El relevo está asegurado, falta ver si salta de las personas a las prácticas
Imanol Pradales releva a Iñigo Urkullu, Pello Otxandiano a Maddalen Iriarte y Eneko Andueza a Idoia Mendia. Hasta se puede añadir que Javier de Andrés sale por Carlos Iturgaiz, y habrá que ver si Podemos tendrá herederos en el nuevo Parlamento. Queda por ver si todo esto se aprovechará para innovar.
Caiga donde caiga finalmente la bolita, o mejor habría que decir los restos de cada uno de los tres territorios, sea cual sea el resultado que se conozca esta noche, hay dos hechos que ya no tendrán marcha atrás: por un lado, el relevo de los liderazgos políticos; por otro, una composición inédita del Parlamento que debería servir de trampolín para alcanzar nuevas formas de hacer política. A primera vista, la campaña electoral no ha dado motivos para la esperanza de que ese trampolín sea aprovechado para dar el salto de la estricta competencia a fórmulas que primen la cooperación entre diferentes. Pero las campañas se mueven más por el temor a perder que por la audacia para ganar, y de ahí que los candidatos con mucho para perder opten más por exagerar las diferencias en lugar de por tomar en consideración las coincidencias. Esto ha sido muy evidente en los debates entre el candidato del PNV, Imanol Pradales, y el de EH Bildu, Pello Otxandiano. Y aún así, todavía es pronto para perder la esperanza de que el nuevo Parlamento sea realmente nuevo.
Independientemente de quién gane, uno de los datos más importante de estas elecciones es saber si PNV y PSE acaban o no sumando 38 escaños o más, si tienen o no mayoría absoluta. Pocos dudan de que, salvo catástrofe para ellos de que EH Bildu quede muy por encima –lo que no se ve probable–, los dos partidos mantendrán la tradición de formar una coalición. Y entonces habría que ver si los jeltzales volverían por el camino de la pasada legislatura en el que tantas veces quisieron dejar claro que el Gobierno tenía mayoría absoluta, como si ello les dotara de más razón en sus argumentos.
Durante la campaña, Imanol Pradales ha ido colocándose cada vez más en el marco del PP, sobre todo en el terreno económico y social. Desde un inicio el PNV tuvo como eje vector de su campaña plantear al electorado una disyuntiva en blanco y negro entre ellos o el caos (EH Bildu). Y a medida que las encuestas han ido mostrando que cada vez más votantes estaban optando por tirarse por el precipicio con la papeleta de Pello Otxandiano, ha ido agudizando esa confrontación entrando además en el resbaladizo y enfangado terreno de las fake news, incluso cayendo en el ridículo. Ha inventado propuestas de EH Bildu que no figuran en ningún punto de su programa de gobierno, para después caricaturizarlas desde el maniqueísmo. Y hasta ha llegado a hablar de Venezuela y Cuba, como tantas veces hizo la derecha española contra Podemos. Ha faltado Irán.
Y no es lo único que el PNV ha copiado del PP. Pese a insistir en que vivimos en un país seguro, Imanol Pradales ha hablado de reforzar a la Ertzaintza y a otras policías contra los delincuentes. Aunque los jeltzales han dicho una y otra vez que el fraude en la RGI es ínfimo, ahora el candidato propone una agencia para el control de las ayudas sociales, porque dice que no quiere «aprobetxategis». Imanol Pradales también ha defendido que no es un problema que los pediatras, como el de su hija, no sepan euskara. Y en materia de impuestos, los jeltzales insisten en parecerse a Ayuso.
Lo que se podrá comprobar a partir de mañana es si estos mensajes son fruto de los miedos de la campaña y el intento del PNV de que no se le escapen los votantes que le llegaron del PP o son parte de su ADN.
Por cierto, el relevo que se da entre candidatos y también en el nuevo grupo parlamentario jeltzale, no tiene todavía reflejo ni en el EBB ni en otros órganos de dirección del partido, que tendrán que reelegirse a finales de este año. ¿Cuál va a ser el papel real de Imanol Pradales en el partido, independientemente de que con su nuevo cargo pasará directamente a ser miembro del EBB?
Pello Otxandiano ha hecho una campaña exenta de la épica de la izquierda abertzale de antaño, mostrando que EH Bildu se aplica a sí misma el cambio de ciclo que predica para el país. Ha mostrado ser un candidato intelectualmente muy preparado y solvente que ha estudiado en profundidad los problemas de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa y propone soluciones que no son de manual y cliché. Y tan convencido parece de la solidez de sus propuestas, que en alguno de los debates optó por algo tan poco televisivo como el silencio de quien prefiere no discutir porque sabe que lleva razón.
Cuando le han tratado de reprochar su falta de experiencia en gestión, ha respondido que tiene la misma que tenía Iñigo Urkullu al ser elegido lehendakari.
La campaña prevista por EH Bildu se la torcieron en los últimos días al volver a aparecer en el tapete el comodín de ETA. Pero si en las elecciones municipales y forales no parece que esta carta tuviera éxito, distintos analistas creen que tampoco influirá ahora.
Otxandiano ha incidido durante la campaña en que ve puntos de encuentro entre las propuestas que hacen los distintos partidos para algunos de los principales problemas que ya están detectados.
Y aunque como ya se ha dicho el tono de la campaña no invita a la esperanza, tal vez el reparto de escaños que se conozca esta noche puede animar a que los propios partidos miren las cosas de otra forma. Diría que Imanol Pradales y Pello Otxandiano tienen mimbres para ello.
Más difícil es imaginar en tareas colaborativas a Eneko Andueza, después de sus intervenciones en los debates buscando el cara a cara y la boca a otros candidatos. De hecho, resulta complicado ver que sea cómodo hasta tenerlo de vicelehendakari en el Consejo de Gobierno.
Incluso quienes están llamados a ser sus socios confían en que esa actitud de estos días sea pose electoral y apacigüe su ímpetu cuando arranque la legislatura.
Pero la campaña no ha pasado en balde y mientras Idoia Mendia cultivaba la concordia con el PNV, aunque tuvieran diferencias, Eneko Andueza ha preferido remarcar las discrepancias a los cuatro vientos, con lo que va a tener que recoger mucho carrete para firmar un pacto con Andoni Ortuzar.
Fuera de estos tres candidatos, los demás parecen convidados de piedra, aunque desde algunos medios de la muy derecha se haya escrito que el PP querría tener los escaños suficientes para apoyar a un PNV que dejara fuera del Gobierno al PSE. Según las encuestas, parece improbable. Viendo los acuerdos ya existentes en diputaciones, ayuntamientos y hasta en el Congreso de los Diputados, también. En todo caso, en directo, Imanol Pradales no lo rechazó, aunque probablemente fue por no entrar en el tema de los pactos postelectorales, sean cuales sean, que por pensar que el PP pueda ser un socio aquí.
En cuanto a las dos fuerzas que han basado su campaña en reivindicarse como la única izquierda verdadera, lo triste es que un espacio político y social que llegó a tener un enorme peso transformador especialmente en la CAV y que podría contribuir a dar el salto a que en la próxima legislatura se pueda gobernar de otra manera, quizá acaben ambas fuera del Parlamento.
Ese Parlamento que estará lleno de caras nuevas, a la espera de que se pueda llenar también de prácticas y usos novedosos.