Desde un punto de vista alejado de simpatías por unos colores, la final copera se presenta como un duelo desequilibrado, el equipo humilde de una tierra que tuvo que ser conquistada se enfrenta a otro todopoderoso, que aglutina el foco mediático y que, para muchos, representa la centralidad.
Un envite en el que la sangre roja se mide a la azul, pese a que ambos clubes, en teoría, pertenezcan a sus socios, raras avis ya en el panorama futbolístico mundial, aunque con matices.
A buen seguro que a más de un aficionado rojillo le gustaría que Osasuna funcionase de una manera más transparente y con mayor peso de su masa social –las últimas elecciones a compromisarios no contribuyeron a ello–, pero lo que parece claro es que en el Real Madrid la figura del presidente y su poder eclipsan todo lo demás y generan no poca animadversión.
Por eso, la escuadra navarra va a contar en este encuentro de La Cartuja no solo con el apoyo de esos 24.000 incondicionales que por carretera, raíl y aire se han movilizado hasta Sevilla, sino también del de quienes, incluso poco futboleros, se alegran de que, de vez en cuando, el pequeño gane al grande.
Para conseguirlo, el bloque rojillo tendrá que hacer muchas cosas bien, más allá incluso de dar la mejor versión, como le suele gustar decir a su técnico, Jagoba Arrasate. Hará falta fortuna y acierto en los momentos trascendentales del choque.
Porque enfrente va a tener a un experto en finales –ha ganado 17 de sus últimas 19–, que compite al máximo en estas ocasiones, que explota como nadie las carencias del rival y que ahora mismo es el campeón mundial de clubes.
En cambio, a ilusión no le va a ganar a Osasuna, quien si algo ha demostrado en la presente campaña es que sabe sufrir, sortear la adversidad y mostrarse sólido ante el acoso del adversario.
Al césped de La Cartuja soltarán once guerreros, seguramente los de máxima confianza de Arrasate, pero no cabe descartar que sorprenda en el último momento con algo inesperado y que también haya algún protagonista insospechado.
En principio, el equipo titular debería ser el formado por Herrera, Rubén Peña, Aridane, David García, Juan Cruz, Torró, Moncayola, Moi Gómez, Aimar, Abde y Chimy Ávila, después de que todos ellos hayan demostrado haber superado sus contratiempos físicos.
En todo caso, Arrasate ha comentado en la previa que «no podemos ganar solo con once, sino también con los cinco o seis cambios, que van a ser importantes, intentaré sacar el equipo más competitivo».
Y todo ello «desde la naturalidad». «Hemos seguido las mismas rutinas previas a otros partidos, tenemos una plantilla que es muy normal, una familia y queremos jugar con la ilusión que hemos generado en la gente».
«Somos más fuertes con ellos»
En ese sentido, ha hablado sobre el papel que pueden jugar las gargantas rojillas desde la grada. «Somos más fuertes con ellos y queremos que disfruten de estas horas históricas porque ellos también han colaborado y se lo merecen».
Un apoyo que se visualizará de manera voluminosa a través de un mosaico gigante compuesto por 22.500 cartulinas que mostrarán los colores del equipo y formarán la palabra «Osasuna» cuando los jugadores salten al césped, cinco minutos antes del inicio del encuentro.
Interpelado el preparador de Berriatua por el impacto de esta final a futuro, independientemente del resultado que se dé, ha señalado que «el valor del sentimiento de pertenencia es incalculable, estamos orgullosos de defender este escudo, pero no somos conformistas y queremos ponerle la guinda».
Así, ha admitido que él es de los que ven el vaso medio lleno. «Para que las cosas sucedan, primero hay que visualizarlas», ha corroborado el entrenador vizcaino, a quien no le importaría un «partido largo», después de haber superado cuatro prórrogas en la presente edición copera.
«No es tan sencillo ante un equipo como el Real Madrid, para ello no debemos cometer errores e impedir que no haya final, entre comillas. Debemos poner el listó alto para tener la conciencia tranquila», ha concluido.
De la misma opinión ha sido el capitán, David García, quien ha destacado que «si llegamos a los penaltis, tenemos un punto a favor». En todo caso ha matizado que «será complicado aguantarles porque seguro que salen desde el minuto uno a apretarnos».
Después de 20 años en el club rojillo, el de Ibero no ha dudado en considerar que afronta «el partido más importante de mi carrera». «Hemos superado muchas piedras en el camino y el equipo está concienciado de que es posible», ha indicado respecto a las opciones rojillas de alzarse con su primer título oficial.
«Como buenos navarros, no tenemos miedo a nada que se nos ponga por delante», ha sacado pecho y ha contrarrestado que «las estadísticas están para romperlas», en referencia al hecho de que Osasuna no le gana al Real Madrid desde 2011.
Respecto a su luxación en la nariz, David García ha comentado que «ello no iba a hacer que peligrase una final, no me la pensaba perder por nada del mundo, solo está un poco más torcida de lo habitual», ha apuntado con sorna.