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Una de cada cuatro personas en tránsito en Latinoamérica es un niño, niña o adolescente

La proporción de niños y niñas que se desplazan a lo largo de las principales rutas migratorias en Latinoamérica y el Caribe ha aumentado a un nivel récord. En todo el mundo, los niños representan el 13% de la población migrante, pero en esta región, 1 de cada 4 personas en tránsito es un niño.

 Un número récord de niños, niñas y adolescentes se desplaza a través de tres rutas migratorias principales en Latinoamérica y el Caribe.
Un número récord de niños, niñas y adolescentes se desplaza a través de tres rutas migratorias principales en Latinoamérica y el Caribe. (UNICEF)

Los niños, niñas y adolescentes están migrando a través de Latinoamérica y el Caribe en cantidades sin precedentes y ahora representan una proporción mayor de la población migrante que otras regiones del mundo, según el último informe ‘La Infancia en Peligro’ de Unicef publicado este viernes.

Un número récord de niños, niñas y adolescentes se desplaza a través de tres rutas migratorias principales en Latinoamérica y el Caribe: a través de la selva del Darién entre Colombia y Panamá, la migración de salida de Venezuela, y en puntos de tránsito clave en el norte de Centroamérica y México. La naturaleza de la migración en Latinoamérica y el Caribe ha cambiado dramáticamente en la última década.

«La violencia de las pandillas, la inestabilidad, la pobreza y los acontecimientos relacionados con el clima se están apoderando de la región, de una manera alarmante, y empujando a más niños y niñas a abandonar sus hogares», ha afirmado el director de Unicef para América Latina y el Caribe, Garry Conille.

«Cada vez hay más niños y niñas en movimiento, de edades cada vez más tempranas, a menudo solos y de diversos países de origen, incluso de lugares tan lejanos como África y Asia. Cuando cruzan varios países y, a veces, toda la región, las enfermedades y las lesiones, la separación familiar y los abusos pueden plagar sus viajes e, incluso si logran llegar a su destino, su futuro puede seguir en riesgo», ha añadido.

Al menos 29.000 niños, niñas y adolescentes cruzaron el peligroso Darién en 2021. Se estima que 40.000 niños lo hicieron en 2022 y más de 60.000 niños lo han hecho solo durante los primeros ocho meses de 2023, la mitad de ellos menores de 5 años, lo que hace que sea el año con más cruces de niños y niñas registrados. Mientras tanto, el número de niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes detenidos en la frontera sur de EEUU también ha ido en aumento.

La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EEUU (CBP, por sus siglas en inglés) registró a más de 149.000 niños y niñas cruzando en el año fiscal de 2021 (de octubre a septiembre) y más de 155.000 en el año fiscal de 2022.

En los primeros siete meses del año fiscal de 2023, más de 83.000 niños entraron en el país según la CBP. Estas tendencias se reflejan en otros flujos migratorios más pequeños en toda la región, a medida que el aumento de la violencia, la inestabilidad y los desastres relacionados con el clima provocan más desplazamientos y migraciones forzadas.

La proporción de niños y niñas que se desplazan a lo largo de las principales rutas migratorias en Latinoamérica y el Caribe también ha aumentado a un nivel récord durante los últimos tres años. En todo el mundo, los niños representan el 13% de la población migrante, pero en esta región, aproximadamente 1 de cada 4 personas en tránsito (el 25%) es un niño, frente al 19% en 2019. Esta cifra solo es comparable a la de África subsahariana, donde los niños y niñas también representan el 25% de la población migrante.

Cada vez más, son los niños y niñas más pequeños quienes realizan estos peligrosos viajes; los niños menores de 11 años representan ahora hasta el 91% de todos los niños, niñas y adolescentes que se desplazan en algunos puntos de tránsito clave. Esta nueva realidad plantea desafíos a las políticas migratorias nacionales y a las respuestas humanitarias en los países de origen, tránsito y destino.

Los riesgos físicos a lo largo de las rutas migratorias irregulares son innumerables, especialmente para los niños y niñas. Además del peligroso terreno que atraviesan (desde selvas y ríos hasta vías férreas y carreteras), los niños y niñas también pueden sufrir violencia, explotación y abuso.

Flujos dinámicos e interconectados

«Mi parte favorita fue dejar la selva porque ahí dentro es una pesadilla», cuenta Ángela, una niña de 8 años que caminó por la selva del Darién en 2022. Durante el viaje, Ángela y su hermana de 10 años se separaron de sus padres y deambularon perdidas durante dos días antes de reunirse nuevamente. La familia viajó durante más de 40 días para llegar a Guatemala antes de continuar hacia su destino.

Los flujos migratorios mixtos en América Latina y el Caribe son dinámicos y a menudo se interconectan; la mayoría de los países son simultáneamente puntos de origen, tránsito, destino y retorno. Esto implica desafíos y requiere un enfoque integrado dentro de la región para garantizar que los niños, niñas y adolescentes migrantes y refugiados y sus familias estén protegidos y se aborden las causas profundas de la migración forzada.

Unicef está trabajando con aliados y gobiernos a lo largo de las rutas migratorias para «proporcionar información precisa para promover una migración segura, ofrecer ayuda vital y apoyar el acceso de los niños y niñas a servicios esenciales». Esto incluye ayudar a los países a prevenir, detectar y proteger a los niños y niñas de la violencia y asistir a los niños, niñas, adolescentes y familias que se enfrentan a dificultades y explotación en su viaje migratorio.

Así, la ONG ha señalado que necesita 160,5 millones de dólares (cerca de 150 millones de euros) para satisfacer las necesidades humanitarias de los niños, niñas y adolescentes refugiados y migrantes en Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guyana, Perú, Trinidad y Tobago y Uruguay.

En agosto de 2023, Unicef había recibido menos del 20% (aproximadamente 32,5 millones de dólares, 30,3 millones de euros) de sus necesidades de financiación. Así, también solicita 142,31 millones de dólares (132,75 millones de euros) para ayudar a los niños y sus familias en la ruta migratoria a través de Centroamérica y México en 2023. Hasta agosto, la ONG ha recibido solo el 26% de estos fondos tan necesarios.

«La escala sin precedentes de la crisis migratoria de la infancia en América Latina y el Caribe requiere urgentemente una respuesta humanitaria más fuerte, así como la expansión de vías migratorias seguras y regulares para niños y familias, con objeto de ayudar a proteger sus derechos y su futuro, sin importar dónde se encuentren», ha valorado Conille.