No hay más que ver las colas de turistas (y gentes «de la provincia») este verano en bares de la Parte Vieja o Gros, algunas ¡de una hora!, para confirmar cómo lo peta el pintxo donostiarra. Pero más allá de lo cada vez más estandarizado, Aste Nagusia de Donostia desata una explosión gastronómica que llega a cualquier paladar y bolsillo.

Desde lo más delicatessen a lo de toda la vida, en los diferentes programas hay oferta local y global, para comer con reposo o a la carrera, para divertirse o para competir...

De aquí mismo a la otra punta del mundo

Se puede trazar una ruta, esta vez no del pintxo sino de la Aste Nagusia gastronómica. Empezaría por la Plaza Gipuzkoa, donde entre domingo y martes se instala un espacio autóctono con sidra y productos locales. El resto de los días seguirá uno más pequeño en que se pueden degustar solomoburu o txorizo a la parrilla, regados con sagardoa a 7 euros la botella y 1,5 el vaso.

Vale como txoko para almorzar, porque abre desde las 11.00, pero sigue repartiendo «alegrías» hasta los fuegos. Para muchos es ya una tradición acudir a la pirotecnia con su bocata de zikiro.

A esa hora está en ebullición la Trini, el txoko pirata para cenas. Aunque la confluencia con algunos actos del programa oficial como el herri kirolak de este lunes crea algunos problemas, ese año también se instalarán las mesas corridas y echarán fuego las parrillas (pollo, hamburguesas...).

El aliciente añadido, la peculiaridad, es la animación posterior: este lunes se anuncia bertso saioa a las 21.30 y concierto de Indabe a las 23.45, el martes Bi Zaldi, el miércoles Muare y Erroka, el jueves Andoni Ollokiegi y Quinto Contenedor, el viernes Alarma Morea y el sábado fin de fiesta con quien nunca falta: La Jodedera.

Cruzamos la Parte Vieja con su amplísimo repertorio gastronómico (en esta información algunas propuestas de bares y restaurantes), pasamos el primer puente y nos topamos con las terrazas del Kursaal, convertidas desde el sábado en un peculiar camping de food trucks. Solo por ver cómo están tuneadas las caravanas y por ver representadas cocinas de todos los continentes, merece la pena darse un paseo.

Si además hay hambre, el problema va a ser elegir. Y es que hay cocina andina (papa rellena, sanguche...), salchichas alemanas, pizzas italianas, viandas catalanas, cocina vegana, un truck «salado» (el bocadillo de ternera estofada suena tentador para entonar el cuerpo tras la primera noche festiva), crepes dulces y saladas, parrilla argentina, cocas de todo tipo, platos orientales (Yakisoba, Pan Bao, Gyoza...)... De filetes a la coreana y pollo a la malaya a croquetas de cocido, salchipapas, quesadillas o tortas del Casar, casi todo lo que se pueda imaginar, servido mañana, tarde y noche.

Ahora, nuevo giro y vuelta a lo de casa. Sin salir de Gros, Marruma Elkartea repite sus tradicionales kaxuelitak de Aste Nagusia, con el fin añadido de ayudar a la vuelta a casa de quienes aún no están en fiestas, cada día a partir de las 20.00. Y atravesando de nuevo el Urumea, en Easo Plaza de Amara Zaharra habrá sardinadas el miércoles y el viernes, a cargo de Donosti Berri.

Y los concursos

A la parte lúdica se le suma la competitiva. El programa oficial trae este año concursos de cocina desde el martes. El primero será el día grande de las fiestas, el 15, en la calle Matía del Antiguo, donde se medirán las habilidades para preparar merluza en salsa verde, a partir de las 11.00.

El miércoles los y las «cocinillas» tendrán cita esta vez en la Plaza Catalunya de Gros, con la competición de paella. El jueves el relevo lo coge Amara (Parque Aitzol), donde se verá quién es el más hábil elaborando una menestra de cordero. Y el sábado llega el concurso estrella quizás, puesto que ya cumple su decimosexta edición: marmitako, en la Plaza Gipuzkoa, a partir de las 11.00.

Como nota más que curiosa, y seguramente divertida, por segunda vez se disputará el concurso de cocina en familia, el viernes por la tarde en la Plaza Gipuzkoa y animado por trikitilaris. Todo un Masterchef para txikis y mayores, puesto que el asunto estriba en que sean al menos dos generaciones de la familia las que preparen sus recetas, incluidos niños y niñas de hasta 14 años. Es una variante desarrollada del concurso juvenil que se celebraba en fiestas hace unos años. Y sobre una base: la verdura.