Mariona Borrull
Venecia

‘Pobres criaturas’ es el León de Oro del 80º Festival de Venecia

‘Pobres criaturas’, la película de Yorgos Lanthimos con Emma Stone se corona en un palmarés repartido, pero entregado a las reivindicaciones sociales.

El director Yorgos Lanthimos posa con el León de Oro.
El director Yorgos Lanthimos posa con el León de Oro. (Gabriel BOUYS | AFP)

El director griego, responsable de hits cinéfilos como ‘Langosta’ o ‘El sacrificio de un ciervo sagrado’, ha pedido que no se considere su ‘Pobres criaturas’ como la película que rompió con la buena racha de directoras con León de Oro: Chloé Zhao por ‘Nomadland’ (2020), Audrey Diwan por ‘El acontecimiento’ (2021) y el año pasado Laura Poitras por ‘La belleza y el dolor’. Sí, la novela de formación de Emma Stone como monstruo de Frankenstein viene dirigida por un hombre, pero el film «es Bella Baxter, un personaje que no existiría sin Emma Stone, otra criatura fantástica. Esta película es ella, delante y detrás de la cámara».

La película de Lanthimos adapta la novela homónima de Alasdair Gray –«muy avanzada a su tiempo», según el realizador–, sobre un guion de Tony McNamara, ausente por la huelga, a la que Lanthimos ha dedicado un breve comentario conciliador –«espero que se resuelva pronto»–. ‘Pobres criaturas’ sigue la fábula de formación vital de Bella (Stone), una mujer que vive encerrada en la surrealista mansión del científico loco Godwin Baxter (Willem Dafoe), quien rescató su cadáver y le insertó el cerebro de una criatura.

Bella aprende rápido, y cuando entienda su encierro decidirá escapar con un Don Juan farsante y consentido (Mark Ruffalo), que le descubre un mundo de placeres pero también de violencias. Desmarcándose de la línea cínica y existencial de sus trabajos anteriores, Lanthimos dibuja una historia de coming up ligera y aguerrida, que usa la comedia deslenguada por arma para la revolución contra la absurda normalidad de nuestras estructuras sociales.

El Festival de Venecia como altavoz para la denuncia

El resto de premios del palmarés se han entregado sin grandes favoritismos, quizás a excepción de la dupla de galardones para ‘Io capitano’, de Matteo Garrone.

Seydoy Sarr, que interpreta a un joven migrante senegalés tratando de llegar a la frontera europea, abría la entrega con el premio a Mejor Actor Revelación. Sarr subía al escenario de nuevo para acompañar a Garrone, que recibía el León de Plata a la Mejor Dirección de las manos de Jane Campion y que dejaba espacio para que Mammadou Kouassi, protagonista de la historia en la que se inspira, que ha apelado a la humanidad del presidente Sergio Mattarella y ha dedicado el premio «a todos quienes no han podido llegar a Lampedusa».

El Gran Premio del Jurado ha sido para otra gran película con la reivindicación social por contexto: ‘Evil Does Not Exist’, de Ryusuke Hamaguchi, prodigio del cine japonés que con 44 años ya cuenta con un Óscar y galardones en Cannes, en Berlinale y, ahora, en la Mostra. Su película aborda, con la sutileza y el músculo habituales, el conflicto entre un pueblo rural y un proyecto turístico invasivo.

A las huelgas de Hollywood se han dedicado varios discursos, pero una cantidad muy justa de aplausos. Pablo Larraín, Mejor Guion con Guillermo Calderón por ‘El conde’, ha pedido «respeto y dignidad para los guionistas de todo el mundo». Por su parte, Peter Sarsgaard ha ganado con ‘Memory’ de Michel Franco la Copa Volpi Mejor Actor y ha denunciado su preocupación por el uso de la Inteligencia Artificial en el mundo del arte: «Es difícil priorizarlo, porque parece sacado de la ciencia-ficción, pero creo que estamos de acuerdo en que un actor y un guionista tienen que ser humanos».

El actor ha concluido exclamando: «Quiero apelar a la empatía de los miembros de la patronal para asegurar un futuro en el que la humanidad nos siga conectando». Quien no se metía en berenjenales era Cailee Spaeny, Mejor Actriz por ‘Priscilla’, que ha dedicado a la Elvis (muy implicada en el biopic de Sofia Coppola) haberle confiado «un momento complejo, sutil y personal de su vida».

Agnieszka Holland, Premio Especial del Jurado por ‘Green Border’, ha sido mucho más dura: «Esta no fue una película fácil, por muchas razones. Algunas las podéis imaginar algunas no». La cineasta polaca firma un retrato poliédrico sobre la vulneración de los derechos humanos en las fronteras entre Bielorrusia y Polonia, una instantánea que roza la pornografía pero que la directora ha calificado de «obligatoria». Dice: «Mientras estamos hablando, la gente sigue escondiéndose en los bosques (...). Algunos morirán, no porque no tengamos los recursos para ayudarles, sino porque no queremos».

Para cerrar, Roberto Cicutto, presidente de La Biennale, ha destacado que la presente edición de La Mostra ha crecido un 17% en su venta de entradas, a pesar del goteo de estrellas en las alfombras rojas. El cine no acaba en la brillantina, ni en la protesta.