Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

Alexis Morante finaliza el rodaje de ‘Gila: ¿Es el enemigo?’

Alexis Morante dio el último golpe de claqueta a ‘Gila: ¿Es el enemigo?’, una tragicomedia centrada en diferentes episodios vividos por el cómico Miguel Gila durante la Guerra del 36. Óscar Lasarte encarna al protagonista. El rodaje se desarrolló en en diferentes localizaciones de Bizkaia.

Óscar Lasarte encarna a Miguel Gila en esta tragicomedia.
Óscar Lasarte encarna a Miguel Gila en esta tragicomedia. (DAVID HERRANZ)

Finalizó el rodaje de ‘Gila: ¿Es el enemigo?’, una película dirigida por Alexis Morante (‘El universo de Óliver’) sobre la figura del mítico humorista Miguel Gila. Inspirada en ‘El libro de Gila. Antología cómica de obra y vida’, publicado por Blackie Books, la película está escrita por el propio Morante y Raúl Santos a partir de un argumento de Jose Alba. El equipo creativo ha contado en todo momento con el apoyo de Malena Gila, hija del humorista.

Se trata de una fábula optimista sobre un joven Miguel Gila en la Guerra del 36. A los 17 años, Gila estuvo presente en la contienda y allí sobrevivió a miserias, batallas y a su propio fusilamiento gracias a su don: el humor. 

Basada en hechos reales y en sus propios monólogos, la película nos cuenta la transformación de Miguel a Gila, y reinventa todos esos momentos que años más tarde inspirarían sus chistes.

Cuenta con un elenco coral encabezado por el actor, cómico y mago Óscar Lasarte, que interpreta a Miguel Gila en su primer papel protagonista, Carlos Cuevas, Natalia De Molina, Salva Reina, Iván Villanueva, Antonio Bachiller y David Elvira. El rodaje del filme tuvo lugar en diferentes rincones de Bizkaia.

El cineasta Alexis Morante y el actor y mago Ócar Lasarte durante el rodaje. DAVID HERRANZ
El cineasta Alexis Morante y el actor y mago Ócar Lasarte durante el rodaje. DAVID HERRANZ

Gila ante un pelotón de fusilamiento

Nacido en el distrito de Tetuán de Madrid, Miguel Gila se crió con sus abuelos en el barrio de Chamberí. Al estallar la Guerra del 36, siendo militante de las Juventudes Socialistas Unificadas, se alistó como voluntario republicano​ en julio de 1936 en el Quinto Regimiento de Líster.

Fue en El Viso de los Pedroches, Córdoba, donde se escenificó una de las vivencias más singulares del futuro cómico.

Situado frente a un pelotón de ejecución, logró eludir su muerte aprovechando la cobertura de una noche lluviosa.

Los integrantes del pelotón se encontraban borrachos, lo que provocó que fallaran sus disparos. Gila se hizo el muerto y, de esta forma, logró sobrevivir.

En su libro de memorias ‘Y entonces nací yo: Memorias para desmemoriados’ (1995) dejó escrito: «Nos fusilaron al anochecer; nos fusilaron mal. El piquete de ejecución lo componían un grupo de moros con el estómago lleno de vino, la boca llena de gritos de júbilo y carcajadas, las manos apretando el cuello de las gallinas robadas con el ya mencionado ‘Ábrete Sésamo’ de los vencedores de batallas. El frío y la lluvia calaba los huesos. Y allí mismo, delante de un pequeño terraplén y sin la formalidad de un fusilamiento, sin esa voz de mando que grita: ‘¡Apunten!, ¡fuego!’, apretaron el gatillo de sus fusiles y caímos unos sobre otros. Catorce saltos grotescos en aquel frío atardecer del mes de diciembre. Las gallinas tuvieron poco tiempo para respirar, el que emplearon los del piquete de ejecución en apretar sus gatillos. Y sobre la tierra empapada por la lluvia, nuestros cuerpos agotados de luchar día a día».

Posteriormente, fue hecho prisionero de nuevo y trasladado a un campo de concentración en la localidad cordobesa de Valsequillo y, en diciembre de 1938, cayó prisionero en Extremadura.

En sus memorias, Gila explicó: «Creo –es decir, estoy seguro– que mi identidad política terminó en diciembre del año 1938, en el frente de Extremadura, cuando, unos instantes antes de caer prisionero en manos de los moros de la 13.ª División del general Yagüe, tuve que romper mi carné de las Juventudes Socialistas; pero la ideología que mamé en mi niñez, en mi casa de gente humilde y en las fábricas o talleres donde trabajé, sigue latente en mí. Lo que van a leer es el testimonio de un hombre que fue joven en una generación en la que el hambre, las humillaciones y los miedos eran los alimentos que nos nutrían».