Al menos 80 civiles, la mayoría mujeres y menores, y casi la mitad de ellos de una misma familia, murieron ayer por ataques aéreos de Israel en Gaza, según fuentes locales. El Ejército israelí intentó justificar los bombardeos asegurando haber matado a una treintena de milicianos de Hamas.
36 miembros de una misma familia murieron en ataques contra dos casas en el campamento de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza.
«¡Es mi madre, mi padre, mi tía, mis hermanos!», lloraba desconsolado Mohamed al-Tababiti, de 19 años, ante los cuerpos alineados en el hospital Al-Aqsa de Deir el Balad. «No sé por qué nos han bombardeado», preguntaba.
El Ejército israelí aseguró haber matado en Nuseirat a 15 supuestos milicianos «escondidos en un refugio de Hamas» y a un «comandante de un escuadrón de francotiradores» de la formación islamista.
Similares escenas se registraron en los bombardeos de un edificio residencial «que albergaba a personas desplazadas», en un ataque aéreo contra una vivienda en el barrio de Al Tuffah, y en un bombardeo similar que causó un número indeterminado de muertos y heridos en el barrio de Al Nasr, todos ellos en la ciudad de Gaza.
A su vez, la agencia palestina Wafa reportó «intensos ataques aéreos» contra la ciudad de Beit Hanoun, al norte de la Franja, y bombardeos que también tuvieron lugar contra una vivienda habitada en Rafah, al sur del enclave, y donde se refugian más de 1,4 millones de desplazados.
Tras más de cinco meses de bombardeos constantes, el 85% de la población gazatí se ha visto desplazada, y el 60% de la infraestructura de la Franja está dañada o destrozada, con bebés y menores desnutridos y escasa asistencia médica. La ONU ha alertado de una hambruna generalizada, sobre todo en el norte de Gaza, y señala que «los médicos ya no ven bebés de talla normal» en la castigada Franja.
Open Arms anunció haber descargado las 200 toneladas de viveres en la costa, previo control de Israel, como ocurre con la que llega al sur.
Crítica del Partido Demócrata
El presidente de EEUU, Joe Biden, aprobó el discurso del líder de los demócratas en el Senado, Chuck Schumer, que pidió elecciones en Israel al considerar que su primer ministro, Benjamin Netanyahu, es un «obstáculo para la paz».
El de Schumer, el primer judío en ocupar el cargo, es el mensaje más crítico de un alto dirigente del Partido Demócrata contra el Gobierno israelí. Pero no hace mella en un Netantahi que gana tiempo, militar y de supervivencia política, mientras sigue recibiendo la ayuda y los suministros militares estadounidenses.
El partido Likud, liderado por Netanyahu, respondió a Schumer que Israel «no es una república bananera, sino una democracia (sic) independiente y orgullosa».