Quienes a diario suben al Pagasarri pondrán continuar acudiendo a su refugio después de que, en una decisión de última hora, el Gobierno municipal haya autorizado que prosiga la explotación del servicio de manera provisional mientras el Ayuntamiento de Bilbo tramita un nuevo concurso.

La alarma había saltado al conocerse que quien ha gestionado el refugio en los últimos 17 años se ha jubilado y este miércoles quien han ascendido a la cumbre del emblemático monte se han encontrado con el equipamiento cerrado.

No ha sido por sorpresa. Es un asunto que los responsables municipales sabían pero no han movido ficha hasta que se ha producido el desenlace y que queja de los ciudadanos que lo frecuentan.

Hace 17 años, se adjudicó el servicio por diez años pero transcurrido el tiempo de la concesión, en 2016, quienes seguían al frente del negocio trataron de regularizar la situación contractual, sin recibir respuesta desde el Consistorio. Este miércoles, quien obtuvo la concesión se ha jubilado, por lo que ha entregado las llaves al Ayuntamiento y ha cerrado al no haberse resuelto la cuestión de que la pareja que lleva dos años al frente del negocio siguiese mientras se resuelve la futura adjudicación.

El revuelo organizado en torno al cierre ha obligado a los responsables municipales a mover ficha. El Ayuntamiento acepta que ese trabajador que ha estado al frente del refugio los últimos años lo siga haciendo de modo provisional mientras se lleva a cabo una nueva licitación. La estimación es que el proceso de tramitación del nuevo concurso se extienda por un máximo de tres meses.

La concejala de Hacienda, la jeltzale Marta Ajuria, ha explicado que «el objetivo es mantener la instalación dando este servicio que es muy apreciado por la ciudadanía. Tras conocer el interés por parte de uno de los trabajadores este mismo viernes, hemos analizado la manera de poder hacerlo y así continuar con este espacio del Pagasarri».