Maddi Txintxurreta
Aktualitateko erredaktorea / redactora de actualidad
Entrevue
Naiara Ozamiz y Manu Machimbarrena
Profesores en la UPV/EHU

«Algunos riesgos han encontrado una forma más sutil de manifestarse en las redes sociales»

Manu Machimbarrena es profesor en la facultad de Psicología de la UPV/EHU en Donostia; Naiara Ozamiz es profesora en la facultad de Educación de Bilbo, en el departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación.

Naiara Ozamiz y Manu Machimbarrena, profesores en la UPV/EHU.
Naiara Ozamiz y Manu Machimbarrena, profesores en la UPV/EHU. (Jon URBE | FOKU)

A Naiara Ozamiz y Manu Machimbarrena les une el interés por entender cómo afecta el uso de las nuevas tecnologías en las vidas de los jóvenes y, sobre todo, la labor de diseñar estrategias de prevención para poder eliminar la ciberviolencia que, aseguran, es «muy común». Esta línea de investigación común les llevó, a su vez, a compartir una ponencia del Curso de Verano dedicado a la ciberviolencia en parejas jóvenes y adolescentes en el Palacio Miramar de Donostia. Comenzaron pidiéndoles a las asistentes al curso que cogieran sus teléfonos móviles.

Han empezado la ponencia con una actividad: han reclamado a las asistentes que descargaran una aplicación en sus móviles para que, allí, escribieran aquellas palabras que identifican con la ciberviolencia en pareja. Han destacado ‘control’ y ‘acoso’. ¿Iban bien encaminadas?

Naiara Ozamiz: Yo creo que sí, han identificado muchas palabras que están relacionadas con la ciberviolencia. A pesar de ello, hay muchos actos que cualquier persona inconscientemente puede llevar a cabo y que son ciberviolencia en pareja, así que creo que todavía nos falta mucha concienciación.

Manu Machimbarrena: Cada vez somos más capaces de detectar las violencias que antes pasaban desapercibidas y ese es uno de los factores que provoca que las cifras de violencia asciendan.

Para hacernos a la idea, ¿cuál es el abanico de la ciberviolencia? ¿Cuáles pueden ser esos actos de microviolencia y cuál la expresión más grave?

M.M.: Tendemos a fijarnos en las agresiones que causan daño físico, por ello, solemos entender como violencia aquellas conductas en las que alguien graba cómo pega a su pareja, por ejemplo. Pero creo que estamos interiorizando que las conductas de carácter psicológico o de control también son violencia. Hay conductas que pueden parecer más inocentes, por ejemplo, mirar si tu pareja está online o no. Si estas conductas se dan en una situación de confianza pueden no suponer un problema, pero el problema viene cuando se le increpa por estar online cuando se supone que se había ido a dormir o cuando se le afea por quién comenta sus publicaciones. No existe una categorización clara de las ciberviolencias, es un espectro en el cual, depende del contexto en el que ocurra, puede ser muy grave o algo que haces en confianza.

«Hay muchos actos que cualquier persona puede llevar a cabo y que son ciberviolencia en pareja, así que creo que todavía nos falta mucha concienciación»

Han dado un dato: una de cada dos personas jóvenes o adolescentes ejerce o es víctima de la ciberviolencia. ¿Está normalizada?

M.M.: Sí. Ese dato es el límite superior, no todos los estudios apuntan cifras tan altas, pero hay otros que así lo afirman. Esto se debe a las conductas que mencionábamos, porque a ciertas edades parecen normales y es normal que no se den cuenta de que lo que están realizando se puede calificar como agresión.

N.O.: Es algo que está normalizado y suele ser bidireccional. A mí me parece que ese dato refleja esa normalidad, porque es la manera de relacionarse de mucha gente actualmente.

M.M: Los jóvenes las suelen definir como relaciones tóxicas, pero no dejan de ser relaciones en las cuales hay ciberviolencia bidireccional. Es importante que ellos también sepan cuál es el término apropiado.

Jon URBE/FOKU
Jon URBE/FOKU

Las nuevas tecnologías avanzan rápidamente y abren nuevas oportunidades... ¿también abren nuevas formas de violencia?

M.M.: No se trata de demonizar internet, pero es verdad que algunos riesgos que antes eran conocidos y sobre los que todo el mundo estaba alerta, han encontrado una forma más sutil de manifestarse en las redes sociales. Esto requiere que padres, madres, educadoras, legisladores, entidades gubernamentales... estén al corriente de esto para legislar y prevenir. Se habla de la pedofilia, por ejemplo. Antes nadie dejaría que su hijo de seis años jugase con una persona de 23 cara a cara. Sin embargo, a veces, un padre sí que deja a su hijo jugar en la Play Station con cualquier persona que está en internet. Hay que ser conscientes de que todos los riesgos que había antes ahora han encontrado una forma diferente de manifestarse con la que posiblemente no estemos tan familiarizados.

N.O.: Además, se nos puede ir de las manos, porque todo esto no tiene por qué ocurrir en tiempo real. Hay casos en los que a los años las exparejas empiezan a difundir fotografías íntimas.

Por tanto, las violencias offline y online son distintas. ¿Cuáles son aquellas que se dan en el mundo virtual?

N.O.: Las violencias online pueden ser controlar continuamente si la pareja está en línea o no, pedirle la ubicación, ver cuándo se ha conectado por última vez, controlar sus seguidores en las redes, con quién se relaciona, pedirle las contraseñas, violar su intimidad... por ejemplo, lo de pedir las contraseñas es como darle las llaves de tu casa a tu pareja, pero se las das de por vida. Por eso es importante educar en la seguridad en internet.

M.M.: Y muchas veces no está claro dónde empiezan o acaban las violencias offline y online. Porque, por ejemplo, la persona que le dice a su pareja que no agregue a sus exparejas a Instagram, también le está diciendo: ‘No quedes a tomar café con ellas’. Con lo cual, es un continuum.

¿Qué efectos puede tener la ciberviolencia sobre la víctima?

N.O.: Ansiedad, depresión... es un tipo de violencia psicológica que puede bajar la autoestima de la víctima y provocarle un daño emocional. Esa persona puede llegar a sufrir insomnio o sintomatología más grave.

M.M.: Además, sabemos que tiende a cronificarse. La persona que es víctima en una relación, posiblemente sea víctima en otra; esto hace que el daño sea aún mayor, porque no es lo mismo ser víctima en una ocasión que serlo reiteradamente. Los estudios apuntan a que aquellas personas que son víctimas de manera estable en el tiempo padecen mayores consecuencias negativas, porque proyectan una serie de esquemas de victimización y es cada vez más difícil salir de ese círculo.

«Nadie soltaría a un niño solo en una ciudad, pero lo hacemos en internet». Lo han dicho antes.

M.M.: Eso es. Esto sirve para remarcar la necesidad de educar en lo digital, igual que educamos a un niño para ir al parque, le acompañamos para ver con quién juega. En internet, sin embargo, no tenemos esa formación. Los niños no saben cómo usar el teléfono y todas las reglas las adquieren de forma autónoma y no debería ser así.

N.O.: La educación debe empezar desde edades muy tempranas. Se le suele dar un dispositivo móvil a un niño de dos años, y no es la manera.

¿Cómo se puede ayudar a los jóvenes a que aprendan a identificar las ciberviolencias?

N.O.: Deben aprender a identificar los mitos del amor romántico o el sexismo, por ejemplo. También es importante trabajar la inteligencia emocional, enseñarles a crear climas donde no haya violencia. Además, deben aprender cuáles son en concreto los actos concretos que se dan a través de internet.