A las tres de la tarde de ayer finalizaba el nuevo plazo dado por Israel para que los civiles residentes en el norte de la Franja de Gaza se desplazaran hacia el sur por las dos carreteras habilitadas como rutas autorizadas para la salida, mientras la diplomacia seguía trabajando para acordar con Tel Aviv la apertura de corredores humanitarios. Un recorrido de unos 40 kilómetros que debían hacer 1,1 millones de personas sin comida ni agua y bajo las bombas, que no dejaron de caer sobre el enclave palestino y la víspera sobre unos convoyes de vehículos que huía hacia el sur.
Varios cientos de miles de personas abandonaron en las últimas horas el norte de la Franja ante la inminencia de una invasión terrestre por parte de las tropas israelíes, que la población esperaba en vilo con la caída de la noche, pero cientos de miles más seguían allí ante la imposibilidad de huir por falta de vehículos, de combustible, incapacidad para moverse o no tener a dónde ir.
Además de extender el ultimátum para la salida de civiles, Israel dio diez horas más a la Media Luna Roja en la Ciudad de Gaza para evacuar el hospital de Al-Quds. La organización humanitaria respondió que era imposible y que está obligada, bajo el derecho internacional humanitario, a continuar asistiendo a los enfermos y heridos. El hospital Al-Quds también está funcionando como refugio de la población del barrio residencial de Tel Al-Hawa, que fue bombardeado durante la noche del viernes.
EEUU, Alemania o el Estado español seguían negociando, aún sin acuerdo, con Egipto e Israel para que el paso de Rafah, en la frontera con Egipto, se abra para sus ciudadanos, no para los civiles palestinos atrapados por la guerra.
Las fuerzas israelíes, mientras, seguían bombardeando lo que, según la versión oficial del régimen sionista, eran posiciones de Hamas, posiblemente para allanar el camino a una inminente invasión terrestre a gran escala. También atacaron edificios civiles en Khan Yunis, en el sur.
Siguiente fase
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, visitó ayer a las tropas concentradas junto a la frontera, a las que, según las imágenes difundidas, preguntó si estaban preparadas para la siguiente fase, lo que sugería la inminencia de la invasión, una vez concluido el sabbat. Israel siempre ha aprovechado la noche para lanzar sus operaciones militares contra Gaza.
El Ejército sionista anunció ayer haber matado a varios milicianos que habían intentado infiltrarse en su territorio y a dos jefes militares de Hamas: Murad Abu Murad, «responsable de una gran parte de la ofensiva mortífera», y un «comandante de la unidad ‘Nukhba’» [élite, en árabe], que «dirigió el ataque contra las localidades israelíes» cercanas a la Franja de Gaza.
Hamas, por su parte, publicó un comunicado en Telegram en el que informó de que en las últimas 24 horas murieron otros nueve, incluyendo cuatro extranjeros, de los alrededor de 150 rehenes que tiene en su poder debido a los bombardeos en las áreas donde se encontraban.
La población israelí seguía en estado de shock por el ataque realizado el pasado sábado por milicianos de Hamas. En estos ocho días de guerra, los bombardeos sobre Gaza han dejado al menos 2.215 muertos –y más de 350 en las últimas horas– y casi 10.000 heridos, mientras que los palestinos muertos en Cisjordania en pogromos del Ejército y colonos judíos son ya 54. La cifra de muertos en Israel asciende a 1.300.