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El cine vasco se hace notar, un año más, en la fiesta de los nominados a los Goya

La sala de fiestas Florida Park, en el madrileño parque del Retiro, acogió ayer noche el encuentro entre los candidatos a los premios de la Academia estatal de cine. Entre los equipos más numerosos, el de ‘20.000 especies de abejas’, con prácticamente todo su reparto nominado.

La sala de fiestas Florida Park acogió el encuentro entre los candidatos a los Goya.
La sala de fiestas Florida Park acogió el encuentro entre los candidatos a los Goya. (José OLIVA | EP)

La fiesta de los nominados es un encuentro informal entre los candidatos a los Goya en sus distintas categorías. Hay quien tiene callo ya en esto saraos, como el bilbotarra Pablo Berger, director de ‘Robot Dreams’: «Me siento muy mimado por parte de la Academia, mis cuatro películas han tenido candidaturas, de hecho con todas he sido nominado al mejor guion así que contento y feliz». Otras, sin embargo, son nuevas en estas lides como Ane Gabarain o Itziar Lazkano, candidatas ambas al Goya a la mejor actriz de reparto por ‘20.000 especies de abejas’: «Después de 40 años currando en esto, estar nominada la verdad es que a mí es algo que me reconcilia con la profesión porque también pasas muchos sinsabores, muchos malos ratos, y este tipo de reconocimientos son un chute, te empujan para adelante y te dan mucha alegría», reconocía la intérprete donostiarra. A su lado, Lazkano, asentía y confesaba «ser actriz es una carrera de fondo y cuando llega algo como esto pues es como si te tocase la lotería».

Caso bastante insólito en estos premios, prácticamente todo el reparto de ‘20.000 especies de abejas’ ha rascado nominación, algo que emociona profundamente a la directora del filme, Estibaliz Urresola Solaguren para quien «esto refuerza esa idea de que no hay papeles pequeños ya que todos los actores sostienen ese clima de tensión familiar que era importante retratar». Quizá una de las nominaciones más sorpresivas haya sido la de Martxelo Rubio como actor de reparto. De hecho, según nos confesó, el primer sorprendido fue él mismo: «Cuando me anunciaron la nominación estaba en el hospital con mi hijo y la verdad es que ni me lo esperaba. Soy consciente de que me ha beneficiado la ola de estar en una película de éxito como ésta, pero al mismo tiempo siento también que es un reconocimiento a una trayectoria».

Al margen de las candidaturas cosechadas por sus actores y actrices, Estibaliz Urresola también valora positivamente «las nominaciones de vestuario o de maquillaje y peluquería, que son categorías habitualmente reservadas a filmes de época y que algunos han recibido con extrañeza pero el trabajo de ambos departamentos tiene un peso narrativo muy importante en la película». La cineasta alavesa afronta los Goya como un broche al recorrido que ha tenido su película desde que fuera estrenada, en febrero, en el Festival de Berlín: «Para mi va a representar cerrar un ciclo. Creo que también es algo importante vivir ese momento de duelo, de desprenderte de algo a lo que has dedicado cinco años de tu vida y empezar a pensar en otros proyectos». Eso sí, confiesa que lo que peor lleva de toda esta temporada de premios es la sobreexposición pública y el hecho de que sobre su película pese la etiqueta de ser la favorita. Hace un año su cortometraje ‘Cuerdas’ partía también como candidato claro al Goya y, finalmente, se fue de vacío: «Desde entonces me trabajo muy mucho todo el tema de las expectativas porque la mayoría de las veces lo que deseas no es lo que sucede. Entonces, tienes que dar un paso atrás y contemplar todo esto en perspectiva, si no corres el riesgo de que te termine arrasando». Pero más allá de galardones, lo que Estibaliz Urresola valora más positivamente del éxito alcanzado por ‘20.000 especies de abejas’ es el hecho de que «haya llegado a un público tan amplio y se hayan generado reflexiones y debates en muchos foros, más allá de la comunidad LGTBIQ».

El buen momento del cine vasco

Siendo la punta de lanza del cine vasco en los Goya de este año, ‘20.000 especies de abejas’ no es la única producción de Euskal Herria con presencia destacada en estos galardones. De hecho, un año más, entre los profesionales de la industria, hay un runrún sobre el buen momento que vive el cine de nuestro país: «Yo creo que ya no cabe hablar de momento porque es algo que viene de largo y se sostiene en el tiempo», comenta Martxelo Rubio. Para Ane Gabarain, «el apoyo de la administración ha sido decisivo para que emerja toda esta cantera de talentos y para que tengamos una cinematografía tan diversa». Un argumento parecido al defendido por Michel Gaztambide: «Mientras que el Ministerio de Cultura ha suprimido las ayudas al desarrollo de guiones, el Gobierno Vasco mantiene estos apoyos. Eso habla de una apuesta decidida por impulsar la industria del audiovisual». El guionista navarro, que ya estuvo nominado por Vacas y que ganó el Goya por No habrá paz para los malvados, es candidato este año por su labor de escritura, mano a mano con Víctor Erice, en ‘Cerrar los ojos’: «Cuando me llamó me temblaron las rodillas pero luego trabajar con él fue muy sencillo y muy gratificante». El hecho de que un autor tan a contracorriente como Erice acapare nominaciones en unos premios académicos como son los Goya no sorprende a Gaztambide: «Él siempre dice que su cine ha conectado con el público, y es verdad, sus películas generan un vínculo emocional muy fuerte. El recorrido que ha tenido Cerrar los ojos le da la razón a Víctor, es una película que ha tenido muy buena acogida más allá de la comunidad cinéfila».

Gaztambide y Erice pelearán el galardón de mejor guion con Félix Viscarret, nominado por ‘Una vida no tan simple’ y que vuelve a los Goya tras triunfar en dicha categoría en la edición de 2007, con su ópera prima, Bajo la estrellas: «Resulta irónico si te paras a pensar que Una vida no tan simple habla de alguien que recibe un premio siendo muy joven y que, desde entonces no levanta cabeza. Igual ahí los académicos han podido verse identificados y por eso me han reconocido con esta nominación», comenta entre risas el cineasta de Iruñea. Probablemente su película hubiera merecido alguna otra nominación, al igual que ‘O corno’. Flamante Concha de Oro en Zinemaldia, el filme de la donostiarra Jaione Camborda únicamente estará representada en los Goya por su protagonista, Janet Navás, candidata como actriz revelación: «Esta nominación para mí conlleva una responsabilidad adicional en el sentido de que la asumo no solo como un reconocimiento hacia mi trabajo, sino también hacia el de Jaione y hacia el de todas las personas del equipo sin las cuáles yo no podría haber moldeado este personaje».

Premios animados

Pero si hay un terreno donde el cine vasco lleva tiempo pisando fuerte, ese terreno es el de la animación. Sonia Estévez es candidata al mejor corto de animación por ‘Txotxongiloa’ donde reflexiona sobre la cosificación de la mujer a través de las vicisitudes de una marioneta. La directora y productora comenta que «en Araba cada vez somos más personas las que nos dedicamos al mundo de la animación», dando por bueno el gran momento que vive este tipo de cine en Euskal Herria. En lo referente al Goya al mejor largometraje de animación dos serán las propuestas vascas que se batirán el cobre. De un lado, ‘El sueño de la sultana’ de Isabel Herguera. La cineasta donostiarra se confiesa superada por el recorrido que está teniendo un filme «realizado de manera tan artesanal y tan al margen de todo. Porque nuestra película es una película rara, para que nos vamos a engañar».

Para Herguera ya resulta llamativo que «festivales no especializados en animación como el de Donostia y como otros muchos en los que hemos estado se abran a programar en su Sección Oficial una película así, pero el hecho de haber logrado esta nominación me tiene perpleja». La directora confiesa que ‘El sueño de la sultana’ es «la demostración de que la animación no es un género sino que es un arte abierto a propuestas y contenidos de todo tipo». Sin embargo, ella, como casi todos, sabe que goza de pocas opciones de triunfo teniendo enfrente a ‘Robot Dreams’, el filme de Pablo Berger que hace diez días ganó el Premio de la Academia del Cine Europeo: «Eso sí que fue inesperado, fue como ganar Eurovisión», comenta entre risas el director bilbotarra a quien tampoco le gusta ir de favorito: «Mi amiga y musa Maribel Verdú, que ha estado nominada infinidad de veces, siempre me lo dice: ‘Pablo, cuando ganas el Goya se te queda cara de tonta, pero si vas con la expectativa de que vas a ganarlo y no lo logras, la cara de tonta es aún mayor’. Así que vamos paso a paso. De entrada, ya el hecho de haber logrado cuatro nominaciones por un filme de animación es algo maravilloso por lo insólito que resulta. Hay que poner en valor el gran momento que vive la animación en este país. Venimos de años donde solo había una película nominada en esta categoría y este año tenemos propuestas como la de Isabel Herguera o la de Fernando Trueba que han estado en los festivales más importantes».

A pesar de no gustarle la etiqueta de favorito, Pablo Berger asume que ‘Robot Dreams’ tiene posibilidades de colarse incluso entre las cinco películas de animación candidatas al Oscar de este año: «Opciones hay pero esto es una carrera de fondo que recién acaba de empezar. Ayer la Asociación de Críticos de Toronto nos reconoció como la Mejor Película Animada del Año. Teniendo en cuenta que nos impusimos nada más y nada menos que a Miyazaki, para mí eso ya es un premio mayúsculo».