Las extravagantes estrategias de Feijóo para captar los votos que le faltan
La calculadora no le da desde el mismo 23 de julio, día de las elecciones para las Cortes españolas. Aun así, insiste, dice que solo le faltan cuatro escaños, y tiene tres vías: convencer al PNV, aproximarse a Junts o que diputados del PSOE rompan su disciplina.
El PP ha difundido en primera persona o mediante filtraciones a medios tres hipótesis que pudieran dar la mayoría necesaria a Alberto Núñez Feijóo para ser investido presidente.
La primera se lanzó nada más conocerse el resultado de las urnas. En los medios de comunicación españoles empezó a circular la posibilidad de que el PNV pudiera darle su apoyo. Para allanar el camino, Vox anunció que renunciaba a entrar en el Gobierno. Sería un ejecutivo monocolor del PP, y Feijóo sería investido presidente con los votos de su partido, Vox, UPN, Coalición Canaria y PNV.
El PNV ha negado por activa y por pasiva que esa posibilidad se pueda dar, lo que también tuvo reflejo en la constitución de la Mesa del Congreso, donde el PP se llevó, además, el palo de ver que Vox tomaba distancia. Fue la riña de un día.
Nunca antes el PNV había sido tan claro. Distintos analistas y comentaristas coinciden en señalar que los jelkides están mirando sobre todo a las autonómicas del año que viene y que una operación con la ultraderecha de compañera de viaje, aunque en vagones diferentes, le podría hacer mucho daño en un ciclo electoral en el que está acusando un notable desgaste.
Aun así, el PP no da la opción por cerrada. Lo ha dicho hoy mismo el diputado Borja Semper: «Con el PNV, quién sabe; la procesión no acaba hasta que pasa el último cura».
Acercarse al independentismo catalán y línea roja con EH Bildu
Más rocambolesca es la segunda hipótesis que han puesto en circulación, la del acercamiento al partido de Puigdemont, ese prófugo de la justicia en cuyas manos no se podría poner jamás la gobernabilidad de España.
Los dirigentes del PP han abierto explícitamente la posibilidad de hablar con Junts, porque, como dijo ayer uno de ellos, Esteban González Pons, esta formación «representa a un partido cuya tradición y legalidad no está en duda». Parece que ERC tiene también la misma consideración, aunque en esta especulación se le cita menos.
La única línea roja la puso la secretaria general, Cuca Gamarra: no hablarán de nada con EH Bildu.
No parece que la opción de lograr el apoyo de los independentistas catalanes sea muy realista después de la actuación del PP en el procés, tanto desde Gobierno como desde la oposición.
Y eso es algo que debe saber perfectamente Alberto Núñez Feijóo. ¿Por qué especula con ello, entonces? Simplemente, para seguir dando pedales, porque la única opción que no quiere contemplar es la de retirarse, porque eso acabaría con su trayectoria como candidato. Por eso necesitaba ser nombrado por el rey Felipe VI, y para ello ha debido y debe especular.
Su esperanza es subirse a la tribuna y, al confirmarse su derrota, esperar a que también Pedro Sánchez se estrelle, para poder concurrir de nuevo a una elecciones como cabeza de cartel del PP.
Por eso insiste en que está a solo cuatro escaños de la mayoría necesaria, aunque es imposible que los logre, salvo sorpresa mayúscula. Insiste en que más lejos está Pedro Sánchez, si bien este sí tiene opciones de llegar a los 176 escaños, pese a los grandísimos obstáculos a los que deberá hacer frente en unas negociaciones a muchas bandas.
Transfuguismo
Así ha llegado la tercera estrategia de Feijóo, la de apelar a las filas del PSOE para que algunos diputados rompan la disciplina de voto y, al menos, se abstengan.
En este contexto, que ha provocado la reacción del PSOE, que acusa al PP de actuar a la desesperada y alentar el transfuguismo, se han recordado en los medios episodios anteriores; algunos muy recientes, como el cambio de voto en la reforma laboral de los dos diputados de UPN que se alinearon con el PP en contra de la decisión del partido navarrista, y otros más lejanos, como el ‘tamayazo’, la compra de dos parlamentarios del PSOE en la Asamblea de Madrid que privó a este partido de llegar al gobierno de esa comunidad y permitió la llegada de Esperanza Aguirre.
No parece que algo así se pueda producir ahora en el Congreso español, pero sirve a Feijóo para recrear su candidatura hasta que se produzca la sesión parlamentaria. Le permite seguir hablando de sus opciones.