La victoria en votos y escaños del PSC acercan a Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat, pero los pactos que pueden hacerlo realidad son aún inciertos y, de entrada, solo hay cuatro alternativas básicas que evitarían una repetición electoral.
Illa ha anunciado su intención de postularse para la investidura y, con los resultados en la mano -sus 42 escaños quedan lejos de los 35 de Junts, los 20 de ERC y más aún del resto-, parece probable que quiera aspirar a gobernar en solitario, pero ¿qué sumas lo pueden convertir en el tercer president de este partido, después de Pasqual Maragall y José Montilla?
PSC + ERC + COMUNS SUMAR = ILLA, PRESIDENT
La primera opción que salta a la vista es reeditar el tripartito de izquierdas de hace dos décadas, cuando el PSC gobernó en coalición con ERC e ICV-EUiA (antecesora de los comunes).
Con los votos de los 20 diputados de ERC y los 6 de Comuns Sumar, el PSC conseguiría una mayoría absoluta por los pelos (68) para investir a Illa, si bien tendrá que trabajarse el aval de los republicanos, ya que el todavía presidente catalán, Pere Aragonès, en sus primeras palabras esta noche, ha anunciado que su partido asume su paso «a la oposición», por lo que no parece posible a día de hoy.
PSC + ABSTENCIÓN DE JUNTS-ERC = ILLA, PRESIDENT
Más improbable que un tripartito, pero aún así un escenario numéricamente posible, es que Illa busque el apoyo de Junts, cuyos 35 escaños, sumados a los 42 del PSC, le permitirían ser investido en primera vuelta por mayoría absoluta.
Ahora mismo, esta hipótesis es inverosímil, porque el expresident y cabeza de lista de Junts, Carles Puigdemont, se ha pasado toda la campaña afirmando que en ningún caso investirá a Illa, pero quizá se abriría una posibilidad si Junts y ERC accediesen a abstenerse en la investidura de este para evitar una repetición electoral y con algún tipo de compromiso por su parte.
PSC + PP + VOX = ILLA, PRESIDENT
Tampoco es verosímil, aunque aritméticamente sí sería viable, una investidura de Illa con el apoyo del PP (15) y de Vox (11).
En campaña, el PP cerrado la puerta a esta posibilidad, pero sí lo han hecho tanto el PSE -que se adhirió a un pacto antifascista para imponer un cordón sanitario a Vox y Aliança Catalana- como el candidato de Vox, Ignacio Garriga, que descartó investir a Illa por considerarlo un «separatista» más.
Quienes ven factible esta fórmula aluden al precedente del Ayuntamiento de Barcelona, donde el PSC tomó la Acaldía el año pasado a través de Jaume Collboni con los votos del PP, aunque el tercero de la fórmula no era Vox sino los comuns.
JXCAT + ERC + ABSTENCIÓN DE PSC = PUIGDEMONT, PRESIDENT
Pese a la debacle del independentismo, que ha perdido la mayoría absoluta por primera vez desde el inicio del procés, Puigdemont ha dejado esta noche abierta la puerta a una alternativa que no pase por investir a Illa ni por un tripartito que ve como «una mala opción» para Catalunya. Y lo ha ratificado con una comparecencia este lunes.
«Estamos en condiciones de construir un Govern sólido de obediencia netamente catalana», ha dejado caer, dirigiéndose a ERC, una frase que, cruzada con sus insinuaciones durante la campaña, sugiere una fórmula independentista presidida por él, pero que necesitaría de la abstención del PSC, seguramente a cambio de blindar el apoyo de Junts y Esquerra al Gobierno de Pedro Sánchez, que apenas ha agotado su primer año de legislatura.
10 de junio, 25 de agosto
¿Y cómo están los plazos? El nuevo Parlament tiene tiempo hasta el 10 de junio para constituirse y, a partir de entonces, su presidente abrirá una ronda de consultas en la que Illa se postulará para una investidura que, si se agotan los plazos, tendría lugar como máximo el 25 de junio.
Si el candidato a la investidura no obtiene el apoyo de la mayoría absoluta del pleno -como mínimo 68 de los 135 diputados-, dispondrá de una segunda oportunidad, 48 horas después, en la que le bastará la mayoría simple, más votos a favor que en contra, y si tampoco lo logra empezará una cuenta atrás de dos meses para volver a intentarlo, con el 25 de agosto como plazo límite.
En caso de vetos cruzados que conduzcan a un bloqueo absoluto, Catalunya se vería abocada a unas nuevas elecciones, convocadas automáticamente por el presidente de la Generalitat en funciones al cumplirse dos meses desde la primera votación de investidura, por lo que se celebrarían en octubre.