Entrevue
Juanjo Álvarez
Catedrático de Derecho Internacional Privado de la UPV-EHU

«Si no muestras tu poderío social y político, dejas de ser un problema en términos políticos»

Juanjo Álvarez echa en falta un acuerdo entre las fuerzas políticas abertzales a la hora de avanzar en la construcción de la nación vasca. La reforma constitucional parece una quimera y en las transferencias que llegan a los gobiernos de Gasteiz e Iruñea prima lo político sobre lo jurídico.

Juanjo Álvarez.
Juanjo Álvarez. (Jon Urbe | FOKU)

Catorce legislaturas sin cumplir los estatutos, ¿cómo es posible?

Integramos dos nacionalidades, tal como define la Constitución, que además tienen el parámetro de la Adicional Primera en lo que toca a una singularidad que no tiene Catalunya. Por tanto, el techo que el Constitucional marcó con Catalunya no es nuestro techo.

Se ha instalado el temor al abismo en cada uno de los gobiernos que han ido pasando respecto a cómo tratar la singularidad. Si vemos las competencias que faltan, lo político prima sobre lo legal. Es una cuestión de oportunidad.

Ya no es tanto hablar de incumplimiento de transferencias concretas, sino de garantías del autogobierno. Salvo lo que es por ex lege paccionado, el Concierto en un caso y todo lo que representa el Convenio, no hay otra y se impone la bilateralidad. En todo lo demás, prima la unilateralidad, prima la versión política sobre lo jurídico.

¿Percibe alguna diferencia entre la CAV y Nafarroa?

El techo competencial de Euskadi está un poco más arriba en algunas cosas, porque en otras, Nafarroa, que es la única donde no se sometió a referéndum su Amejoramiento, que es otra singularidad interesante, habla de facultades y competencias, que tiene una dimensión como más inter pares en la redacción. Responde más a las raíces de foralidad que a la institucionalización del autogobierno que representa el Estatuto de Gernika.

Es significativo que emerja la idea de aquel concepto de nación foral o similar. Nafarroa se define como comunidad foral, nosotros no. Hemos institucionalizado unas entidades e instituciones generales comunes que emergen del origen, que es lo foral, y nos hemos dado cuenta que o subimos aquí arriba también o vamos a gripar el motor de desarrollo. Hay un vector de diferencia interesante.

Hay otro factor, la manera de acercarnos a Euskal Herria. Hoy día sería ciencia ficción el Artículo I del Estatuto de Gernika, que comienza diciendo «el Pueblo Vasco, Euskal Herria, integrado por Gipuzkoa, Bizkaia y Araba, así como Nafarroa en los términos de... se constituye como nacionalidad en términos de...». Esa definición tiene tanto potencial político como sujeto político que no existe en Nafarroa. Y tenemos luego además la previsión de la Transitoria. Ha hecho mucho daño esa vertiente a lo que innominadamente cita el Amejoramiento, que es decir que a lo sumo podemos llegar entre ambas comunidades a algún tipo de acuerdo o de entes.

En lo demás, el peso de lo político probablemente ha sido más acentuado en Nafarroa, en el sentido de que una concesión de transferencia a Nafarroa ha provocado más tensiones dentro que en la relación con el Estado. Y las transferencias nuestras han tenido una dimensión estatal (sea PNV o Bildu quien lo logre, dice que ha hecho un pulso con aquel), mientras que en el caso de Nafarroa, curiosamente, es un sentimiento diferente lo identitario navarro, esto ha provocado más debate interno que en la proyección entre ambas.

«Si vemos las competencias que faltan, lo político prima sobre lo legal. Es una cuestión de oportunidad»

 

¿Cómo desencallar esto?

Lo primero que nos tenemos que preguntar es: ¿podemos mejorar sin reforma constitucional? Porque supeditarlo a una reforma constitucional es una quimera.

Con el texto de los dos, de la Ley de Amejoramiento y el Estatuto de Gernika y lo que podamos llevar adelante en actualización, ¿se podría mejorar? Si hubiera voluntad política, sí. Basta leer a Herrero de Miñón, por ejemplo, padre de la Constitución, que subraya que nuestra singularidad es originaria. Es decir, tiene un origen que es anterior a la propia creación del Estado español y tiene una lógica que esa singularidad se actualice y se respete. Probablemente sea ciencia ficción pensar en esa vertiente.

Cuando se propone una bilateralidad, tiene que haber un nicho de confianza recíproca que me da la sensación de que ni siquiera en momentos de necesidad, como ha sido esta legislatura, ha promovido más acuerdos puntuales. Ha habido más facilidad o se ha facilitado mucho más la negociación política a corto, a cambio de no tocar el cofre y de decir ‘bueno, deja de lado el maximalismo, no me hables de territorialidad, de soberanía, y en todo lo demás, te puedo facilitar acuerdos’.

El actual escenario político no nos lleva a atisbar que vaya a haber movimientos.

Igual es incorrecto políticamente, pero una nación solo se construye con quienes quieren construir la nación, aunque pensemos de manera diferente, porque esa es la riqueza de la nación. La pregunta es si realmente la política no es, y creo que sí, un espejo de la sociedad. ¿Algún día alcanzaremos un mínimo común denominador entre fuerzas que entendemos que el proceso de construcción nacional se tiene que hacer sin maximalismo pero sin detenernos? Me refiero a un Lizarra bis construido sobre otras bases políticas.

«¿Alcanzaremos un acuerdo entre Bildu y el PNV en algún momento que sea capaz de reflejar lo que sociológicamente es el país?»

La pregunta es ¿alcanzaremos un acuerdo entre Bildu y el PNV en algún momento que sea capaz de reflejar lo que sociológicamente es el país? Eso no es garantía de éxito pero Einstein decía que la única manera de que no cambien las cosas es seguir haciendo las cosas que veníamos haciendo. Y haciendo las cosas que veníamos haciendo habrá un Aberri Eguna, un Alderdi Eguna, momentos de más tensión o pulsión política, pero realmente hay una sensación de falta de pulsión. Y no digo que esa pulsión abra la vía, o sea el fusible, pero probablemente si no muestras tu poderío social y político, dejas de ser un problema en términos políticos.

La legislatura en Madrid, si llega Alberto Núñez Feijóo, pues va a tener unos parámetros muy claros. Pero si está Pedro Sánchez, él no cree verdaderamente en un planteamiento como el que podemos plantear desde nuestra reivindicación como abertzales. No, no tiene esa visión. Hace falta un planteamiento interno. Si estamos esperando a que Madrid cambie algo, podemos esperar otros 45 años.