Agustin Goikoetxea
Aktualitateko erredaktorea / Redactor de actualidad

Pocas dudas que resolver en Bizkaia y muchas asignaturas pendientes

Pocas dudas hay de la hegemonía jeltzale en Bizkaia, por lo que el cambio de aspirante a diputada general no genera incógnitas. Tampoco que EH Bildu se consolida como alternativa mientras al PSE le queda mantenerse para volver a ser socio del PNV. Por lo demás, muchas asignaturas pendientes.

Alto horno de Sestao, icono del declive industrial de Bizkaia en el siglo XX.
Alto horno de Sestao, icono del declive industrial de Bizkaia en el siglo XX. (Aritz Loiola | FOKU)

Con o sin encuestas, nadie pone en cuestión que el PNV vaya a ser la opción más votada en las elecciones a las Juntas Generales de Bizkaia. Tampoco que EH Bildu mantendrá la segunda posición, mejorando los resultados de hace cuatro años. Distintos sondeos estiman que los jeltzales conservan la hegemonía, con pérdida de escasas décimas respecto al porcentaje obtenido en mayo de 2019, y le atribuyen similar representación o el aumento de un asiento en la Cámara foral hasta los 26.

EH Bildu también ganaría representación en Gernika en una horquilla que va de los 11 a los 13 junteros frente a los 10 que logró en los anteriores comicios. Es la única opción que crecería, a excepción de Vox, que no entraría.

El PSE conseguiría salvar los muebles y mantener sus 8 junteros a pesar de la pérdida de apoyo entre las personas encuestadas. Los peor parados son Elkarrekin Podemos-IU, que perderían dos escaños para quedarse con cuatro, y el PP, que podría dejarse uno de sus dos junteros.

Las fuerzas políticas que concurren a las urnas se han esmerado en los últimos meses en promocionar a sus cabezas de cartel. Así, la hasta hace unos meses casi desconocida diputada foral de Administración Pública y Relaciones Institucionales y candidata del PNV, Elixabete Etxanobe, es la aspirante mejor valorada con 6,38 puntos, según el estudio de opinión pública de abril encargado por el Gobierno foral, seguida de Iker Casanova, de EH Bildu, con 6,02; Teresa Laespada, del PSE, con 5,20 y Eneritz de Madariaga, de Elkarrekin Podemos-IU, con 5,10, mientras que suspenden Raquel González, del PP, con 3,01 y Niko Gutiérrez, de Vox, quien recibe la peor puntuación, con un 1,66.

Por encima de encuestas y perfil de las y los candidatos, la hegemonía jeltzale es indiscutible

Por encima de encuestas y perfil de las y los candidatos, la hegemonía jeltzale es indiscutible al igual que el diagnóstico que se viene haciendo de la situación de Bizkaia. Hay problemas endémicos que no acaban de resolverse, al no encontrarse entre las prioridades de quienes gobiernan y es fácil asirse al manido argumento de que hay otras cuestiones más urgentes que acometer. Los anuncios de proyectos y planes se acumulan pero al común de los mortales le cuesta enumerar aquellos tangibles.

También es cierto que las sucesivas encuestas que la Diputación ha hecho públicas repiten que las principales preocupaciones de la sociedad vizcaina son el impulso de la economía y el empleo. De repente, y llama la atención, la cuestión de la sanidad pública ha dejado de ser, según los sondeos institucionales, una prioridad cuando se suceden las movilizaciones en muchas localidades del herrialde.

A pesar de las medidas articuladas por las distintas administraciones en materia económica y de empleo, son mayoría quienes confiesan desasosiego ante el futuro. Lo cierto es que la inquietud que mantiene en vilo a una mayoría social no parece ser captada por quienes han compartido tareas de gobierno, que hacen un balance positivo de la legislatura como era de esperar.

Los jeltzales continúan anunciando proyectos, algunos de ellos reivindicados desde hace años por la ciudadanía; es el caso de la línea 5 de metro y otros muy discutidos como el Guggenheim de Urdaibai. La propia candidata a diputada general por el PSE ha subrayado la importancia de proteger la integridad y potenciar la recuperación del conjunto de ecosistemas de la Reserva de la Biosfera.

El Guggenheim en Urdaibai

Teresa Laespada se ha comprometido a que «cualquier iniciativa que afecte a Urdaibai» responda «a principios de transparencia, claridad y colaboración, ética y rendición de cuentas». «Y blindar 40 millones de presupuesto foral para acometer las primeras fases de un ‘no proyecto’ no es el mejor comienzo. Transparencia frente a opacidad», advirtió en un acto en Gernika.

«Si se mueve la línea de costa se está cruzando una línea roja, y ahí estaremos los socialistas de Bizkaia para acabar con cualquier retroceso», prometió. Más tarde, matizó que aguarda al pronunciamiento del Gobierno español.

Sorprenden estas manifestaciones de quien gobierna con el PNV, que parece sumarse al resto de formaciones que cuestionan el proyecto por su impacto medioambiental. EH Bildu ya acusó hace unos meses al Ejecutivo foral de Unai Rementeria de «oportunismo» por querer rebajar «a su antojo» el deslinde con la costa, de 100 a 20 metros, que permitiría expandir el museo en el astillero de Murueta.

La jeltzale Elixabete Etxanobe ha afirmado con rotundidad que «lo vamos a hacer, sí o sí», sin plantearse las objeciones que existen. «Vamos a integrar arte y naturaleza con un museo que ponga en valor el entorno y permita generar actividad económica y empleo de calidad», ha expuesto.

La apuesta de los soberanistas de izquierdas es por «priorizar» planes de revitalización económica y social en Busturialdea frente a proyectos como el del Guggenheim. «La pesca, agricultura, ganadería y silvicultura, además de buena parte de las actividades industriales con tradición en la zona y el comercio han ido decayendo sin que se haya dado un impulso a su modernización», han denunciado, señalando la responsabilidad de PNV y PSE en ese declive.

Las grandes inversiones siguen centrándose en infraestructuras viarias. Una vez puesta en servicio la ampliación de la Supersur, se centran los esfuerzos en el túnel bajo las aguas del Ibaizabal mientras la variante de Errekalde, que posibilite el derribo del viaducto sobre el populoso barrrio bilbaino, tendrá que esperar unos años a pesar de que este martes el Consejo de Gobierno de la Diputación vaya a aprobar la licitación de la redacción de su proyecto constructivo, al igual que la conclusión de la circunvalación de Ermua, que ha enojado al PSE a dos meses de la cita con las urnas.

En precampaña, la diputada foral de Empleo, Inclusión Social e Igualad en funciones ha llegado a decir que el PSE ha gobernado «marcando la diferencia» en la Diputación. Abstrayéndose de la realidad, Teresa Laespada ha planteado «volver a recuperar la fuerza industrial vizcaina», que comenzó a desmantelar su partido en la década de los 80, «y no ser dependientes de las grandes energéticas», un mes después de que sus compañeros de gobierno participaran en la inauguración de Energy Intelligence Center, en el parque tecnológico de Abanto, cuyo principal impulsor es Petronor.

Laespada propone un holding interinstitucional empresarial y social «para recuperar la centralidad financiera», así como aumentar la inversión en I+D+i un 5% cada año hasta llegar a los estándares europeos, un acompañamiento a pymes, la implementación y desarrollo de un II Plan de Empleo, así como un programa de turismo industrial.

El declive industrial es manifiesto, con una pérdida del número de empleos y del PIB

El declive industrial es manifiesto, con una pérdida del número de empleos y del PIB. La clave está en la tecnología y en la recuperación del sector en todas y cada una de las comarcas atendiendo a su realidad. No es un planteamiento nuevo, ya que hace cuatro años ya se propuso. Los jeltzales apuestan por la digitalización, la transición energética y la fabricación avanzada.

También se esgrime el papel que pudiera jugar BBK después de que su presidente, Xabier Sagredo, anunciara la apuesta por «inversiones estratégicas» que refuercen la economía y el empleo, y que estén ligadas a las transiciones digital, ecológica y social.

La estrategia de la Obra Social, alejada de un control democrático efectivo, parece ir dirigida a cubrir ámbitos a los que las instituciones no llegan. El propio Sagredo ha avanzado que la vivienda social de alquiler puede ser uno, aunque hay que tomar con precaución este anuncio.

La fiscalidad no corre prisa

No hay prisa en acometer un debate en profundidad sobre la fiscalidad, como demanda la oposición. La candidata Etxanobe no lo oculta. Tampoco reflexionar acerca de la gestión de los servicios públicos, tomando como ejemplos los conflictos laborales de las trabajadoras de las residencias o de las plantillas de las concesionarias de las líneas de Bizkaibus en los que la Diputación ha parecido estar ausente a pesar de los emplazamientos sindicales. El problema con el transporte público en Enkarterri y Meatzaldea, por ejemplo, es otra cuestión sin resolver.

Desde EH Bildu, Iker Casanova defiende que «Bizkaia necesita un nuevo impulso, recuperar su liderazgo económico y su capacidad de llevar a cabo políticas sociales de vanguardia». Los soberanistas de izquierda critican que, en un escenario de incertidumbre como el actual, PNV y PSE hayan actuado como si nada hubiera pasado. «La pandemia ha evidenciado más que nunca la necesidad de garantizar y reforzar los servicios públicos«, sostienen.

Otra de las grandes asignaturas son los cuidados y el modelo de gestión de las residencias, que deja en manos privadas algo que debiera ser un servicio esencial y es un negocio que se nutre de fondos públicos y del dinero de las familias mientras las condiciones de las trabajadoras dejan mucho que desear, como lo demuestra el conflicto laboral que se mantiene desde hace meses.