Alessandro Ruta

Liga Norte: 40 años de «separatismo» en salsa italiana en cinco «cromos»

El partido liderado por Matteo Salvini cumple cuatro décadas de vida, pero ha cambiado mucho con respecto a sus orígenes. Vamos a ver cinco rostros imprescindibles para entenderlo.

Bossi, el primer líder, con otros parámetros.
Bossi, el primer líder, con otros parámetros. (Wikimedia Commons)

El despacho de un notario, la fundación de un partido político como muchos otros más. Era 12 de abril de 1984, un jueves, a las 16.00 horas, y en la coqueta Varese nacía la Lega Autonomista Lombarda, el primer borrador de lo que sería la Lega Nord (Liga Norte), aquel movimiento autonomista e incluso separatista que en más de una ocasión haría guiños a Euskal Herria. Guiño nunca correspondido, ciertamente.

La Lega Nord es una parte importantísima en la historia del último medio siglo en Italia, tanto a nivel político como social. Nacida como novedad absoluta, un partido en origen tan revolucionario como conservador y sobre todo muy conectado con un territorio (el norte de Italia, motor económico del Belpaese), que ahora se presenta como algo bastante estancado y ajeno a sus comienzos.

De hecho, ya no se habla más de la independencia del norte, de aquella inexistente ‘Padania’, ni de la lucha contra los desperdicios de la Roma ladrona, de la capital que tiraba el dinero público a la basura. Sería como mínimo un sinsentido, siendo la Lega parte integrante del sistema de poder.

Por si acaso, no habrá ninguna celebración de estos 40 años por parte del partido liderado hoy por Matteo Salvini. Por nuestra parte, como hicimos con la Democrazia Cristiana, vamos a enumerar unos rostros, tipo cromos, imprescindibles para entender estas cuatro décadas de la Lega Nord.

Umberto Bossi, el fundador

Fundador, primer secretario y primer representante en el Parlamento italiano de la Lega Lombarda, todavía no Lega Nord. Para todos, el Senatúr, ‘El senador’ en el dialecto lombardo.

Bossi, Donato y cantante en su primer salto a la fama. (Wikimedia Commons)

Nacido en 1941, en su juventud intentó hacer carrera como cantante con el nombre artístico de Donato y mantuvo siempre un toque bastante exagerado en sus alardes en el mundo de la política. Al final su feudo siempre ha sido la provincia de Varese, tierra de grandes ciclistas (Binda, Basso, Bugno, Chiappucci) y artistas «absurdos» como Dario Fo, Premio Nobel de Literatura.

A Bossi no se le puede definir como un fanfarrón completo, pero es cierto que se presentaba siempre como médico a pesar de no haber acabado la universidad o practicado la profesión. Había sido simpatizante del Partido Comunista, albañil, repartidor de fruta y verdura y empleado en un lavadero.

Con su vocabulario macarra («Los de la Lega tienen la polla dura»), sus tirantes y su voz ronca marcada por miles y miles de cigarrillos, se aprovechó de la crisis del sistema político italiano en los 80, que acabaría con el escándalo de ‘Tangentopoli’.

En pocos años la Lega se convirtió en el partido más votado en Lombardia, con la bandera de la lucha contra la corrupción, la soflama del sur que no trabajaba y el objetivo de convertir todo el norte en un estado independiente, la ‘Padania’. Gracias al apoyo de Berlusconi, que intuyó la fuerza electoral del partido de Bossi en la zona más rica de Italia, la Lega aliada de Forza Italia llegó al gobierno en 1994 a pesar de la definición que el Senatúr dio de ‘El Cavaliere’: «El mafioso de Arcore».

El mismo día del atentado de Atocha (Madrid), el 11 de marzo de 2004, un tremendo ictus apartó a Bossi de la vida política.

Roberto Maroni, un intento de presentabilidad

Gran amigo de Bossi, Roberto Maroni fue el primer ministro de Interior ajeno a la Democrazia Cristiana. Como su colega, empezó simpatizando con grupos de extrema izquierda de la zona de Varese, y él también tuvo una anterior carrera como músico en algunas bandas locales.

Maroni, muerto en 2022 después de una breve enfermedad, constituyó sobre todo el intento por parte de la Lega Nord de proponer caras «más presentables» en un grupo dirigente formado por chavalotes de provincia sin ninguna experiencia. Más o menos el mismo problema que han tenido en épocas recientes tanto el Movimiento 5 Estrellas como Fratelli d'Italia.

Dos veces ministro de Interior y una vez de Trabajo, llegó a ser el gobernador de Lombardia, entre 2013 y 2018. Muy conservador y estricto contra los migrantes. Es curioso que a pesar de haber sido como titular de Interior el «jefe» de la policía, en 1998 se ganara una condena por haber agredido a un agente, mordiéndole una pantorrilla durante un operativo en la sede milanesa de la Lega.

Por aquel entonces, Maroni era considerado por las autoridades el jefe operativo de las «camisas verdes», una organización paramilitar que tenía el objetivo de lograr la independencia de la ‘Padania’, ya declarada en 1996.

Roberto Calderoli, el ‘Porcellum’

«Lo sé, la nueva ley electoral es una porquería». Son palabras y música del hombre que acababa de crearla: Roberto Calderoli, ministro para las Reformas Institucionales. Él sí, médico practicante antes de descubrir la política.

Bergamasco, se casó con su primera mujer, Sabina Negri, en un rito celta celebrado con la pareja vestida como druidas, con Bossi tocando en el fortepiano el ‘Va' pensiero’ de Giuseppe Verdi (pieza que la Lega quería convertir en nuevo himno italiano en lugar de ‘Fratelli d'Italia’).

Calderoli ha sido siempre un peso pesado en el partido de Umberto Bossi, y también un poco la conexión entre la vieja y la nueva guardia, después del ictus padecido por el líder máximo. Un peso pesado, tan pesado que llegó a la vicepresidencia del Senado y a la cabeza del grupo de trabajo que en 2006 creó la nueva ley electoral, un rompecabezas que él mismo calificó de porquería y que los analistas bautizaron, de hecho, como el ‘Porcellum’.

Giancarlo Gentilini, el «Sheriff»

La Lega Lombarda y sobre todo la Lega Nord se han caracterizado siempre como movimientos de «ley+orden», con un evidente toque racista, además de un separatismo más caricaturizado que real.

Entre los rostros más reconocibles de esta ola violenta figuraba Giancarlo Gentilini, exalcalde o teniente de alcalde entre 1994 y 2013 de Treviso, en aquel Veneto donde la Lega siempre ha mantenido un apoyo altísimo, en sus mejores momentos con más del 20% de los votos. Y donde hoy en día el gobernador es Luca Zaia, exministro de políticas agrícolas en el último Gobierno de Silvio Berlusconi.

Gentilini se convirtió en famoso con frases ultrarracistas y homófobas, como «Disparar a los barcos con los migrantes» o «Limpieza étnica con los homosexuales». Admitió tranquilamente que iba armado por su ciudad en busca de algún criminal, quizás extranjero.

Matteo Salvini, ‘Il capitano’

Es la cara más conocida en épocas recientes, este cincuentón milanés del barrio periférico de Giambellino al que sus aficionados llaman ‘Il capitano’ y sus detractores ‘Il capitone’, es decir, el macho de la anguila.

Salvini reúne un poco de las características de todos los líderes anteriores de la Lega Nord. En primer lugar, unas simpatías, aunque bastante evaporadas o diluidas por el paso del tiempo, con los movimientos de izquierdas en su juventud. Y luego, una actitud verbalmente descarada y violenta como Bossi o Gentilini.

El hombre del Giambellino, de hecho, como el fundador, nunca ha acabado los estudios (en su caso, Historia) y se ha mantenido siempre gracias a la política, empezando por el gobierno local en Lombardia para acabar siendo viceprimer ministro y titular de Interior.

Imposible olvidar además sus primeras apariciones públicas como concursante en algunos programas de Mediaset, con 20 años. Y más aún sus declaraciones racistas, las leyes contra los migrantes. ‘La bestia’ que cuida sus redes sociales atacando gratuitamente a cualquier personas que piense de manera distinta al ‘Capitano’...

Con Salvini, la Lega se ha modificado genéticamente, no solamente olvidándose de las ideas federalistas del inicio para convertir a Italia en Suiza, sino intentando buscar apoyos también en el sur, algo casi insultante para un Bossi que nunca habría apreciado las estrategias de su heredero. Una Lega que comenzó intentando conectar con independentistas vascos y catalanes y hoy jalea a Santiago Abascal.