La biblioteca de motosierras y azadas de Iruñea busca fondos para más trastos
Un mes después de echar a andar, la Trastoteka de Iruñea ha iniciado una campaña de microfinanciación para comprar más herramientas y completar su cacharrería. Desde una sierra de calar a una perola gigante para una comida popular, todo se alquila por un precio simbólico en Geltoki.
Las antiguas taquillas de la Tafallesa están llenas de trastos: tensiómetros, micrófonos, desbrozadoras, tijeras de poda, perolas, cocinas de gas... «Esto es una biblioteca, pero de trastos», explica Lander Martínez, responsable de Geltoki.
La idea es que allá cualquiera pueda encontrar aquellas cosas que se necesitan muy de vez en cuando y que no merece la pena comprar para emplearlas tan poco. «Evitamos que se compren cosas que apenas se utilizan y, a la vez, ampliamos la utilización de cada una de las herramientas», comenta Martínez.
El modo de funcionar es bastante simple, aunque no es exactamente igual como el de una biblioteca. Lo que se hace es rellenar un pequeño formulario con la fecha de recogida y la prevista de entrega, así como un pequeño compromiso de buen uso del material. Los trastos se prestan por semanas y hay un pago simbólico que va entre uno y los tres euros, dependiendo del valor del trasto.
En caso de incumplimiento de ese buen trato o excesiva tardanza, la Trastoteka se reserva el derecho a no prestar más cosas a un usuario
Existe, además, el modelo de «superusuario», que por 20 euros al año permite coger cuantas cosas se quieran.
Se rellena un pequeño formulario y se paga entre uno y tres euros por trasto. Los préstamos van por semana.
«La gente nos pregunta si se pueden llevar el trasto a su pueblo o si tiene que ser en Iruñea. Por nosotros, como si se los llevan a Jaén. Lo que importa es que lo entreguen a tiempo, para que otro lo pueda usar después. Sobre todo, si se trata de algo muy demandado», prosigue.
Con las categorías en las que dividen el catálogo digital y un par de ejemplos de cada una, quizá sea fácil hacerse una idea del tipo de trastos: Bricolaje y Jardinería (taladros y azadas), Cocina y Oficina (paellera de 60 cm. y destructora de documentos), Electricidad (generador y flexo), Hogar y Limpieza (vaporetto y aspirador) y Salud y Cuidados (silla de ruedas, muletas). En total son 104 trastos diferentes, si bien de algunos existen varias unidades.
Tras estas primeras semanas de experiencia, la Trastoteka busca ampliar el almacén con aspectos en los que se ven más cojos y en aquellos donde las unidades disponibles parecen haberse quedado cortas. Así, a través de las microdonaciones aspiran a obtener entre 5.000 y 10.000 euros y dedicarlos a la adquisición de tiendas de campaña, jaimas, tensiómetros, ingletadoras, caladoras, máquinas de coser, cazuelas de calderete y generadores de electricidad, entre otros trastos.
Por supuesto, se aceptan donaciones de trastos, si bien quieren dirigirlas un poco, por lo que si alguien tiene interés en entregar los suyos es mejor contactar primero para ver si son lo que están buscando. Como ideas generales, la Trastoteka quiere reforzarse con altavoces, bafles y proyectores para eventos, así como material para comidas populares.
Exitazo de la caladora, la máquina de coser y la vaporetto
Junto a las estanterías con herramientas, que abren solo en horario de tarde y los sábados a la mañana, aguarda Aritz Txokarro. «Por ahora lo que más tira son las herramientas: la caladora, los taladros y esas cosas». Les han sorprendido, sin embargo, la demanda de calefactores y de motosierras y tijeras de podar.
«Era algo que no habíamos previsto, pero creo que vamos a tener una demanda bastante estacionaria. Metimos casi por casualidad los radiadores eléctricos en el catálogo y resulta que estos días es de lo que más está funcionando. Mucha gente tiene averías con la calefacción y no siempre se las arreglan de forma inmediata. Supongo que en verano tirarán las tiendas de campaña», prosigue Txokarro.
«Incluimos casi por casualidad los radiadores eléctricos y resulta que es de lo que más está funcionando», dice Txokarro.
Otro de los trastos que dura poco en la estantería es la vaporetto. De ahí que, aunque no se pueda reservar online, este responsable insista en verificar primero en el catálogo que el trasto en cuestión esté disponible. Las máquinas de coser también están teniendo una demanda por encima de lo esperado.
La Trastoteka no es, en sí, una idea del todo original. Proyectos de este estilo ya funcionan en Barcelona o en Aragón, así como en Reino Unido. De ahí que sus promotores de esta iniciativa –que no tiene ánimo de lucro– cuenten ya con alguna pista sobre qué va a ser lo que realmente se utilizará más.
En cuanto a la demanda, Txokarro indica que es bastante paritaria en cuanto a género. Los de edad más avanzada enseguida se animaron a hacer uso, mientras que los más jóvenes sobre todo se informan.
«Supongo que el sueño es llenar la sala y llenar la escalera de atrás para poder ser usada como almacén. Solo aspiramos a que esto siga funcionando y siga en marcha. Nos gustaría tejer una red con iniciativas con esta misma filosofía, como la que existe en Tafalla o la que tienen los Traperos de Emaús en Berriozar para herramientas. Y que sirva para que esto se contagie a otros lugares, para que en cada pueblo tengan su propia Trastoteka».