Las energías limpias no frenan el consumo de petróleo
Todos los datos apunta a que este verano se superará el anterior pico de consumo de combustibles alcanzado en 2019, justo antes de la pandemia. Lidera el crecimiento de la demanda la gasolina, y también crecen las inversiones en exploración y extracción. La energía limpia no cambia la tendencia.
Desde hace ya algunos años, el pico de consumo de petróleo se alcanza durante los meses de verano en el hemisferio norte, cuando millones de familias europeas y estadounidenses se lanzan a las carreteras o vuelan a lugares remotos para pasar las vacaciones. Aumenta la demanda de combustibles y también aumentan los precios, como puede comprobarse en cualquier gasolinera.
Tanto la Agencia Internacional de la Energía (AIE) como el analista de Bloomberg, Javier Blas, coinciden en que este año se ha superado el anterior pico de demanda registrado en 2019, antes de la covid-19. Con todo, las cifras exactas no se conocerán hasta el año que viene. El último informe de la AIE señala que hasta 2028 la demanda de petróleo aumentará un 6% hasta alcanzar los 105,7 millones de barriles diarios. Con todo, muestra cierto optimismo al señalar que mientras en 2023 la demanda aumentará en 2,4 millones de barriles diarios, en 2028 solo lo hará en 0,4 millones de barriles.
A este freno a la demanda contribuirá, según la AIE, la caída en el consumo de combustibles para el transporte, a medida que aumenten los vehículos eléctricos, los biocombustibles y la eficiencia de los vehículos. Entre las causas que impulsan su demanda al alza, el organismo internacional destaca la fuerte demanda del sector petroquímico y aeronáutico.
Por su parte, Javier Blas calcula que en las últimas semanas de julio la demanda mundial superó el pico mensual de 2019, antes de la pandemia de la covid-19. Según los datos de que dispone, el consumo alcanzó los 102,5 millones de barriles, por encima de los 102,3 de 2019. Más de un tercio de esa cantidad es consumida por solo dos países: EEUU y China.
La gasolina lidera el alza
Contrariamente a lo que dicta sentido común, la gasolina encabeza el aumento de la demanda. Aunque fue el combustible que primero sufrió la llegada de los coches eléctricos, en este momento hay tres vectores que empujan su crecimiento: aumenta el número de vehículos que utilizan gasolina ya que la mayoría de híbridos funciona con ese combustible.
Además, la inflación y la difícil situación económica hace que la gente alargue la vida de sus coches antiguos, menos eficientes que los nuevos. Por último, Javier Blas señala que en Europa la gente está cambiando sus coches diésel por otros de gasolina, añadiendo más demanda. Todavía estamos bastante lejos de una caída abrupta del consumo de petróleo.
Crecen las inversiones
A pesar de que los datos muestran que la demanda de combustibles sigue creciendo, la AIE señala que los países que extraen petróleo deberán «calibrar sus decisiones de inversión para garantizar una transición ordenada» hacia las energías limpias. Todo muy políticamente correcto, pero bastante alejado de la situación actual.
De hecho, Blas apunta que muchos gobierno occidentales en público predican lo verde, pero «en privado les dicen a los ejecutivos petroleros que sigan invirtiendo en más producción». Sin ir más lejos, el primer ministro de Gran Bretaña, Rishi Sunak, acaba de anunciar cientos de nuevas licencias para la extracción de petróleo y gas en el mar del Norte. A principios de años Noruega tomó una decisión similar en el mar Ártico, y en marzo de este año EEUU en el golfo de México.
El informe de la AIE confirma que las inversiones globales en exploración y extracción de petróleo y gas están a punto de alcanzar las cantidades del año 2015, con una inversión de 528.000 millones de dólares. El organismo internacional puntualiza que, si bien serían suficientes para atender el crecimiento de la demanda prevista hasta 2028, «superaría la cantidad necesaria en un mundo que se encamina hacia emisiones netas cero».
Por último, la AIE señala que el exceso de capacidad en las refinerías se ha reducido debido a los cierres, la conversión de algunas plantas para la producción de biocombustibles y el retraso de muchos proyectos de inversión debido a la pandemia. Esos factores, junto con la caída de las exportaciones chinas y rusas, provocaron un importante déficit en 2022 y unas ganancias récord en el sector del refino que este año ya están desapareciendo. Buena muestra de ello es la caída de los beneficios de Repsol durante el primer semestre del año en un 44%.
En cualquier caso, el informe no descarta que se puedan producir una repetición de la escasez de 2022 por desajustes entre los diferentes productos del refino.