El lehendakari del Gobierno de Lakua, Iñigo Urkullu, ha realizado desde la ciudad japonesa de Hiroshima un llamamiento a la paz y al respeto a los derechos humanos, «en un momento en el que asistimos a guerras y dramas humanos».

Dentro de su viaje a Japón, el lehendakari ha acudido este domingo a Hiroshima, la primera ciudad que fue bombardeada con una bomba atómica, durante la Segunda Guerra Mundial.
Allí ha visitado el Museo Conmemorativo de la paz y ha participado en una ofrenda floral en el Parque Memorial de la Paz, donde ha visto la cúpula destruida de una iglesia, que se mantiene así en recuerdo del bombardeo.

Sin citar explícitamente la ofensiva israelí contra Gaza, Urkullu ha comentado: «En un momento en el que estamos asistiendo también a guerras, a dramas humanos que cuestan sufrimiento a las vidas de las personas, que este día sea un día de llamamiento a la paz».

Recuerdo a Gernika

En Hiroshima, el lehendakari ha recordado también a Gernika, la villa vasca bombardeada en 1937. El alcalde la ciudad japonesa visitó Gernika en el 2019 y planto allí un retoño de un árbol ginko biloba, que resistió la radiación.

Hoy Urkullu ha devuelto la visita al alcalde, Kazumi Matsui, y le ha regalado un retoño del árbol de Gernika. También se ha reunido con el rector de la Universidad de Hiroshima, Mitsuo Ochi.

En la ciudad japonesa, el lehendakari ha destacado que Hiroshima y Gernika «quedaron marcadas como ciudades mártires. Estamos comprometidos en la educación en valores y en el compromiso con todas las iniciativas que redunden en un mundo más justo y en la paz y los derechos humanos».

El lehendakari ha escrito una dedicatoria en el libro de visitas del museo. Según ha explicado, ha escrito «Como representante de los vascos, nuestro reconocimiento a Hiroshima y el compromiso del pueblo vasco, partiendo de la experiencia de Gernika, nuestra voluntad y necesidad de seguir reivindicando la paz».

También ha trasladado sus impresiones personales tras visitar el museo: «Me llevo un profundo sentimiento de dolor, de tristeza. Son sensaciones de la inhumanidad que subyace en las personas, no tomamos en consideración la dignidad humana y nos hace ser salvajes, priman los intereses que nunca van en beneficio de la sociedad», ha concluido.