Modelo policial, sin justicia inuit ni otras ficciones
El documental ‘No estás sola’ es un relato sobre la violación grupal en sanfermines de 2016 y cómo aquel proceso cambió la perspectiva social en torno a la violencia sexista. Se acaba de estrenar y merece la pena verlo.
El trabajo de documentación es apabullante. Destaca la actuación policial, narrada por sus protagonistas: la policía municipal que atendió a la víctima en un primer momento, el agente de la Policía Foral Pablo de la Fuente y Ángel Beortegui, comisario de la Policía Municipal.
El impulso de una agente que se pone a ver imágenes, alentando la idea de que es posible encontrar a los agresores, es crucial. Destinar los recursos necesarios para la operación de la Plaza de Toros es otra decisión importante. Las fotos de esa primera identificación son impactantes. Se ve a los violadores a pocas horas de haber cometido el ataque, en medio de la fiesta, cuando creían que saldrían impunes.
El trabajo de minería de Pablo de la Fuente con los datos de los teléfonos e internet es impresionante. Policía, militar de formación y originario de Zamora, nada de lo humano me es ajeno, dicen, pero es difícil una biografía más lejana a mí. Aun así, su obsesión por hacer bien su trabajo me generó interés. Sin una perspectiva de género explícita, pero con una noción de justicia básica, explica de forma sencilla el sentido del trabajo policial.
No creo en el punitivismo y a la vez es difícil imaginar un sistema donde se conozca la verdad y se haga justicia con víctimas como Lucía –nombre de la joven en el documental– sin investigaciones como la de Iruñea. Spoiler: por contraste, la justicia indígena de la brillante ‘True Detective: Night Country’ es enardecedora, pero es ficción.
No veo una opción de reconciliación social con los cuerpos que han ejercido la represión sectaria. No tienen voluntad, no merecen el esfuerzo. Pero no hay otra opción que dar el debate del modelo policial. No ir a remolque, marcar prioridades y evaluar recursos es un punto de partida.