Una falsa funcionaria con peluca morada se presentó a las diez de la mañana en la Oficina de Extranjería de Iruñea mientras sonaba “La vida es una tómbola”, de Marisol. La performance puso en evidencia que las mujeres migradas nunca reciben cita. «Los cuidados remunerados los realizan en su mayoría las mujeres migrantes y racializadas. Mujeres que están en condiciones muy precarias y que, con los llamados trabajos internos, han sostenido los cuidados en la pandemia y lo siguen haciendo hoy», denunció la portavoz de SOS Racismo, colectivo autor de la protesta.
Euskal Herria despertaba a ayer una jornada de protestas de magnitud increíble. El 8M, en esta ocasión, se centró en los cuidados, en el papel que juegan las mujeres en ellos, así como en el maltrato y menosprecio al que se ven sometidas las cuidadoras.entificando a varias educadoras infantiles cuando decoraban con carteles en favor de un convenio digno las figuras de reyes navarros que flanquean el Paseo Sarasate. El monarca de piedra acabó con una escoba en la mano.
Baiona, la primera; Donostia, después
En Baiona, el 8M llegaba después de la mayor movilización contra la reforma de las pensiones y con esa huelga aún viva. Así que las protestas se fusionaron, pues también en las pensiones existe una gran brecha. Las mujeres encabezaron las movilizaciones sindicales y las propias.
Ya por la tarde, la manifestación de Baiona fue la primera en arrancar, desde la plaza del Mercado, desde donde marcharon hacia el centro para regresar luego a Baiona Ttipia. La manifestación terminó con cierto carácter festivo y se celebró una «aperitifa feminista» a modo de cierre.
En Gasteiz, la Plaza de la Virgen Blanca quedó abarrotada al final de la movilización principal. La manifestación echó a andar desde la plaza San Antón encabezada por una pancarta con el lema ‘Zaintza irauli, dena aldatzeko’ y las miles de manifestantes marcharon bajo la lluvia pero en un ambiente festivo, con multitud de pañuelos y banderas moradas.
Una batukada acompañó la protesta marcando el ritmo a consta
Algunas de las acciones estaban perfectamente coordinadas, como las manifestaciones que de forma escalonada se sucedieron en las capitales, mientras que otras fueron organizadas por sindicatos y colectivos con sensibilidad hacia la opresión de la mujer, bajo el paraguas de la reivindicación del Movimiento Feminista de Euskal Herria.
Así, los sindicatos ejecutaron varias acciones por la mañana en favor de las cuidadoras. En Bilbo, a llamamiento de LAB, las trabajadoras de las residencias, en lucha por unas condiciones de trabajo y un salario digno, recorrieron el centro de la capital para acabar ante Sabin Etxea, donde hubo forcejeos con agentes de la Ertzaintza. También se registraron protestas en la Oficina de Extranjería, donde se gritó: «Derechos para todas, esclavitud para ninguna». Y, ante el Ayuntamiento, se pidió publificar el servicio de asistencia. «El cuidado, como derecho, no puede quedar en manos privadas», proclamaron.
En paralelo, ELA reunió a un millar de mujeres que marcharon hasta la Diputación, acordonada por policías. «Nos preocupan las privatizaciones y los recortes que se han estado dando en los últimos años, y creemos que precisamente es lo que hay que revertir para mejorar nuestro sistema de cuidados», indicó el sindicato.
En el resto de capitales se vivían protestas similares. La Diputación de Gipuzkoa fue objeto de una sentada en la que participaron cientos de personas. Las banderas eran de LAB, pero moradas.
Los gritos de «Ley de Extranjería mata mujeres» y «Papeles para todos» resonaron en la movilización principal que recorrió las calles de Donostia. El punto de inicio era el túnel del Antiguo a las 18.30, pero ya de mucho antes la ciudad se había teñido de color morado.
Globos morados, caras pintadas y cabezas de peluca violeta, todo se volvió reivindicativo. Las niñas se adelantaban al futuro con pancartas en las que se leía ‘‘Queremos crecer sin miedo’’. Las mujeres más mayores preferían “Las tareas del hogar, de todos”.
Esta gran movilización, con miles de participantes, acabó en el Boulevard con el llamamiento a organizar la huelga feminista anunciada por la mañana. Terminaron cantando 'Zutik emakumeak'.
Bilbo, Gasteiz e Iruñea, masivas
La manifestación convocada por Bilbo Feminista Saretzen comenzó en el Sagrado Corazón puntual, a las 19.30. Centenares de mujeres iniciaron la marcha hacia la plaza Moyua, bajo el lema ‘‘Se os acabó el negocio de los cuidados, feminismoa da alternatiba’’. Desde el primer momento la movilización se desarrolló en ambiente festivo, con cantos conocidos como el que alude a la Conferencia Episcopal, por «machista y patriarcal».
Fue al llegar a la plaza Elíptica cuando la protesta tomó cuerpo, ya que miles de mujeres esperaban allí para unirse. Recibieron a la cabecera de la marcha con un sonoro aplauso, para continuar Gran Vía abajo al ritmo de la batukada de Indautxu.
Después de un parón ante la Diputación, la movilización llegó a la Plaza Circular, para dirigirse calle Buenos Aires abajo hacia el Ayuntamiento, donde se puso el punto final. Las miles de manifestantes abarrotaron el lugar, que se quedó pequeño.
Las reivindicaciones más repetidas en la movilización fueron las relacionadas con los cuidados: ‘‘Nuestra casa no es tu chollo, ya estoy harta, cambia el rollo” o ‘‘el doble de trabajo por la mitad de precio’‘.
Por su parte, la manifestación de Iruñea impresionó con su avance lento y pesado, sujeto a múltiples paradas, por las principales avenidas de la capital, ocupando el doble carril y rebosando por las aceras.
Según la medición de GARA, de la cabecera a la cola, la comitiva alcanzó los 1,7 kilómetros, tamaño que induce a pensar en números superiores a las 10.000 personas. Incluso había un camión de mujeres rurales en medio de la gente, y apenas se la distinguía.
Para cuando llegaron a la Plaza del Castillo, la manifestación emanaba emoción, euforia. La lectura del discurso final intercaló espectáculos circenses que aún animaron más a las miles de manifestantes. Un final de pura fiesta.