La crisis que afronta la cooperativa Enargia desde semanas atrás, y que abocó al cese de su director general, en asamblea celebrada el pasado 13 de febrero, vive un nuevo capítulo que cabe vaticinar que no será el último.
Así, tras el comunicado remitido el 20 de febrero por el consejo de administración a los medios de comunicación por el presidente, Iban Lizarralde, han seguido este jueves sendas notas de prensa del propio afectado y de los trabajadores, que iniciaron una huelga el lunes para protestar por el relevo del que fuere director general, Patxi Bergara.
Surgida en 2018, y basada en Azkaine, la cooperativa cuenta entre sus socios con la sociedad que fue pionera en Ipar Euskal Herria en lo el impulso a la soberanía energética, I-Ener, pero también con el colectivo ecologista Bizi, la asociación Euskal Moneta, impulsora de la moneda local Eusko, o a la Fundación Robles-Arangiz, ligada esta última al sindicato ELA.
También, aunque con menor peso, figuran entre los miembros de su consejo de administración dos representantes de Herkide y Herrikoa que, a su vez, ejercen como directivos de una empresa pionera en el cooperativismo al norte del Bidasoa, como es Sokoa.
Esos dos socios, al igual que la representante de los cuatro trabajadores de Enargia, votaron en contra del relevo de Bergara como director general –manteniéndole, no obstante, en el cargo de director administrativo y financiero (Daf)– que la mayoría del consejo de administración justifico por su actuación no acorde a «los valores cooperativos».
Le achacan a Bergara haber propuesto para sí mismo un sueldo de 7.000 euros al mes y de haber hecho una donación por valor de 10.000 euros –a cargo de la tesorería de Enargia– a la fundación Geroa, que preside, «sin informar ni al consejo de administración ni al presidente de la sociedad».
«Excusas para justificar el castigo»
El cesado ha explicado este jueves en un comunicado que esas acusaciones «son falsas» y que solo sirven de excusa «para justificar un castigo».
Achaca a los redactores de la nota del 20 de febrero dar datos destinados a «hacer daño a mi nombre y a mi honor».
Bergara desmiente que planteara ese ascenso salarial hasta los 7.000 euros, que aclara que se corresponde con «el mínimo que se establece en el convenio para ese puesto».
Afirma, además, que la persona que le sustituirá «sin haber demostrado ninguna competencia» percibirá 45.000 euros al año, lo que, según calcula, implicará un desembolso suplementario de 80.000 euros para la cooperativa dedicada al suministro de electricidad producida a partir de fuentes de energías renovables.
Bergara considera malintencionado que se evoque la donación de 10.000 euros hecha al fondo de dotación Geroa e indica que, más allá que, tras la liquidación de impuestos ese aporte esa donación suponga en realidad 4.000 euros a Enargia, en años precedentes se produjeron aportaciones «a propuesta de Lizarralde» a la fundación que no generaron problemas.
Compensar la pérdida de poder adquisitivo
Patxi Bergara reivindica en su nota que cuenta con el apoyo de los trabajadores a los que, según se indicaba en el comunicado del consejo de administración, aplicó una subida general de sueldo que el cesado justifica como «compensación a la pérdida de poder adquisitivo».
De hecho, en un segundo comunicado, los trabajadores confirman ese apoyo, remarcan la labor realizada por Bergara desde la creación de Enargia, y lamentan la situación a que ha abocado a la sociedad la decisión adoptada en la última reunión del consejo de administración.
Desmienten como «mentirosa y manipuladora» la versión dada de una crisis que, de momento, no parece encontrar cauce de solución en la joven cooperativa labortana.