Un título, novedoso además, y un empate que sabe a victoria. Mejor no han podido comenzar las cosas para los equipos de élite del balonmano guipuzcoano, Super Amara Bera Bera y Bidasoa Irun.
Un inicio de dulce que deja entrever que ambos conjuntos pueden pelear en la presente temporada por objetivos ambiciosos, después de haber conformado unas plantillas competitivas dentro de sendos proyectos consolidados.
Unos retos que no van a estar exentos de una importante competencia a la hora de materializarlos. Bera Bera ya pudo constatar en propias carnes esa dura rivalidad el ejercicio pasado cuando fue eliminado en las semifinales del playoff por el título a manos del Elche y Bidasoa al no poder ocupar el podio de Asobal por el empuje de Cuenca y Granollers.
Decepciones que quieren dejar a un lado durante el presente curso, que no ha podido empezar de mejor manera para los intereses deportivos de ambas escuadras vascas de balonmano.
Y es que no hay nada como saborear la celebración de un nuevo título que llevar a tus vitrinas para dejar atrás antiguos desencantos, especialmente si lo consigues con el apoyo de tu público, frente al actual campeón liguero y se trata de un torneo de nuevo cuño.
Un chute moral que ayudará a Super Amara a afrontar una campaña en la que está llamado a ser de nuevo uno de los favoritos en la lucha por todos los trofeos, donde se va a volver a encontrar con el Costa del Sol Málaga y el citado Elche.
La mejor baza del cuadro donostiarra es que se trata de un bloque afianzado, con jugadoras expertas en la materia, aunque no exento de algunas apuestas de futuro, como han sido las incorporaciones de Lyndie Tchaptchet y Carmen Arroyo.
Objetivo: segunda plaza
Una mezcla de veteranía y juventud por la que también ha apostado Bidasoa Irun, a cuyos responsables no les ha temblado el pulso a la hora de dar paso a toda un pléyade de talentosos canteranos, fórmula que ya está dando sus frutos en este inicio competitivo.
Es, al menos, lo que se vislumbró frente al Barcelona, al que incluso se le pudo ganar –algo que no ha ocurrido en Asobal desde 2018–, disponiendo de un ataque local para ponerse por delante en el marcador, que no fructificó y que dio paso a la contra catalana en la que Dika Mem anotó fuera del tiempo reglamentario.
En todo caso, el empate supo a triunfo, tal y como quedó patente sobre la pista y en las gradas de Artaleku. Hasta este pasado sábado, la cancha irundarra había penado con 13 derrotas consecutivas frente al Barcelona.
Lejos quedaba la victoria lograda por el equipo dirigido por Aitor Etxaburu en marzo de 2022, de ahí el justificado festejo por parte de plantilla y afición, pese a tratarse de la primera jornada liguera.
Una celebración que se espera repetir con otros logros a lo largo de la actual temporada, cuyo objetivo pasa por intentar asaltar la ansiada segunda plaza, una posición para la que sus rivales ya le dan a Bidasoa Irun como uno de los principales candidatos.
Tendrá que volver a pelearlo seguramente con los mismos adversarios que el año pasado –Cuenca, Granollers, Logroño...–, aunque con la ventaja para el conjunto vasco de que este ejercicio no sufrirá el desgaste de disputar competición europea.
Aunque todavía es pronto para echar las campanas al vuelo, el desempeño que el equipo tuvo contra el Barcelona anima a pensar que el bloque comandado por Jacobo Cuétara puede dar muchas alegrías a sus incondicionales en el actual ejercicio.