En un comunicado, la plataforma Bizilagunekin se hace eco de un informe elaborado por la Dirección de Juventud de la Diputación de Gipuzkoa sobre los cambios de residencia de personas de entre 18 y 34 años en el periodo 2010-2020, en el que llama la atención el hecho de que al menos 3.375 jóvenes se fueran de Donostia para vivir en pueblos de las comarcas limítrofes de Buruntzaldea y Oarsoaldea.
Constatan que las conclusiones del estudio muestran la relación entre la transformación que ha experimentado en los últimos años y la «expulsión» de los jóvenes.
El informe refleja que mientras Donostia recibió en ese periodo a 4.800 jóvenes con origen fuera del herrialde, los municipios de Bidasoa, Buruntzaldea y Oarsoaldea han recibido a un gran número de donostiarras de entre 18 y 34 años, y remarca, además, que la disponibilidad de vivienda es el «principal factor» a la hora de atraer a población joven.
Concretamente, Astigarraga, Errenteria, Hernani y Pasaia han sido los municipios que más jóvenes donostiarras han recibido.
«Debido a las limitaciones del análisis, no se detecta una relación lineal entre el nivel de renta de los alquileres y el saldo migratorio, aunque parece que la llegada de jóvenes a zonas con altos precios de alquiler ha disminuido. Por tanto, fomentar el alquiler y limitar su coste puede ser una estrategia idónea para arraigar o atraer a los jóvenes», apunta el estudio.
«Expulsión juvenil»
También a nivel interno, la dinámica muestra que los barrios más cercanos al centro urbano han ido perdiendo a sus vecinos más jóvenes –Ibaeta, Gros, Egia…–, que han sido recibidos en otros más alejados, como Riberas de Loiola o Txominenea, donde, además, se ha incrementado el parque residencial. En ese sentido, Bizilagunekin alerta de que «la turistificación y el modelo de ciudad basado en el fomento de los negocios de unos pocos han llevado a negar a cada vez más donostiarras vivir en Donostia».
«Vivimos un fenómeno significativo de la expulsión juvenil que aumenta de forma alarmante el proceso de pérdida de habitabilidad y vida de la ciudad», señala la plataforma.
Por todo ello, afirma que es «evidente» la «necesidad de tomar un rumbo estratégico hacia el decrecimiento turístico».
«Es hora de tomar medidas valientes y firmes para poner fin al crecimiento turístico y a la emergencia habitacional. Hay que dar pasos hacia un modelo de ciudad que ponga en el centro las vidas y las condiciones de vida de las y los donostiarras, construyendo el futuro de Donostia por el camino del equilibrio social, ecológico y económico», concluye.