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El impacto ambiental de la ‘Y Vasca’, «muy por encima» de los beneficios, según un estudio

El grupo Ekopol de la UPV/EHU ha analizado el ciclo de vida de la ‘Y Vasca’ del Tren de Alta Velocidad para evaluar su comportamiento ambiental. Los resultados muestran que esta línea «en un contexto de crisis ambiental global, este proyecto puede empeorar la situación en lugar de mejorarla».

Este trabajo de investigación ha sido realizado por Andoni Kortazar y Gorka Bueno, del grupo de investigación Ekopol, junto con David Hoyos, colaborador habitual.
Este trabajo de investigación ha sido realizado por Andoni Kortazar y Gorka Bueno, del grupo de investigación Ekopol, junto con David Hoyos, colaborador habitual. (Mitxi | UPV/EHU)

Considerando los impactos ambientales producidos en las fases de construcción y de mantenimiento de la ‘Y Vasca’ del Tren de Alta Velocidad, los resultados muestran que esta línea no tendrá capacidad suficiente para mitigar los efectos del cambio climático y reducir el consumo energético. Es la principal conclusión del trabajo realizado por el grupo Ekopol de la UPV/EHU.

La noticia ha sido difundida por la revista ‘Campusa’ de la Universidad. Según resalta, los datos obtenidos y la metodología pueden ser útiles para analizar otras líneas de alta velocidad o las infraestructuras de otros medios de transporte.

La Unión Europea se ha fijado como objetivo lograr la neutralidad de carbono en 2050. En este sentido, las políticas de transporte son clave para mitigar los efectos del cambio climático, ya que, en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, por ejemplo, el transporte supone un tercio de las emisiones de efecto invernadero. El TAV se ha presentado como un medio de transporte que puede ser de gran ayuda para alcanzar estos objetivos ambientales. La línea conocida como ‘Y Vasca’ tiene como objetivo, a diferencia de lo habitual, disponer de una línea mixta de transporte de mercancías y viajeros, y se dice que es fundamental para lograr una movilidad más sostenible.

Han contabilizado todos los impactos

Los miembros del grupo de investigación Ekopol han realizado un análisis del ciclo de vida de la ‘Y vasca’ para evaluar el comportamiento ambiental de esta línea a lo largo de toda su vida útil. «Muchas veces no se tienen en cuenta las cargas ambientales que supone la construcción de infraestructuras. Se dice que el TAV reducirá las cargas ambientales porque el tren es eléctrico, pero no se tienen en cuenta todas las cargas que se generan en la fase de construcción», ha señalado Andoni Kortazar, profesor del Departamento de Políticas Públicas e Historia Económica de la UPV/EHU.

Han contabilizado todos los impactos, desde el mismo momento de la adquisición de las materias primas utilizadas en la construcción de la infraestructura hasta la finalización del proyecto: «La explotación minera, la fase de construcción, las obras de mantenimiento, la fase de funcionamiento en su totalidad...».

Viaducto de Baraguen, en Aramaio. Es el viaducto más largo que tendría la Y Vasca: 1,4 kilómetros. (Rubén LADRÓN DE GEBARA)


«Hemos analizado el trazado completo del proyecto, metro a metro. Entre otras cosas, hemos medido la longitud de cada uno de los túneles y viaductos y hemos aplicado los coeficientes correspondientes; también hemos aplicado los coeficientes correspondientes a las estimaciones de transporte que proporcionan la administración de la operación, Adif y el Gobierno Vasco. Así, hemos podido saber cuántos años tardaría este proyecto en generar beneficios ambientales», explica el investigador.

Solicitud de replanteamiento de la necesidad de ampliación del TAV

Los resultados muestran que los impactos generados en la fase de construcción están muy por encima de los de otras líneas del TAV, por un lado debido a que la orografía montañosa de la comarca obliga a construir infraestructuras más complejas que requieren un mayor consumo de recursos y energía y, por otro lado, por la baja demanda de transporte. Según los investigadores, «este nuevo corredor no está justificado en términos de reducción de emisiones y ahorro energético».

Está previsto que cuando la línea comience a explotarse, en 2030, la demanda de pasajeros sea de entre 5,8 y 3,3 millones, «muy inferior a la demanda de otros TAV en el mundo», señalan. «La demanda de transporte prevista para la ‘Y vasca’ no es suficiente para justificar la construcción de toda la infraestructura en términos de ahorro energético y de reducción de las emisiones atmosféricas».

Por lo tanto, «debería replantearse la necesidad de extender su TAV —concluyen los investigadores—. La ‘Y Vasca’ no tendrá capacidad suficiente para mitigar los efectos del cambio climático y reducir el consumo de energía y otros impactos ambientales. En un contexto de crisis ambiental global, este proyecto puede empeorar la situación en lugar de mejorarla».