Dabid Lazkanoiturburu

Qué hacer con Hamas

Palestinos llevan el féretro del líder de Hamas Saleh al-Arouri durante sun funeral en Beirut.
Palestinos llevan el féretro del líder de Hamas Saleh al-Arouri durante sun funeral en Beirut. (Anwar AMRO | AFP)

Seguir el itinerario de la gira, y van cuatro, del secretario de Estado de EEUU Blinken por la región, evoca un nivel de improvisación en la diplomacia de la aún primera potencia mundial que evidencia su creciente debilidad, paralela a su decreciente ascendiente entre sus aliados.

Al punto de que altos cargos de la Administración Biden, a quien no le interesa que se le enrede el gallinero internacional en un año electoral crucial, airean su temor de que el primer ministro israelí, Netanyahu, extienda a Líbano una guerra tras cuyo fin está sentenciado, política y penalmente.

El mundo contuvo la respiración la semana pasada cuando Irán apuntó a Israel tras la matanza en el mausoleo en Kerman del general Suleimani en el IV aniversario de su muerte a manos de un dron USA en Bagdad, Con permiso de las víctimas, casi hasta nos alegramos de la reivindicación del ISIS.

Con sus paradas en Turquía y Qatar, y tras constatar que la oficialista ANP de Abbas no es capaz ni de «gobernar» en Cisjordania, Blinken trata de convencer a los principales sostenes internacionales de Hamas de que convenzan a su liderazgo de hacerse a un lado y de que ayuden a crear una formación islamista palestina domesticada. Ello permitiría que los miles de funcionarios de Hamas en la Franja siguieran operando bajo otras siglas. Arabia Saudí y Emiratos pondrían el dinero para la reconstrucción de Gaza y el vecino Egipto la logística.

Cuadratura de un círculo que pasa por forzar a Israel a que no repita en el sur de Gaza su fiasco en el norte. Tres meses arrasando el territorio sin lograr haber aniquilado a uno solo de sus altos comandantes y obligado a tensar la cuerda con un ataque en Beirut para cobrarse su primera pieza mayor: el número dos en el exterior Saleh al Arouri.

 

EEUU trata de implicar a Turquía y Qatar en un plan para sustituir a Hamas por una formación islamista palestina domesticada

 

El Ejército israelí asegura haber matado a 8.000 milicianos de Hamas en el norte pero reconoce que sus soldados siguen sufriendo emboscadas. Y asegura que el alto mando político y militar de Hamas, Yahya Ibrahim Al-Sinwar y Mohamed Al-Deif, conocido como el «ingeniero» o el «invitado», se esconden en túneles entre Rafah y el campo de refugiados de Jan Yunis, objetivo de su brutales bombardeos.

Lo que ya no se oculta es la creciente popularidad de Hamas. En horas bajas hasta el 7 de octubre por su autoritarismo y la economía, cuenta con el apoyo del 52% de los gazatíes y ha triplicado simpatías en Cisjordania, hasta un 89%.

¿Qué hacer con Hamas? ? ¿Y sin él?