohetes desde Gaza y de ataques israelíes de represalia.
Antony Blinken comenzó su gira el domingo en Egipto, un país cuya diplomacia y, especialmente, los servicios de Inteligencia son llamados regularmente para intervenir en la cuestión palestina. Las autoridades de El Cairo aseguraron que también han «realizado esfuerzos en los últimos días para intentar controlar el estallido de tensiones».
Herederos
Doce herederos de los propietarios palestinos originales de los terrenos en los que EEUU tiene intención de construir su Embajada en Jerusalén han presentado una denuncia ante las autoridades israelíes e informaron al embajador estadounidense, Thomas R. Nides, y al propio Blinken. Estos terrenos fueron confiscados por Israel en 1950 basándose en la Ley de Propietarios Ausentes.
Contra Irán
Blinken abordó con Netanyahu el objetivo de establecer una «política común» contra Irán. «EEUU está comprometido a evitar que Irán obtenga un arma nuclear», añadió, y consideró que la provisión de drones iraníes a Rusia demuestra que Teherán representa «una amenaza global». Netanyahu añadió que Washington y Tel Aviv comparten «intereses y valores».
Hamar hildako Sirian bi erasotan
Gutxienez zazpi pertsona hil ziren Siriako Deir ez-Zor probintzian, ustez Israelek igande gauean egindako bonbardaketan. Ehiza-hegazkin ezezagunek sei kamio-hozkailuk osatutako konboi bat bonbardatu zuten, Al Bukamal inguruan, Irakeko mugatik gertu, bidaiatzen ari zela, Siriako Giza Eskubideen Behatokiaren arabera.
Hildako guztiak atzerritarrak zirela gaineratu zuen, baina ez zuen zehaztu zer nolako merkantziak zeramatzaten kamoiek. Bestalde, Omar Abu Layla DeirAlZur24 aktibisten sareko zuzendariak adierazi duenez, erasoak Al Bukamalen komandante irandarren bilkura bat zuen helburu.
Atzo goizean, drone batek Al Bukamal ingurua bonbardatu dzuenu berriro, Iranen aldeko milizia bateko buruzagia aurreko erasoa gertatu zen lekua ikuskatzen ari zen bitartean, komandantea eta haren bi eskolta hil zituen.
Bi erakunde horiek ez zioten ekintza inongo eragileri egotzi, nahiz eta horrelako bonbardaketetan tartean egon ohi diren Estatu Islamikoaren aurka borrokatzeko nazioarteko koalizioa edo Israel. Sarritan eraso egiten diete Iranen aldeko miliziei Sirian.
Eufrates ibaiak bi zatitan banatzen du Deir ez-Zor probintzia. Bata Siriako Gobernuaren indarren eta horien aliatuen eskuetan dago, Teheranek babestutako miliziak barne; bestea kurdu-siriarrek kontrolatzen dute, AEBek zuzentzen duten nazioarteko koalizioaren indarren laguntzaz.