Jaione Camborda vuelve a su Donostia natal con ‘O corno’, un filme rodado en galego en el que retrata la maternidad, el acto de parir y la solidaridad entre las mujeres de una manera muy personal. En sus manos, el parto se convierte en algo muy corporal, intuitivo y ligado a las sensaciones, y la solidaridad que envuelve el metraje hace ver que cualquiera de las mujeres podría ser la protagonista.
Ubicada en la Galicia de 1971, en Illa de Arousa, el filme sigue los pasos de María, una partera que se verá en la necesidad de cruzar la frontera y huir a Portugal. En ese viaje la espectadora será testigo de nacimientos y abortos, navegando en el binomio muerte-vida, para comprender que, pase lo que pase, la vida sigue.
Camborda empezó a rodar ‘O corno’ nada más finalizar su primer largometraje, ‘Arima’ (2019), y en rueda de prensa ha contado que tenía claro lo que quería mostrar: «La idea surge básicamente de la necesidad de explorar como mujer esa capacidad de concebir y alumbrar, esa parte animal y natural del ser humano, y he intentado presentarlas de una manera cinematográfica, más instintiva y artística, para compartir preguntas e incertidumbres con el espectador».
La película arranca con un parto, con planos cerrados muy centrados en la protagonista y sin mostrar una gota de sangre. «Esa escena era importante. Es la parte germinal del proyecto y de la película. Creo que el parto se ha mostrado en el cine de una manera más psicológica, con mujeres histéricas que están fuera de su cuerpo o centrándose en la parte del expulsivo, y quería mostrar ese estar conectada con el cuerpo, esa parte mamífera que se despierta y nos recuerda nuestra parte animal». Añade que tenía ganas de observar el acto de parir con detenimiento, centrándose en las respiraciones, en las sensaciones.
Camborda ha buscado el mismo tono para representar un aborto, como contrapunto a la vida y, a la vez, con el mensaje de que la decisión es de las mujeres. «He investigado el aborto con cierto paralelismo con otras escenas, como la del parto o incluso la de sexo. En esta escena, no todo es dolor, no todo es placer», ha explicado, y ha matizado que en ambas escenas utiliza el fuera de campo «porque me interesaba estar junto a la mujer, no tanto del niño cuando nace o de las vísceras, sino ver cómo esta experimentando la mujer esa parte física».
Sobre la época seleccionada, los años 70, Camborda ha explicado que la eligió por varias razones. Primero, porque quería trabajar con personajes apegados a la tierra y contar con partos menos medicalizados, y, segundo, porque, aunque en la película no se cita, seguían activos el franquismo y la prohibición del aborto: «Es una época oscura, de control sobre las decisiones de las mujeres, pero era importante también hacer un trabajo estilístico y llevarlo a la actualidad».
Habitar el cuerpo
El rol protagonista lo interpreta la actriz y bailarina Janet Novás. Camborda ha asegurado que encontró en ella esa corporalidad que buscaba, «esa presencia, ese habitar el cuerpo. Además –ha añadido–, vive en una zona rural y eso la conecta a las mujeres de la tierra». Ha dicho que se dio cuenta de «su impresionante potencial» en el casting.
Novás, por su parte, ha contado que empezó a trabajar en su personaje junto a las mariscadoras de Illa de Arousa y que se centró sobre todo en esa corporalidad que le pedía la directora. «La emoción de María está en el cuerpo y desde ahí empezamos a construirla. Como actriz, recurrí a la memoria que yo tenía de las mujeres de Galicia, pero luego me di cuenta de que si me había elegido a mí era por lo intuitivo, y recurrí a esa intuición animal, a esa memoria que tiene el cuerpo». Para Camborda, cada intérprete tiene «su puerta de entrada» y el de Novás «es a través de su cuerpo: todo lo emocional lo recibe a través del cuerpo, no lo trabajamos tanto a nivel psicológico. En un ensayo –ha recordado– ella y Carla [Rivas, adolescente embarazada] bailaron e improvisaron, y de ahí surgieron los movimientos para el aborto».
‘O corno’ también se cierra con un parto, presentado de manera muy distinta, porque «era importante acabar con vida. Esa decisión que forma parte de la última escena es la decisión de ella. Me gustaba la idea de terminar con un parto; es la parte circular de la propia existencia».
Camborda ha celebrado que haya tres películas dirigidas por mujeres en la Sección Oficial. Ha opinado que «estamos en un momento de celebración» aunque «tendría que haber llegado antes», y ha asegurado que el momento ha llegado ahora porque «se nos está dando la oportunidad. Están saliendo películas buenas de mujeres porque antes no nos han dejado hacerlas, y eso es importante también».
Para concluir, la directora ha narrado que el paso por el festival de Toronto «fue muy bonito» pero que presentar la película en su Donostia natal es «especialmente emotivo». «Descubrí el cine a través de este festival y estar aquí es muy simbólico. Además, llevo casi 15 años afincada en Galicia y estrenar aquí una película de allí me hace doble ilusión», ha asegurado.