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La prostitución en la CAV se opaca en pisos y se mueve para tapar la coacción a las víctimas

La prostitución, cambiante y cada vez más opaca, es ya casi inseparable de la coacción, el chantaje y la amenaza a mujeres migrantes, explotadas en pisos en el centro de cualquier ciudad por los que rotan sin relacionarse con nadie más que los puteros o los proxenetas.

Un momento de la movilización del 8 de Marzo de este año en Gasteiz.
Un momento de la movilización del 8 de Marzo de este año en Gasteiz. (Raul BOGAJO | FOKU)

El perfil de la mujer prostituida en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa es el de una joven latinoamericana de unos veinte años, en situación de extremada vulnerabilidad, que durante 10 o 15 días ‘hace plaza’ en un piso en Bilbo, Gasteiz, Donostia, Irun o Barakaldo, donde debe estar todo el día disponible y que no tiene papeles, ni está empadronada, ni tiene tarjeta sanitaria, ni acceso a servicios sociales porque administrativamente no existe.

Tras esos días, rotará a otro piso. Sus explotadores pretenden que no haga vínculos en las ciudades por las que pasan, que no tenga a quien recurrir si en algún momento quisiera salir de esa situación.

Son datos recabado por la agencia Efe del plan estratégico de la Ertzaintza, que contabiliza alrededor de 1.100 mujeres prostituidas en unos 200 lugares de la CAV, la mayoría en pisos y chalets, si bien este año se ha empezado a detectar el uso de viviendas de alquiler turístico por horas. El 60% de la prostitución se ubica en Bizkaia, mientras Gipuzkoa y Araba se reparten a medias el otro 40%.

Un 95% de las personas que ejercen la prostitución son mujeres, de ellas un 98% vienen de fuera del Estado español y están en estancia irregular. Proceden en un 80% de Latinoamérica, aunque también hay mujeres procedentes de China, Nigeria, Rumanía y tres casos de ucranianas. También ejercen la prostitución un 4% de personas transexuales y un 1% de hombres.

Historias reales, nombres ficticios

Jesi, de 32 años, dejó tres hijos en Colombia y llegó hace unos meses con su niña pequeña huyendo de un maltratador, y ‘hace plaza’ en un piso enorme en la zona más turística y noble de Bilbo, a pocas calles del Museo Guggenheim, a donde acuden ejecutivos trajeados a cualquier hora. «Sobre todo al principio, fue muy duro», pero no tenía otra opción, y dice que cuando tenga ‘papeles’ dejará la prostitución.

En ese piso, donde la foto de un paisaje paradisíaco recibe a las visitas, los muebles son de diseño y huele muy fuerte a ambientador, también trabaja una jovencísima mujer africana, que tras una tragedia familiar, debe mantener a su madre y hermana. Ella también asegura que lo va a dejar pronto.

Son dos de las diez mujeres que ‘hacen plaza’ estos días en ese piso, con cámaras de seguridad en el portal señorial de techos altos con vistosas molduras decorativas, cuya dueña es una mujer vasca.

«Algunos clientes llegan a las siete de la mañana antes de ir a trabajar, como si fueran al gimnasio, y otros a la hora de comer en la oficina», comenta Mary, también colombiana que se debe prostituir para pagar la deuda que contrajo al viajar desde su país. Quiere ser cajera de supermercado.

Quiénes hacen negocio

Los pisos están gestionados por las figuras del proxeneta y la ‘madame’ o ‘mami’, una mujer también migrante, que gestiona las citas y promete protección a las jóvenes.

Por cada ‘servicio’ se paga unos 100 euros, la mitad para los responsables del piso y la otra mitad, teóricamente, para la mujer, pero las ‘mamis’ les restan parte si no cumplen las normas y les cobran por la comida o por la ropa.

Lucha contra la trata

La intendente jefa de la Policía Científica de la Ertzaintza y responsable del Plan Estratégico contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual, Patricia Martínez de Musitu, ha explicado a EFE que «Euskadi atraviesa un cambio en el paradigma de la prostitución».

«Ahora es casi residual el modelo de la mujer que ejercía en la calle». Algunas continúan en la calle Cortes de Bilbo, en dos rotondas en Gasteiz y en Irun. También quedan pocos clubs a pie de calle porque «la prostitución se está volviendo oculta a los ojos de todas las personas que intentamos detectarla».

Se encierra en pisos y chalets, en el ámbito privado, se publicitan menos en redes sociales de amplia difusión y para encontrarlos hay que ir a blogs de usuarios más cerrados.

«Una suma de factores provocan que la prostitución esté en constante movimiento» para esconderse por el creciente rechazo social, por el cambio del consumidor de prostitución y sus hábitos, y por las reformas legales que ya hablan de abolirla.

Pero también cambia de ubicación por aspectos más del día a día como las denuncias de los vecinos de un portal, evitar que las víctimas se acerquen a las ONGs y por la implicación de la Policía.

La Ertzaintza creó en 2015 un plan estratégico para actuar de manera preventiva frente a los delitos de trata y de prostitución coactiva, y comenzó a acudir a los lugares donde se ejerce la prostitución para conocer a las posibles víctimas entre mujeres traídas con falsas promesas de empleo cuidando ancianos y ofertas para pagarles el viaje, que al llegar son obligadas a prostituirse bajo violencia e intimidación.

Otras llegan convencidas de ‘trabajar’ en la prostitución, pero no imaginaban que lo tendrían que hacer durante 24 horas, que no podrían salir libremente y que les iban a restar parte de sus ingresos. Ambas situaciones tienen conexión con otros delitos como el tráfico de droga, los robos, la migración ilegal, y ellas son siempre las víctimas.

Apoyados en las ONGs, «que trabajan muy bien y que aportaron muchísimo conocimiento», en 2016 se puso en marcha una prueba piloto en Irun y en 2018 se extendió el plan a toda la CAV.

Buscando una salida

La intendente ha expresado su satisfacción tras haber logrado sacar de esas redes de trata a unas veinte mujeres, aunque otras muchas no lo harán porque «cada una lleva su mochila, necesitan dinero para sus hijos y tienen miedo».

En ese camino, destaca la labor de asociaciones como Nueva Vida, que en Bizkaia ayuda a las personas migrantes y especialmente a las víctimas de explotación sexual y las mujeres prostituidas. Ha avisado, además, de la necesidad urgente de contar con una ley integral de trata y con una Fiscalía especializada en estos casos.