La posibilidad de que llueva durante la jornada del Txupinazo está provocando una cierta angustia en Iruñea, que vuelve a demostrar un hambre insaciable de fiesta.
Los preparativos se hacen patentes en unas calles en las que hay que esquivar camiones de reparto y a los repartidores en sí, que pululan por todas partes en una actividad propia de un hormiguero ansioso por hacer acopio de comida y bebida ante el inminente inicio de los sanfermines.
El vallado fijo de los encierros ya ha sido completado y por él rondan ansiosos turistas que conforman una peculiar torre de Babel, ya que se oyen comentarios en inglés, francés, alemán o japonés entre personas que ya lucen el pañuelo rojo al cuello, aunque todavía no toque.
Los móviles arden sacando fotografías de cualquier lugar de la ciudad, hasta del puente de Curtidores de Arrotxapea, donde en las tardes más cercanas a las fiestas se han venido formando grandes colas para contemplar a los astados que aguardan en los corrales del Gas el momento de realizar la famosa carrera ante los mozos. Unos morlacos que este miércoles incluso han recibido la visita de varios concejales del Ayuntamiento de Iruñea.
Mientras los bravos aguardan a orillas del Arga, unos metros más arriba, los que copan el recorrido del encierro son los medios de comunicación. Son redactores y sufridos cámaras de televisión, moviendo el pesado equipo, trípode incluido, de un lugar a otro para buscar el mejor plano que recoja los preparativos de la que se avecina.
Junto a las tareas de los repartidores, también se interesan por los numerosos comercios de ropa blanca y roja que han surgido en las calles como caracoles después de la lluvia. Ante las camisetas con chillones dibujos, los pañuelos y las fajas rojas se congregan los visitantes, que tienen un punto de referencia en el reloj con la cuenta atrás para los sanfermines que preside la fachada de La Casa del Libro.
Los hermanos Carmelo y Fermín Butini regentan ese espacio dedicado al mundo de las letras en donde se repite desde hace días la archiconocida frase de «¡Ya falta menos!». El famoso eslogan termina poniendo de los nervios a Carmelo, que confiesa estar hasta «estresado, porque, aunque quieras estar tranquilo, es imposible».
Si no fuera suficiente con ser un conocido corredor del encierro y sanferminero de pro hasta la médula, es el actual presidente de la Peña Anaitasuna, así que ha añadido un punto más de nervios a los que ya sufre habitualmente. Y eso a pesar de que reconoce contar «con una junta y unos bodegueros maravillosos, que quitan mucho trabajo».
En cualquier caso, hay muchas actividades que organizar, como jumelages, comidas, salidas nocturnas y las pensadas para las personas que no van a la corrida en la plaza de toros. Un cúmulo de tareas que convierten sus días en «jornadas diarias que parecen de 48 horas que salvo gracias al apoyo de mi hermano».
Con mariposas en el estómago
En el exterior se sucede el rosario de turistas, con dos que no han podido resistirse a sacar una foto del reloj con la cuenta atrás a pesar de que son visitantes habituales de los sanfermines. Son Roberto y Nadia, pareja y residentes en Madrid, que dirían en el antiguo ‘Un, dos, tres’, pero el primero de ellos tiene familia en Iruñea, así que «vengo de toda vida».
Con una deslumbrante sonrisa, asegura que las fiestas de Iruñea son para él «los días más importantes del año» y que ante su inminente comienzo, «estoy muy feliz, con mariposas en el estómago».
Nadia, su pareja, había visitado los sanfermines antes de conocer a Roberto, pero ya lleva ocho años disfrutando de las fiestas, a las que se acercó «con dudas, no tenía claro si me iban a enganchar, pero me lo paso muy bien». Hasta el extremo de que «comparto el sentimiento de la ciudad y también estoy nerviosa».
Tan solo una cuestión enturbia ese momento de felicidad: la posibilidad de lluvia. Desde hace días, no se habla de otra cosa en la ciudad y las páginas web sobre meteorología se han convertido en visita obligada para intentar descubrir qué tiempo aguarda al Txupinazo.
El recuerdo del celebrado en 2022 pasado por agua tras dos años de suspensión por el covid pesa mucho y las predicciones no han ayudado demasiado durante estas jornadas pasadas, ya que se ha visto de todo: solo nubes, lluvia a pozales e incluso una ventana de tregua entre las 12.00 y las 14.00 horas.
Por si acaso, el personal ya se está preparando y al habitual momento de rescatar el uniforme de ‘nativo’, este año se ha sumado la búsqueda de un chubasquero con el que capear el posible temporal, aunque algunos, como Butini, tienen claro que ‘hemos venido a divertirnos, el tiempo nos da igual’, y señala categórico que la lluvia no le va a condicionar, ya que «iremos regados por dentro».
Por el momento, en lugar de truenos, lo que resuena por las calles de Iruñea es el traqueteo de las maletas con ruedas sobre el adoquinado iruindarra, mientras se siguen montando escenarios, se vallan perímetros y se ha instalado en la Plaza del Castillo el punto de información para sensibilizar contra las agresiones sexistas.
El Ayuntamiento de Iruñea ha editado 65.000 guías, 110.000 pegatinas y 30.000 pines, así como 60.000 tarjetas con recursos asistenciales a los que recurrir en caso de sufrir agresiones sexistas.
El Consistorio también ha puesto a disposición de la ciudadanía un total de 315.000 vasos reutilizables en 80 locales, principalmente de Alde Zaharra, entre ellos establecimientos de hostelería, bares, discotecas, peñas, hoteles..., como se viene haciendo desde hace años.
Que no falte un recipiente con el que beber, pero intentando limitar los residuos y las emisiones a la atmósfera en unos días que prometen, llueva o no, ya que ganas de fiesta hay a raudales.