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Israel desafía con más muertes y amenazas a la presión internacional

Benjamin Netanyahu advirtió que «la presión internacional no funcionará», en un mensaje a la ONU, y a EEUU. Israel desafió la demanda mundial de alto el fuego con más muertes en Gaza, mientras la relatora de la ONU Francesa Albanese detalló la denuncia de genocidio y denunció haber sido amenazada.

Niños palestinos esperan un reparto de comida en el campamento de refugiados de Yabalia.
Niños palestinos esperan un reparto de comida en el campamento de refugiados de Yabalia. (Mahmud ISSA | EUROPA PRESS)

Una bola de fuego iluminó el cielo nocturno sobre Rafah en un ataque aéreo contra la ciudad del extremo sur de Gaza, donde se hacinan 1,5 millones de palestinos, la mayoría desplazados, y que el Ejército israelí planea asaltar por tierra.

Por la mañana, las columnas de humo que se elevaban en el cielo eran la señal de la continuidad de la destrucción tras los intensos bombardeos sobre viviendas en los que Israel volvió a matar a varias familias palestinas, y con los que siguió dejando claro que desafía la demanda de la comunidad internacional de un alto el fuego inmediato.

«La gente estaba sentada y, de repente, los escombros invadieron el lugar. Escaparon de la muerte para afrontarla aquí», clamaba Moussa Dahir, superviviente del bombardeo que mató a sus padres y destruyó su casa en Rafah. El Ejército «no ha podido lanzar una operación terrestre en Rafah, por lo que decidió atacar a los civiles en sus casas», añadió.

Al menos otras 76 personas murieron en 24 horas.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, confirmó que ignorará las demandas de la comunidad internacional. «La presión internacional no funcionará», insistió.

Así, explicó que su decisión de no enviar una delegación encabezada por dos de sus principales asesores a Washington fue «un mensaje a Hamas de que no confíen en esa presión internacional».

Israel suspendió la visita en un desplante a EEUU por no ejercer su veto cuando el Consejo de Seguridad de la ONU votó la resolución por un alto el fuego en la Franja de Gaza, que salió adelante por primera vez. «La decisión de EEUU fue un muy mal paso. Lo peor es que alentó a Hamas a adoptar una postura dura y confiar en que la presión internacional impedirá que Israel libere a los secuestrados y destruya a Hamas», insistió.

El primer ministro reaccionó de inmediato a la votación cancelando el viaje previsto a Washington de sus dos principales asesores –el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Derner; y el asesor de seguridad nacional Tzachi Hanegbi–. La reunión la había pedido la Casa Blanca para plantear alternativas a la operación terrestre en Rafah, movida por la creciente presión al Gobierno estadounidense por su apoyo a Israel, que puede afectar a la campaña electoral del presidente, Joe Biden.

Tras el desplante, la oficina de Netanyahu propuso ayer fijar nueva fecha para este encuentro, pero la suspensión de la visita también era un recado del primer ministro israelí a Biden de que no acepta ningún obstáculo a su estrategia de «destrucción total».

También atribuyó a la resolución de la ONU el rechazo de Hamas a la contraoferta presentada por Israel en las negociaciones que se llevan a cabo en Doha, a pesar de que EEUU reconoció que la respuesta palestina fue anterior.

Hamas insiste en un alto el fuego integral y la retirada de las tropas israelíes, demandas que Israel considera «delirantes». «No se liberará a los prisioneros hasta que logremos estos objetivos», insistió ayer.

Palestinos, en los restos de una vivienda destruida por la aviación israelí en Rafah. (Mohamed ABED | AFP)

A la vez que los llamamientos de la ONU son ignorados y sus agencias, como la Unrwa, criminalizadas como «agentes de Hamas», las denuncias formales de genocidio son objeto de amenazas, como las que ha recibido Francesca Albanese, la relatora de Naciones Unidas que detalló en su informe al Consejo de Derechos Humanos de la ONU que Israel ha cometido varios actos de genocidio en Gaza.

«Siempre he sido atacada, desde el inicio de mi mandato» en 2022, declaró la relatora. «A veces recibo amenazas, pero que hasta ahora no han requerido precauciones adicionales», agregó. Reconoció que «trabajar bajo estas presiones por supuesto que me enfurece, pero me empuja aún más a no ceder». «El principal sufrimiento procede de observar y monitorizar lo que ocurre a diario», añadió.

Monstruosidad más allá de lo conocido

A su juicio «el genocidio ya se ha cometido», pero «todavía podemos salvar vidas y todavía podemos detener el descenso al abismo». Por ello, pide una presencia internacional protectora y medidas contra Israel, incluidas sanciones económicas y un embargo de armas.

«La flagrante y sistemática matanza de civiles palestinos, el uso de armamento ilegal, la completa destrucción de infraestructura no militar incluidos hospitales, el matar de hambre de forma deliberada, todo ello va más allá de los crímenes de guerra y contra la humanidad que ya se habían visto antes en los Territorios Palestinos», denunció al día siguiente de presentar su informe ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

«La monstruosidad va acompañada de una narrativa antipalestina, deshumanizadora, que emana de los más altos estamentos de la sociedad israelí, incluidos altos cargos», aseguró, en referencia a las declaraciones de Netanyahu, el presidente, Isaac Herzog, o diversos ministros del Gobierno de Israel, que «son sólo la punta del iceberg».

Sobre los apoyos a ese genocidio, dijo que «sabemos quién es el principal apoyo político y económico de Israel. Todos los ojos están puestos en EEUU, pero hay otros Estados», indicó, y anunció que examinará la cuestión de la complicidad en un futuro informe.

Precisamente, el secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, se reunió con su homólogo israelí, Yoav Gallant, con el que abordó el apoyo militar estadounidense y se limitó a decirle que «a día de hoy, el número de bajas civiles en Gaza es demasiado alto y la cantidad de ayuda humanitaria es demasiado baja».

Los crímenes denunciados por Albanese se repiten, como los ataques a hospitales. En Al-Shifa, el Ejército israelí mató a decenas de personas en el décimo día de asalto. Asegura haber matado allí ya a más de 170 palestinos y detenido a más de 800. En el complejo de Al-Nasser, en Jan Yunis, rodeado por decenas de tanques y blindados, todavía miles de personas seguían atrapadas. Un kilómetro más adelante, el hospital Al-Amal ha dejado de funcionar por completo.

A la vez, la gente «muere  por una lata de atún», como clamaba Mohamad al-Sabaawi, blandiendo la única lata que pudo recuperar del mar de los lanzamientos desde el aire que llevan a cabo varios aliados de Israel y recordando los 18 muertos de la víspera en estas operaciones.

 

 

Nueve muertos en bombardeos contra Líbano

h2>Al menos seis personas murieron en un bombardeo israelí contra la localidad meridional libanesa de Tair Harfa, mientras que un segundo ataque mató a tres paramédicos que se estaban congregando en Naqoura para ir a ayudar a los primeros.

En Tair Harfa, un misil impactó contra una vivienda, destruyéndola por completo, por lo que los equipos de todavía buscaban más víctimas bajo los escombros.

Varias personas resultaron también heridas en la acción de Naqoura, la segunda contra un objetivo médico en menos de 24 horas, después de que otro bombardeo israelí causara de madrugada siete muertos en un centro sanitario de Habariye.

Por su parte, Hizbulah condenó el «despreciable crimen cometido por las fuerzas de la ocupación sionista contra pacientes y personal médico», y respondió lanzando decenas de proyectiles contra la localidad israelí de Kiryat Shmona, donde falleció un ciudadano druso, en medio de uno de los mayores recrudecimientos de la violencia en casi medio año de hostilidades fronterizas y que hace temer que Israel lance una guerra abierta.

El Ejército israelí mantiene que su acción estuvo dirigido contra «terroristas» de la organización suní Jamaa Islamiya (JI).  Dos de sus miembros murieron en el ataque aéreo israelí el pasado 2 de enero en Beirut, dirigido contra el número dos del buró político de Hamas, Saleh al-Arouri.

El fuego cruzado entre Israel y Hizbulah se volvió a recrudecer esta semana con dos nuevos bombardeos israelíes el martes contra el Valle de la Bekaa, en el noreste de Líbano, uno de ellos en el área de Zboud, el ataque más alejado de la frontera con Israel desde el 7 de octubre. El grupo chií respondió con el lanzamiento de 50 cohetes simultáneos contra un cuartel militar en los ocupados Altos del Golán, además de reivindicar otros 12 ataques el martes.