La Real cayó eliminada de la Europa League ante una Roma que no le dio ni la opción de creer en la remontada con la tranquilidad que le daban los dos goles de ventaja conseguidos en la ida. Los blanquiazules solo pudieron crear dos ocasiones claras en el segundo tiempo, no las aprovecharon Sorloth y Oyarzabal y eso impidió a los jugadores blanquiazules y a sus aficionados tener ese impulso que les faltó.
La Roma demostró lo complicado que es encontrar fisuras en el entramado defensivo de un equipo de Mourinho y la importancia de la experiencia para jugar este tipo de partidos, sin asumir ningún riesgo ni cometer apenas errores en los dos partidos. Lo triste es que la Real le permitió jugar la eliminatoria como quería con una contra en el minuto 12 del partido de ida con una pérdida de un lateral cerca del área rival con todo el equipo mal colocado mientras que los tres centrales y los dos medios centros italianos no perdieron el sitio en ningún momento.
Los de Mourinho consiguieron en el primer tiempo que se jugara muy poco, con muchas interrupciones y demasiado tiempo para poner el balón en juego. Doce minutos añadió el rumano Istvan Kovacs entre los dos tiempos y hasta fueron pocos. Los italianos no solo consiguieron anular a la Real, también enfriar el ambientazo que había desde dos horas antes del inicio del partido en Anoeta.
El equipo italiano demostró el sello de Mourinho en defensa, con una buena presión en el campo de la Real para impedirle iniciar el juego con comodidad y sin conceder espacios por el centro cuando defendía todo el equipo repelagado en los últimos 25 metros. Solo dejaba libres a los defensas conscientes de que con ellos no había peligro.
Apenas concedió antes del descanso dos tiros tímidos de Merino a las manos de Rui Patricio y en ataque dio dos sustos en un tiro de Dybala desviado por Sorloth que casi entra y en un gol anulado por el VAR por fuera de juego en un saque de esquina.
El segundo tiempo empezó con una clara ocasión de Sorloth, que cabeceó muy mal un buen centro de Brais que podía haber metido a la Real en la eliminatoria con 45 minutos por delante. Despertó a su público con un mayor ímpetu, pero la Roma consiguió parar otra vez el juego con sus pérdidas de tiempo con la colaboración del árbitro rumano.
Imanol recurrió a Carlos Fernández porque Sorloth ha perdido la confianza que tenía hace unos meses y Oyarzabal estuvo a punto de marcar en el minuto 68 con dos remates a la salida de un corner, el segundo al larguero. La Roma no concede mucho, pero la Real no aprovechó en los dos partidos ninguna de los que tuvo y así es imposible. No está acertada en ataque y no ha marcado en siete de los últimos diez partidos, en los que solo ha conseguido una victoria.
El encuentro acabó además con la expulsión de Carlos Fernández, que se mete en todos los charcos sin necesidad, y con una muestra más de la comunión entre Anoeta y su gente, que no tuvo ni motivos para encenderse porque no hubo opción ni de poder creer en la remontada. Fue una decepción, pero lo importante es saber levantarse tras una caída lo más rápido posible.
Es fundamental cortar la racha ante el colista Elche en Anoeta el domingo en la única competición que queda ya. El reto es volver Europa, a poder ser en la Champions, para lograr a base de experiencias el plus que ha faltado a la Real en todas las eliminatorias perdidas tras superar una fase de grupos desde que la UEFA implantó este formato. No es casualidad. Como dijo Imanol en Roma, a la Real le quedan grandes aún estos partidos.