Maite Ubiria

Pinceles voluntarios para refrescar la memoria popular que alberga la plaza Patxa de Baiona

Fue en la década de los 80 cuando los miembros del colectivo con cuyo nombre se ha bautizado oficialmente a la plaza anexa al trinquete de San Andrés, en Baiona, convirtieron un garaje en guarida para toda una generación de jóvenes. Pincel en mano, los vecinos dan hoy nueva vida a sus murales.

Voluntarios pintan el mapa de reivindicaciones en Patxa plaza.
Voluntarios pintan el mapa de reivindicaciones en Patxa plaza. (Patxi BELTZAIZ)

El colectivo plaza Patxa ha sido el encargado de pilotar, junto al Ayuntamiento de la capital labortana, la remodelación de un espacio urbano cuyas paredes guardan la memoria de décadas cargadas de luchas en Euskal Herria.

Dentro de esa proceso de transformación, la plaza anexa al frontón de San Andrés, se ha rebautizado oficialmente como plaza Patxa.

Y siguiendo también la voluntad de sus vecinos que han podido, en una primera consulta, la celebrada en 2017, dar sus ideas para la plaza, y ya en la desarrollada un año después optar por el diseño definitivo este popular espacio urbano ha cambiado de aspecto, pero sin perder su esencia.

Ha sido en el tramo final de un proceso participativo alentado por Patxondo Peña, Zizpa gaztetxea, Patxoki, Bizi y la asociación feminista Mamitxula, que son los organismos que conforman Patxa Plaza Kolektiboa.

La pequeña plaza se ha dotado, de partida, de un nuevo pavimento, de grandes losetas, más acorde con la renovación en marcha en el conjunto del casco viejo de la capital labortana.

También se han plantado árboles que conforme crezcan protegerán mejor con su sombra a los usuarios de los bancos que se han colocado en la zona lateral, ya que en ese proteso participativo los baionarras dejaron claro su interés en recuperar plaza como lugar de encuentro.

Un local anexo a una «plaza liberada»

La denominación como Patxa plaza remite al movimiento juvenil, social, político y cultural, que revitalizó Baiona Titppia en la década de los 80 y que tuvo su local en un garaje anexo a una plaza que se reclamaba como un espacio libre en que no eran bienvenidos «ni burgueses ni policías».

Sin ese movimiento no se entiende el decorado de murales y rostros militantes que ha caracterizado a la plaza y que ni Ayuntamiento ni vecinos han querido que se pierda como consecuencia de la regeneración de ese espacio de Baiona Ttippia.

El pasado fin de semana llegó el turno para los pinceles. Una cuadrilla de pintores o grafiteros voluntarios emprendieron la tarea de refrescar esos muros cargados de historias para que puedan seguir hablando a las nuevas generaciones de unos sueños sin los que no se entienden las nuevas realidades que afloran hoy en Ipar Euskal Herria.

El tiempo soleado ayudó a los voluntarios que se fueron sucediendo en la tarea de restaurar pacientemente los murales.

Rostros inmortalizados y un mapa de luchas

A un lado del frontis se mantendrá el recuerdo, negro sobre blanco, de cuatro militantes vascos desaparecidos: Popo, Joxi, Joxean y Jon. Al otro destacará por su color un «zazpiak bat» que se adorna de los más diversos símbolos, ya para reflejar la lucha antimilitarista que llevó a jóvenes insumisos a la cárcel, ya para recalcar una demanda ecologista que no puede estar más de actualidad, al igual que las demandas en favor del euskara o de unas fiestas populares.

De hecho, tras la remodelación de la plaza, y superada la pandemia, en 2022 Patxa plaza volvió a convertirse en el espacio de referencia de las fiestas de Baiona en su versión más popular.

La labor de preparación arrancó, en realidad, una semana antes, el 3 de junio, cubriendo el enladrillado de pintura blanca.

Ya el pasado viernes por la noche se puso en marcha la segunda parte de ese trabajo a varias manos para darle otra cara a la plaza sin olvidar el pasado.

Primera tarea, fijar los contornos y componer el puzzle de piezas. Los voluntarios se pusieron manos a la obra al anochecer y al día siguiente arrancó ya el trabajo más exhaustivo, para rellenar de color esas figuras que fueron recobrando trazo a trazo unos contornos más netos.

Tras ese arranque del fin de semana, al que se sumaron personas de todas las edades, el trabajo de los voluntarios se extenderá a lo largo de esta semana.

A expensas del tiempo, ese es, al menos, el calendario que se ha marcado Patxa Plaza Kolektiboa, que hace seguimiento a través de su página en Facebook, para completar ese «auzolan» destinado a salvaguardar la historia popular de la que hablan los muros de la plaza baionarra.