El lehendakari Iñigo Urkullu ha asegurado este viernes en el Parlamento que «los modelos lingüísticos van a seguir garantizando los derechos reconocidos y los principios establecidos en el Estatuto de Autonomía y en la ley de normalización del euskera del año 1982». Al mismo tiempo, ha añadido que «los modelos lingüísticos no son un fin en sí mismo y mucho menos inmutables» y ha explicado que «los modelos lingüísticos no son estancos, son un instrumento al servicio de que todo el alumnado domine las dos lenguas oficiales».
En una respuesta al parlamentario de Ciudadanos, José Manuel Gil, el lehendakari también ha venido a reconocer que el modelo A no sirve para cumplir el objetivo previsto en el artículo 66 del proyecto de Ley de Educación, que «establece que el alumnado deberá alcanzar el nivel B2 en las dos lenguas oficiales y el nivel B1 en una lengua extranjera al finalizar la educación secundaria obligatoria». Lo ha hecho al afirmar «este es un objetivo que cuenta con el respaldo mayoritario de este Parlamento y de la sociedad vasca. Es un objetivo en el que apuesta el 96% de las familias al elegir voluntariamente el modelo D o el B».
Es decir, Iñigo Urkullu ha dejado claro que el modelo A, por el que opta el 3,6% de las familias en la enseñanza obligatoria, según datos ofrecidos por el propio lehendakari, no va a cumplir los objetivos previstos en el proyecto de Ley de Educación a debate en el Parlamento de Gasteiz.
Urkullu introduce un concepto que no está en la ley
Pero junto a todo esto, el lehendakari también ha unido los proyectos lingüísticos que deberán desarrollarse en cada centro, que se recogen en el Capítulo 2 del Título IV del proyecto de ley, con «un marco común que integra los derechos reconocidos y los principios establecidos en el Estatuto y en la ley de normalización del euskera».
De hecho, ha repetido e insistido en que «los proyectos lingüísticos se asientan sobre la base del sistema de modelos lingüísticos vigentes, asegurando tal y como se ha producido a lo largo de estos 40 años que cualquier desarrollo o actualización de los mismos se realice garantizando los mismos derechos y principios del Estatuto y la ley del euskera».
Esto no figura así en el proyecto de ley.
Para EH Bildu, Urkullu ha roto la posibilidad de acuerdo
Las afirmaciones de Urkullu han sido recogidas con mucha preocupación por el parlamentario de EH Bildu Ikoitz Arrese, que entiende que el lehendakari ha roto toda posibilidad de consenso sobre esta materia «al aceptar la imposición y el marco de su socio minoritario».
Arrese ha preguntado al consejero de Educación, Jokin Bildarratz, si tras la aprobación de la Ley de Educación, dentro de unos años, se van a seguir manteniendo los modelos A, B y D. A su entender, la enmienda introducida por PNV y PSE va a generar inseguridad jurídica.
El consejero no ha querido responder directamente. Jokin Bildarratz ha lamentado que los modelos estén centrado todo el debate y relegando los múltiples aspectos positivos que tiene el proyecto de ley. Ha vuelto a decir que los modelos son un instrumento y no un fin en sí mismo. Y que el objetivo es que al final de la educación obligatoria todo el alumnado tenga un nivel B2 en euskara y castellano, para lo que habrá que partir de la realidad actual e ir evolucionando a las nuevas necesidades.
Importante debate de las enmiendas
Por tanto, la cuestión está en cómo se va a superar la contradicción de mantener unos modelos que no sirven para cumplir los objetivos de la ley. Y en eso será importante el debate de las enmiendas, para ver si, como ha apuntado Ikoitz Arrese, es posible alcanzar un acuerdo, aunque las posiciones son muy divergentes. En opinión de los grupos de la oposición, en la que han coincidido EH Bildu y Ciudadanos, el Gobierno está tratando de mantener un difícil equilibrio entre los intereses de los dos socios del Ejecutivo.
En este sentido, la portavoz de EH Bildu, Nerea Kortajarena, ha insistido ante el lehendakari en que «no vamos a apoyar ninguna ley que no responda a los retos que tiene la educación vasca. No vamos a aceptar ninguna ley que responda a equilibrios internos partidistas de su Gobierno, y no lo vamos a hacer por responsabilidad». Por eso le ha preguntado si cree que la aprobación de una ley de esta trascendencia, considerada como acuerdo de país, se puede hacer solo por una simple mayoría parlamentaria.
Iñigo Urkullu ha respondido que «no se trata de un equilibrio partidista, de un equilibrio entre partidos, se trata de la búsqueda de consensos lo más amplios posibles». Y, al mismo tiempo, el lehendakari se ha preguntado por qué no va a ser posible que la ley se apruebe «con el 82% de este Parlamento» como ocurrió el jueves para rechazar las enmiendas a la totalidad presentadas por PP, Cs, Vox y Elkarrekin Podemos-IU.
Ha incidido el lehendakari en que «nos encontramos ante una ley estratégica. La importancia que este Parlamento concede a este proyecto de ley se observa en las 317 enmiendas planteadas por los distintos grupos. Y agradecemos estas propuestas, enriquecen el debate, mejorarán el texto definitivo, contribuirán a que contemos con una educación mejor».
El problema está en que entre esas 317 enmiendas hay una firmada por PNV y PSE, que introduce expresamente en la ley la permanencia de los modelos lingüísticos de hace cuarenta años. Y por ello, para EH Bildu esto supone «ir hacia atrás» y Nerea Kortajarena ha asegurado que su grupo se opuso a las enmiendas a la totalidad por responsabilidad y porque «la gente espera de nosotras que cumplamos nuestra palabra, que seamos coherentes, que dejemos de lado intereses cortoplacistas, equilibrios partidistas, intereses electorales». Y ha reprochado al lehendakari que «esto que estamos presenciando no es nada serio»