Maite Ubiria

Macron mira por el retrovisor a las pensiones y activa el modo «recalculando el recorrido»

Emmanuel Macron ha recurrido a la televisión para escenificar un final improbable de la crisis generada por la aprobación por decreto de la reforma de las pensiones. El presidente francés ha puesto el GPS en modo «recalculando el recorrido». Estos han sido sus principales anuncios.

Emmanuel Macron ha hecho un ejercicio de cambio de rasante no exento de riesgos.
Emmanuel Macron ha hecho un ejercicio de cambio de rasante no exento de riesgos. (Sebastien BOZON | AFP)

Emmanuel Macron atesora una tasa de apoyo en la ciudadanía por debajo de la barrera del 30%. Y esta noche, con una cita en prime time a las 20.00, ha tratado de orientar su GPS en dirección a la ciudadanía.

El presidente francés se ha lanzado a esa campaña de reconquista, con algún que otro recurso emocional.

Con todo, es poco probable que ese ejercicio de «comprensión» sirva por sí solo para revertir el fuerte impacto causado por su decisión de promulgar la reforma de las pensiones apenas transcurridas unas horas desde que el Consejo Constitucional avalara, el 14 de abril, el texto que retrasa a 64 años la edad de jubilación.

Macron ha tratado de dedicar el tiempo justo a evocar la reforma que ha querido presentar como cosa hecha, pero sobre todo como algo del pasado.

«La respuesta no podía ser bajar las pensiones o subir las cotizaciones, no podíamos quedarnos tampoco sin hacer nada, por lo que el esfuerzo que hemos hecho es del todo necesario» ha aseverado, para reconocer, una vez más, que «no es una reforma deseada», sino «un cambio difícil pero necesario» que ha dado lugar «a un malestar que se ha expresado e las calles».

En todo caso, ha querido dejar sentado que la respuesta «no puede venir ni del inmovilismo ni del extremismo».

Superar la división y el sentimiento de injusticia

«Debemos actuar juntos, como un pueblo capaz de definir su destino, pero defender la independencia de un país exige un esfuerzo», ha añadido Macron, para hacer pivotar en ese proyecto común, la «superación de las divisiones y la superación del sentimiento de injusticia».

Y a partir de ahí se ha decantado por el modo recalculando el recorrido, ya que el objetivo de su alocución, contestada en las calles con caceroladas como la desarrollada ante el Ayuntamiento de Hendaia, era apuntar en dirección a otros proyectos o, si se prefiere, a otras reformas.

Macron ha expuesto los ejes de un programa de gobierno. Como si se presentara ahora a las elecciones. Y en un tono de «esperanza» con cierto sabor a alocución navideña.

Tres prioridades

Ha definido tres prioridades. La primera: el trabajo. Ha elogiado el descenso continuado del desempleo, ha anunciado mejoras en la formación y ha defendido «actuar de manera más vigorosa» para conseguir avances, especialmente en los salarios y también en el reparto de la riqueza.

Ha invitado a los agentes sociales a sumarse a «ese pacto por el trabajo» y ha hilvanado con el gran objetivo de la reindustrialización «en base a un nuevo modelo que tenga en cuenta los imperativos del cambio climático».

Segunda prioridad: la Justicia. Macron ha dedicado un capítulo a la lucha contra la delincuencia, ha prometido reforzar la plantilla de magistrados y «mejorar el control de la inmigración ilegal», todo ello dentro del camino de regenerar el orden republicano.

Tercer objetivo: el progreso. «Quiero que recuperéis la certeza de que vuestros hijos vivirán mejor que vosotros», ha aseverado, para sacar directamente el catálogo y prometer, sin mayores detalles, refuerzos en educación, en sanidad y en general una mejor cobertura social.

Emmanuel Macron ha cerrado su alocución, de menos de un cuarto de hora, rememorando su reciente visita a Notre Dame y a sus obras de recuperación tras el devastador incendio sufrido cinco años atrás. Ha empleado esa obra magna como ejemplo de la capacidad de levantarse para seguir avanzando.

Los tres campos de trabajo marcados por Macron en su nueva hoja de ruta deberán de ser detallados en proyectos concretos por la primera ministra, Élisabeth Borne –a la que Macron ya encomendó hace semanas la tarea de extender los consensos en torno a su proyecto político– y, pasados cien días, esos ejes de trabajo serán objeto de una primera evaluación en la simbólica fecha del 14 de julio.