Periodista, especializado en información cultural / Kazetaria, kulturan espezializatua
Entrevue
Beñat Olea
Autor de cómics

«No nos enseñan a trabajar nuestras emociones»

Nacido en Legazpi en 1987, trabaja como diseñador gráfico e ilustrador freelance. Su debut el cómic, ‘Eki en las nubes’, ha sido considerado uno de los álbumes revelación del pasado año. En él, Beñat Olea evoca sus propios miedos e inseguridades a través de una historia luminosa y muy emocional.

Beñat Olea muestra un ejemplar de ‘Eki en las nubes’.
Beñat Olea muestra un ejemplar de ‘Eki en las nubes’. (J. DANAE)

Quedamos con Beñat en Madrid durante la semana de promoción de ‘Eki en las nubes’. A pesar de llevar poco en el mercado, se ha convertido en una obra de referencia, no solo por la calidad de sus dibujos sino por la humanidad de sus personajes. Él dice que le gustaría que se apreciase como una historia de emociones y no como una obra vinculada al universo LGTBIQ+.

‘Eki en las nubes’ es un cómic que revela una mirada muy personal. ¿Cómo llega a estos personajes y a esta historia?

Todo partió de una pequeña crisis existencial que viví y que me llevó a pensar ‘tengo que encontrar una voz propia para mi arte’. Fue ahí cuando, después de estar trabajando como diseñador gráfico, decidí probar suerte en el mundo del cómic. El primer álbum que publiqué fue ‘Ajuar funerario’. Fue un trabajo de encargo, pero me hizo ver que era capaz de enfrentarme a un proyecto así, así que el siguiente paso fue preguntarme ‘¿qué historias quiero contar?’. Y con Eki lo que he hecho es hablar de ciertos miedos y emociones a los que me he ido enfrentando como chico gay, pero que yo creo que son universales. A partir de esa necesidad, cuando estuvimos confinados encontré el tiempo que me faltaba para dedicarme a este proyecto.

¿En qué medida diría que se trata de una obra autobiográfica?

Supongo que me he inspirado en vivencias personales. En pandemia tuvimos mucho tiempo libre para hacer introspección y este álbum es un poco el resultado de eso. Pero lo que sí tuve claro es que no quería revestir ese ejercicio de introspección de dramatismo, de ahí ese tono de comedia ligera que me sirve un poco para desdramatizar ciertas experiencias.

«Con Eki lo que he hecho es hablar de ciertos miedos y emociones a los que me he ido enfrentando como chico gay, pero que yo creo que son universales»

¿Qué descubrió de usted mismo en ese ejercicio de introspección?

Por ejemplo, cuando acepté mi sexualidad me acuerdo que tuve que acometer un ejercicio de deconstrucción que me llevó a confrontarme con mis propias inseguridades. A veces pienso que eso obedece a que no nos enseñan a trabajar nuestras emociones y, justamente por ello, con ‘Eki en las nubes’ me apetecía profundizar en una historia muy humana donde todos los personajes expresasen sus deseos y sus incertidumbres, porque creo que eso, lejos de hacernos más vulnerables, nos hace más fuertes.

Quizá por eso resulta tan fácil empatizar con sus personajes, ¿no?

Supongo que sí. Nada más salir el álbum, de hecho, me escribió una chica que me dijo que todos los personajes que aparecen en el cómic le resultaban muy entrañables porque le habían hecho evocar ciertos episodios de su adolescencia. A mí aquello me sorprendió, porque yo a Eki no lo veo como un adolescente, sino como a un chaval de veintitantos años.

Pero luego pensé que, claro, a muchas personas del colectivo nos ha costado enfrentarnos a nuestra sexualidad y aceptarla. Eso nos ha llevado a retrasar el encuentro con nuestro yo real, que es algo que los heterosexuales acometen durante su pubertad. Entonces igual por ahí sí que es verdad que nuestro crecimiento emocional puede haber acontecido más tarde.

(J.DANAE)

De hecho, en este trabajo rompe con esa imagen estereotipada del colectivo gay como un todo homogéneo. En las páginas de ‘Eki en las nubes’ muestra a unos personajes, cada uno de los cuáles vive su sexualidad de manera muy diversa.

Sí, pero fíjate que eso también me ha valido alguna crítica en el sentido de que hay quien me ha dicho que dibujo a chicos muy normativos. Pero, más allá de eso, lo que me interesaba es lo que tú comentas: mostrar a un grupo de chicos con distintas necesidades afectivas y que gestionan su sexualidad de manera diferente. No pretendo, sin embargo, que eso los convierta en representantes de un colectivo. Me he limitado a reflejar la realidad que he vivido yo y lo he hecho desde mi propia perspectiva.

Igual esas críticas también parten de la necesidad de etiquetarlo todo y a todos, ¿no?

Un poco sí, y yo creo que ya deberíamos empezar a superar todo eso. Por ejemplo, a la hora de intentar definir un cómic como ‘Eki en las nubes’, igual en lugar de empezar por decir que se trata de un álbum que aborda una historia gay, deberíamos decir que es una historia de sentimientos, de emociones y de cómo nos relacionamos hoy en día.

«Expresar nuestros deseos e incertidumbres, lejos de hacernos más vulnerables, nos hace más fuertes»

Pero lo que sí es cierto es que, siendo homosexual, la gestión de esas emociones y de esas inseguridades suponen un esfuerzo adicional, ¿no?

Claro, como bien escribe Gabriel J. Martín en el prólogo de mi libro, cuando eres homosexual, esas inseguridades se acentúan y pesan como una losa porque parece que no seas nada más que eso: gay. Cuando lo cierto es que cada uno debería ser libre para decidir cómo quiere ser. En la sociedad heteropatriarcal, por ejemplo, siempre se marca que el hombre tiene que ser muy masculino y la mujer muy femenina y, como tal, cualquier hombre que se muestre femenino parece que sea menos hombre.

¿Hasta qué punto ese tono luminoso que define la historia de ‘Eki en las nubes’ refleja también una posición de disidencia?

Es un modo de posicionarse contra ese dramatismo y esa solemnidad desde la que se han venido contando las historias de gays en el cine o en la literatura, donde parece que todo tenía que ser desgarro y dolor.

Poco a poco vamos dándole la vuelta a eso y cada vez hay más series como ‘Heartstopper’ o ‘Euphoria’, que muestran el día a día de personajes del colectivo desde una cierta naturalidad. Yo quería salir un poco de esa espiral trágica y mostrar las problemáticas cotidianas de un grupo de jóvenes homosexuales en el modo en que se relacionan entre ellos y consigo mismos. Porque la felicidad al final llega cuando mejor nos conocemos a nosotros mismos y ese es el camino que he querido reflejar con Eki, un camino de superación.

«Cuando eres homosexual, las inseguridades se acentúan y pesan como una losa porque parece que no seas nada más que eso: gay»

De hecho, se trata de un camino que, con ese final ambiguo que tiene el cómic, queda un poco abierto. ¿‘Eki en las nubes’ es el primer capítulo de una historia que tendrá continuación en otros álbumes?

Todavía estoy a la espera de que la editorial vea qué respuesta tiene este primer volumen, pero sí. En mi cabeza tengo un universo muy amplio protagonizado por todos estos personajes y espero poder seguir desarrollándolo. Tengo las claves de por dónde quiero que vaya el relato, pero me gusta también ir improvisando y crear esta historia sobre la marcha, porque eso es lo bueno de jugar con la creatividad, poder reflejar aquello que, en un momento dado, te puede salpicar en la vida.