Los legendarios Miura, rodeados por miles de corredores, han recorrido Estafeta partidos en dos manadas: una de cuatro toros sueltos y otra de dos con los cabestros. Esto ha ofrecido dos opciones a los humanos para entrar ante las astas, algo que se convierte en auténtica obsesión cuando es la última carrera.
Los toros no han propinado derrotes y han corrido además por el centro de la calle, lo que ha ayudado mucho a la carrera fuera relativamente limpia. Se ha cerrado en dos minutos y 20 segundos.
Entre las incidencias más graves, una caída de un mozo en el centro de Santo Domingo, junto al mercado, que ha sido pisoteado por casi toda la manada. También numerosos momentos en Estafeta en que las astas han estado a milímetros de la carne humana, porque había muchas ganas de arrimarse al máximo. Y quizás el tramo de más riesgo, en el callejón, con un morlaco que ha barrido la zona derecha del vallado, golpeando sobre todo con el asta a una chica vestida de negro en la cabeza, pero sin cornada. El morlaco en cuestión era ‘Reinasolo’, de 615.
Los Miura han vuelto a lucir su enorme presencia física, con un ejemplar de hasta 635 kilos llamado ‘Papelero’. Pero es que hasta había cuatro por encima de 600: ‘Farandolo’, de 630, ‘Panadero’, de 625, y ‘Reinasolo’, de 615. Y también muy pesados los otros dos: ‘Almagreño’, de 590, y ‘Famoso’, de 575. En total, 3.650 kilazos. Tres de los bureles eran negros y tres cárdenos.
Y se ha cumplido el pronóstico que apuntaba a mucha gente en el recorrido por varios factores: ser la última ocasión, coincidir con viernes y atraer a muchos corredores de Ipar Euskal Herria y resto del Estado francés, donde esta jornada es festiva.
El parte médico refiere cinco traslado a hospitales, por diferentes traumatismos, incluidos pisotones de toros. Sobresale una atención por «hemorragia masiva» en brazo y otra por herida profunda, ambas por caídas. Dos de los corredores han tenido que ser atendidos en Reanimación de Urgencias y su pronóstico inicial era reservado.
No hay cornadas, los Miura han corrido a su modo, muy rígidos, sin cabecear.
Solo tres cornadas y mucha velocidad
El balance del ciclo de encierros se cierra con muy buenas cifras: apenas tres cornadas en ocho carreras, una cifra mínima que se ha repetido varias veces, pero con el añadido de que dos han sido de muy escasa importancia. La más relevante la sufrió un corredor de 48 años de Vila-Real (Castelló) el día 9, en un brazo; otra, en realidad un simple varetazo, fue sufrida por un joven de Tarragona el día 8; y la tercera corresponde a holandés de 58 en la carrera del día 13, en el escroto. La primera ha requerido varios días de hospitalización, pero las otras dos se recibieron con el alta en pocas horas.
En total han sido 34 heridos los trasladados al Hospital Universitario de Navarra y solo dos permanecen ingresados en la mañana de este viernes; un hombre de 60 años de Cardiff con un traumatismo torácico grave con fracturas costales del encierro del día 10 y un hombre de 37 años de Iruñea con un traumatismo en la carrera del día 13.
Además, ninguno de los ocho encierros ha superado los tres minutos de duración, y puede considerarse que estrictamente no ha habido uno solo de los 48 morlacos que se haya quedado rezagado en el recorrido, si acaso algo retrasado como ocurrió el día 9.
En esta evolución marcada por la extrema velocidad de los toros y cabestros, muy entrenados para esta lid, uno de los momentos más críticos fueron los dos atropellos propinados por los toros en la carrera del día 11 al inicio de Estafeta. Los traumatismos fueron fortísimos pero no dejaron grandes lesiones.