Mariona Borrull

David Fincher no decepciona, Bertrand Bonello y Harmony Korine revolucionan Venecia

‘La bête’ de Bonello y ‘AGGRO DR1FT’ de Korine se desmarcan de las fórmulas resabidas de la competición, mientras que ‘The Killer’, de Fincher, cumple sin sorpresas.

Bertrand Bonello ha presentado ‘La bete’ en Venecia.
Bertrand Bonello ha presentado ‘La bete’ en Venecia. (TIZIANA FABI | AFP)

Jugar al cine con alevosía. Eso parece estar haciendo Harmony Korine, historiador fiel de los ‘profetas porretas’, avalado por títulos como ‘Spring Breakers’ y ‘The Beach Bum’ y uno de los grandes pensadores del cine como expresión de pleno derecho en el siglo XXI.

Anti-institucional, en el mejor sentido, para presentar ‘AGGRO DR1FT’ (su nueva colaboración con el rapero Travis Scott, actor y compositor), Korine ha comparecido ante la prensa vistiendo una chillona máscara de demonio. También los responsables de los efectos visuales del film, Joao Rosa y Eric Kohn, vestían máscaras a conjunto. El cineasta bromeaba explicando el motivo del disfraz: «Usamos las máscaras porque son cómodas… Me está dando un masaje en el cuero cabelludo».

¿Es un avión? ¿Es un pájaro? Es el cine de Harmony Korine

El realizador aprovechó la rueda de prensa de la película para explicar su gran proyecto paralelo, DreamBox: «Estamos desarrollando algo que te da la capacidad de simplemente pensar y luego mostrarlo en imágenes, sin más indicaciones. Básicamente, un descriptor de sueños, un ilustrador de sueños. Tenemos una prueba de concepto, hemos estado trabajando en esto por un tiempo y está muy cerca. Bastante impresionante».

‘AGGRODR1FT’ constituye en sí misma la vuelta del revés de lo que una película debe ser. Filmada exclusivamente con cámaras de infrarrojos, es una batalla de gallos pantagruélica y drogada entre un mercenario (Jordi Mollá, irreconociblemente saturado) y su víctima, al que esperan bebés asesinos, un demonio gigantesco, gaviotas que chillan como águilas… Todo, en un mal viaje de rigor formal absoluto y deshumanizante. Una misa a Satanás que revoluciona sin concesiones.

David Fincher se mantiene neutral en tiempos de huelga

El cineasta ha comparecido hoy ante la prensa sin la compañía de su reparto, en huelga bajo la directriz del sindicato SAG-AFTRA. Fincher se ha mantenido centrista: «Estoy muy triste. Obviamente me siento en medio de ambas partes», y ha animado a ambas partes a hablar porque «acabamos de pasar tres años teniendo que pararnos los pies y cancelando proyectos».

‘The Killer’, distribuida el 27 de octubre por Netflix, acompaña el monólogo interior de un asesino a sueldo (Michael Fassbender), que se salva de una crisis existencial bressoniana ‘gracias’ a una venganza que él insiste –con semblante frío y ojos desorbitados– que no es personal.

La película de Fincher, adaptación de una novela gráfica de Matz y Alexis Nolent, lo acompaña exhaustiva en su lista de asesinatos pendientes, entre las cuales la de Tilda Swinton, uno de los contrapuntos humorísticos más brillantes de una narración necesariamente pesada, negra y metódica. Por lo demás, la calma mental de esta suerte de yuppie amoral y camaleónico será comprometida, junto con la nuestra, bajo el montaje inapelable y el pálpito constante de los sintetizadores de Trent Reznor y Atticus Ross.

‘La bête’, la gran ópera de Bertrand Bonello sobre el miedo

George McKay y Léa Seydoux se buscan, una y otra vez y a través de los siglos, en la ópera romántica trágica que Bertrand Bonello (‘Zombi Child’) ha presentado a competición. Bonello monta uno de sus rompecabezas entre tiempos y lugares: en los altos salones de una época victoriana, en un encuentro críptico a lo ‘Marienbad’, en las ampulosas mansiones de Hollywood de 2025, aquí acercándose a la imagen inquietante de un ‘Inland Empire’, y en un futuro gobernado por la I.A.

Los movimientos de la pareja funcionan a modo de acordeón de un deseo rotundo, eso sí, progresivamente consumido por las capas de miedo que el mundo arroja, en forma de oráculos varios, sobre los personajes. ‘La bestia’ habla en registros muy diferentes, desde el pixelado y la narración sobre diapositivas, como ‘La jetée’ de Chris Marker, hasta la composición de varios planos simultáneos de un Brian De Palma. En esta obra magna, Bonello invoca toda la fuerza visual del cine para describir aquellas emociones que aún no puede narrar: las premoniciones, la angustia, el rechazo…