A diferencia del anterior curso y al menos por lo visto hasta el momento, en esta temporada a Osasuna le toca bajar expectativas y luchar por lograr la permanencia en la máxima categoría por quinto año consecutivo.
Un objetivo que podría parecer menor tras lo vivido por la afición rojilla el ejercicio pasado, pero de vital importancia y acorde a la realidad del club navarro para que no vuelva a pasar por episodios no tan lejanos.
De momento, lo que es cierto es que no está pasando por apuros clasificatorios –ahora mismo, a siete del descenso–, pese a la línea de irregularidad que está mostrando el equipo, siendo uno de los equipos que más ha encajado de Primera.
De hecho, la media de goles en contra en lo que se lleva de ejercicio (1,61) es sensiblemente mayor a la de las anteriores temporadas al más alto nivel. La que más se acerca es la de su regreso a la élite de la mano de Jagoba Arrasate, una 2019-20 en la que se recibieron 1,42 de media por encuentro.
Posteriormente, el equipo fue ganando en solidez, llegando a las 1,26 dianas encajadas en la 2020-21, subiendo algo en la 2021-22 (1,34) y llegando al culmen defensivo el año pasado, con solo 1,10 goles recibidos por partido.
Una consistencia que la escuadra navarra ansía volver a recuperar cuanto antes para recuperar la empatía ante su afición y sumar en el casillero la cuantía necesaria de puntos como para no tener que pasar apuros en el tramo final liguero.
No obstante, la imagen desplegada por el equipo y especialmente la fragilidad que viene mostrando, en el sentido de que los rivales le hacen goles con mucha facilidad, trae consigo que las previsiones sean a mínimos ante la actual coyuntura.
No es extraño, pues, que el vestuario se haya marcado como meta de aquí a final de año llegar, como poco, a los 20 puntos que, disputadas 18 jornadas, supondría mantenerse en unos números de salvación.
Por delante quedan cinco partidos para conseguirlos, bastantes de ellos ante adversarios directos por ese mismo objetivo de continuar una campaña más entre los más grandes del fútbol estata.
Esta mini liga comienza este mismo domingo a las 14.00 en el campo del Villarreal, cuyo banquillo será ocupado en una segunda etapa por Marcelino García Toral, un técnico que como rival no se le suele dar bien a Osasuna.
De doce ocasiones en las que los rojillos se han medido a los diferentes equipos que ha entrenado el míster asturiano, solo en dos lograron hacerse con la victoria y datan nada menos que de 2009 y 2011.
Dirigiendo al Villarreal ya le ha ganado dos veces a Osasuna, ambas hace una década, aunque La Cerámica se le ha dado bien al bloque navarro en los últimos tiempos, venciendo en dos de sus tres recientes visitas.
Derbi ante el coco txuri urdin en El Sadar
A continuación habrá derbi en El Sadar. Los anfitriones se medirán a uno de sus cocos, la Real. El estadio iruindarra es terreno abonado para los txuri urdines, que han vencido en las últimas cinco veces jugadas en este escenario y empatado en las dos anteriores.
Osasuna no gana al cuadro guipuzcoano desde mayo de 2012, si bien en esta ocasión podría verse favorecido por el desgaste que puedan tener los de Imanol Alguacil al tener que compaginar Liga y Champions, pues compite unos días antes contra el Salzburgo y seguramente se jugará diez días después el primer puesto del grupo contra el Inter.
Los pupilos de Arrasate se medirán una semana más tarde al Cádiz, un desplazamiento que suele ser positivo históricamente. El dato resulta revelador. Desde 1987, los rojillos solo han perdido una vez en las quince ocasiones que han viajado a la ciudad andaluza.
De hecho, encadenan tres triunfos consecutivas en las otras tantas visitas que han llevado a cabo, con resultados de 0-2 (goles de Adrián y Rubén García), 2-3 (dianas de Kike García y Torres, ambos de penalti, además de una tercera de David García) y 0-1, la última, con tanto de Rubén García.
De nuevo regresará Osasuna a su feudo para recibir al Rayo y a Aridane, a quien no son pocos los que le echan de menos y argumentan su salida como una de las razones de la actual menor fortaleza defensiva del equipo.
Tampoco se le dan mal los franjirrojos cuando se juega en Iruñea, sumando solo una derrota en los últimos diez enfrentamientos librados en El Sadar. Eso sí, los del barrio madrileño han puntuado en la mitad de ellos, un apunte significativo.
Por último, el cuadro navarro cerrará el presente año volando a Mallorca, donde las noticias no suelen ser buenas tras el pitido final. Su bagaje estadístico no invita precisamente al optimismo.
De las 14 oportunidades más recientes en las que Osasuna ha pisado el césped del campo bermellón, entre Liga y Copa, solo en una se ha traído los tres puntos. Fue a finales de septiembre de 2021, con un peleado 2-3, en el que los rojillos se pusieron por delante con un gol de Cote y luego tuvieron que remontar con dianas de Iñigo Pérez y una postrera de Javi Martínez.
Para quienes suelen ver el vaso medio lleno, el bloque navarro ha sacado algo positivo en las tres últimas ocasiones en las que se ha medido a los baleares en su feudo.