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GAZA

Israel rehúsa negociar otra tregua e inicia un macabro juego en el sur

Israel se retiró de las negociaciones en Doha para restaurar la tregua en Gaza y volvió a su objetivo de devastar la Franja. El Ejército israelí ya ha matado a más de 240 personas solo tras la ruptura del alto el fuego y ha dividido el sur.

Residentes en el barrio «ciudad Hamad», en Jan Yunis, observan sus casas destruidas tras el ataque israelí.
Residentes en el barrio «ciudad Hamad», en Jan Yunis, observan sus casas destruidas tras el ataque israelí. (Mahmud HAMS | AFP)

 El Gobierno de Israel ordenó la retirada de la delegación de Inteligencia que había enviado a Doha para negociar, con la mediación de Qatar, Egipto y EEUU, el alto fuego y las ampliaciones posteriores que rompió el pasado viernes con bombardeos que acentúan la brutalidad de la operación contra Gaza.

Benjamin Netanyahu ordenó al jefe del Mossad, David Barnea, la retirada de Doha acusando a Hamas de no cumplir su parte del acuerdo. Concretamente, alegó que el movimiento islamista no había liberado a una mujer y dos niños pese a que Hamas ya había informado de que murieron a causa de los bombardeos israelíes. Aunque ofreció entregar sus cuerpos, Israel no lo aceptó.

Hamas advirtió de que si no hay un cese el fuego definitivo no entregará más prisioneros, señalando que ya son solo hombres soldados y civiles que han estado en el Ejército.

Durante el alto el fuego del 24 al 30 de noviembre las milicias palestinas han liberado a 105 capturados en el ataque del 7 de octubre (81 israelíes y 24 extranjeros) a cambio de 240 palestinos prisioneros en cárceles israelíes, todos mujeres y menores. Según las autoridades israelíes, Hamas mantiene a 132 rehenes con vida. A su vez, Israel ha arrestado a 160 personas más durante la tregua, a menudo sin evidencias de delitos, según ha reconocido el comisionado de la ONU para los derechos humanos. Ya son más de 3.000 los detenidos desde el 7 de octubre. Seis de ellos han muerto tras su arresto.

A la vez que se apartaba de las negociaciones, que Qatar y Egipto insistieron que intentarán retomar, Israel dejó claro que seguirá devastando toda la Franja al atacar las ciudades sureñas de Jan Yunis y Rafah, donde conmina a los palestinos a desplazarse.

Después de haber dejado más de 240 muertos y 650 heridos solo tras el fin de la tregua, el Ejército israelí lanzó octavillas para que los gazatíes se fueran a Rafah, Pero no hay lugar seguro alguno.

Uno de los objetivos fue «ciudad Hamad», un nuevo barrio en Jan Yunis donde los residentes allí solo tuvieron unos minutos para huir. La aviación israelí lanzó cinco ataques aéreos en menos de dos minutos sobre este complejo de 3.000 viviendas financiado por Qatar e inaugurado en 2016.

Entre una inmensa nube de humo negro, polvo, decenas de personas corrieron pidiendo socorro para escapar de la metralla de las bombas y de los restos de los edificios. Centenares de familias desplazadas habían encontrado refugio en «ciudad Hamad», que fue el orgullo de sus habitantes con sus comercios, sus escuelas y sus calles rectilíneas.

El Ejército israelí ha puesto en marcha un nuevo sistema para «organizar sus bombardeos». Ha dividido la Franja en 2.300 pequeñas «casillas», que no corresponden exactamente con los límites de barrios ni ciudades, y en algunos casos ni de los edificios, y ahora está ordenando por SMS a los habitantes de las casillas «objetivo» que salgan de ellas.

Pero, según la Oficina de Asuntos Humanitarios de la ONU, no indica el lugar al que evacuar. «No tengo internet, ni electricidad y ni siquiera radio para conocer la información, por lo que nunca he visto este mapa» que identifica «las casillas», explica Ibrahim al Jamal, de 40 años. «Muchos habitantes de Gaza nunca han oído hablar de esto y no les importa, ya que los bombardeos ocurren en todas partes», insiste. Según las ONG, los más vulnerables son los 1,8 millones de personas desplazadas -casi el 80% de los habitantes de Gaza- que se quedan sin teléfonos, cargadores ni baterías. Además, periódicamente los desplazados cambian sin saberlo de «casilla» y tienen que conformarse con folletos que les dejan caer en avión, imposibles de ver desde el interior de una vivienda. «Nos dijeron la ciudad de Gaza es una zona de guerra; ahora es Jan Yunis, la zona de guerra, ¿a dónde vamos ahora? ¿Al mar? Ayer dijeron: ‘evacuad el este de Jan Yunis’: Hoy dicen ‘evacuad el oeste’», señala Nader Abou Warda, desplazado con su esposa y sus tres hijos.

Rohan Talbot, director de la organización Medical Aid for Palestina, lo definió como «un macabro juego de barcos en el que civiles aterrorizados tendrán que adivinar qué casilla les salvará la vida».

Entre los muertos ayer se encuentra el físico Sufian Tayeh y su familia, presidente de la Universidad Islámica de Gaza y entre el 2% de los mejores investigadores del mundo.