Jaime Iglesias
Entrevue
Viggo Mortensen
Cineasta y actor

«La mentira es lo más dañino que hay, ya sea en una pareja o entre gobiernos y ciudadanos»

Mortensen vuelve a ponerse tras la cámara en ‘Hasta el fin del mundo’, un western atípico donde, a través de una historia de amor, se cuenta la forja de una civilización desde una óptica femenina dando lugar a un filme audaz que el propio Mortensen coprotagoniza junto a Vicky Krieps.

El actor y director Viggo Mortensen.
El actor y director Viggo Mortensen. (J. DANAE)

El cine del Oeste no es un territorio que le sea ajeno a Viggo Mortensen (Nueva York, 1958). En 2008, a las órdenes del también actor Ed Harris, ya había coprotagonizado ‘Appaloosa’, un western canónico, aunque bien mirado muchas de sus más célebres creaciones (como sus personajes de ‘El señor de los anillos’, ‘Alatriste’ u ‘Océanos de fuego’) revisten asimismo características específicas del héroe de western.

Para su segunda película como director, tras su ópera prima ‘Falling’ (que presentó en Zinemaldia en 2020 coincidiendo con la concesión del Premio Donostia), Mortensen ha optado por volver al género. No obstante, ‘Hasta el fin del mundo’ es un western atípico en la medida en que centra su mirada en un personaje femenino alejado del cliché que suele caracterizar a las mujeres en este tipo de narraciones.

«El western –nos cuenta Mortensen– es un género al que, tradicionalmente, algunos cineastas se han aproximado de manera superficial. Su máxima preocupación era ser fieles al relato histórico mostrando cómo eran las armas, las sillas de montar, el interior de las casas y los salones. Y todos esos detalles me parecen importantes pero, para mí, aún más importante que eso, era mostrar cómo era aquella sociedad, el mestizaje, la multiculturalidad, la variedad idiomática… Eso es algo que en la mayoría de westerns no suele verse, de hecho, los protagonistas de este tipo de películas suelen ser hombres blancos y anglosajones».

«En mi película, ninguno de los dos personajes principales tiene el inglés como primer idioma y eso me parece interesante porque se ajusta bastante a la verdad histórica –prosigue–. Por otra parte, también es inusual ver un western protagonizado por una mujer como Vivien, que no es ni una ranchera ni una bandida, sino una mujer con un coraje y una decencia bastante cotidianas, pero con una fuerza interior y una libertad de pensamiento muy acentuadas. A través de este personaje, además, me apetecía explorar qué es lo que pasa con esas mujeres cuando sus maridos o sus parejas se van a librar sus guerras. En vez de acompañarle a él al frente, en esta película nos quedamos con ella y eso es algo que tampoco suele verse habitualmente en los westerns».

«La inspiración para este personaje fue mi madre y su personalidad, pero todo lo que he vivido y lo que está pasando en la sociedad actual me influye a la hora de escribir»

Hecha esta presentación y dado el enfoque del filme, uno tiene la sensación de estar ante una película con un componente político muy acusado, algo que su director, sin embargo, cuestiona: «No parto de ahí. Tener un posicionamiento político o ideológico no me ayuda a contar, ni es algo que me sirva de cara a dirigir a los actores. Una idea es algo muy abstracto, y lo que un actor necesita son herramientas para transmitir emociones, no ideas. De hecho, puedo decirte que he trabajado con directores que hacen de su activismo la base de su trabajo y que te dicen ‘lo que quiero lograr con esta escena es…’, y yo siempre les contestaba: ‘Para. Dime qué quieres que haga, no me cuentes qué quieres que piense el público de lo que vamos a hacer cuando todavía no lo hemos hecho’».

«Dicho esto, obviamente, cuando estás contando una historia en la que interactúan seres humanos, estás ofreciendo al espectador un instrumento para que pueda reflexionar sobre la sociedad, sobre el mundo que lo rodea. Y bueno, eso en cierto modo confiere un carácter político a cualquier película, pero ya te digo que no es algo en lo que yo piense aunque me encanta que la gente piense así y que, en los coloquios que tenemos con el público, los espectadores me puedan llegar a hacer preguntas en ese sentido confrontándome incluso con escenarios en los que yo no había pensado al hacer la película», añade.

Si en su debut como director Viggo Mortensen se inspiró en la figura de su padre, en esta ocasión fue su madre la que le llevó a desarrollar este western en clave femenina: «La inspiración para este personaje fue mi madre y su personalidad, pero supongo que todo lo que he vivido desde mi infancia hasta ahora e incluso todo lo que está pasando en la sociedad actual me influye a la hora de escribir, a la hora de contar y también a la hora de construir un personaje femenino como la protagonista de esta película. Pero no es algo que haga de una manera deliberada, no me siento a escribir un guion pensando ‘quiero hacer una película protagonizada por una mujer de estas características que me permita dar mi punto de vista sobre este tema’».

(J. DANAE)

No obstante, toda la fuerza de un largometraje como ‘Hasta el fin del mundo’ descansa sobre los hombros del personaje que interpreta Vicky Krieps, una actriz al alza ante la que Viggo Mortensen se deshace en elogios: «Con Vicky tuve mucha suerte, porque es una actriz que trabaja muy bien los silencios y que es capaz de transmitir esa fuerza interior que posee su personaje. Además, tiene una presencia que nos hace pensar en mujeres de otra época».

A la hora de elegir al actor encargado de darle réplica, Mortensen tuvo más dudas, aunque finalmente decidió ser él mismo quien asumiera el personaje: «Como es una historia que había imaginado y escrito yo, al no encontrar al actor adecuado, decidí adecuar al protagonista a mis características, haciendo de él un hombre algo más mayor que en la primera versión del guion y con otro bagaje. A partir de ahí le consulté a Vicky, porque me preocupaba mucho que la relación entre los dos personajes fuera creíble».

Director y coprotagonista

Respecto a su doble función como director y como principal protagonista del filme, el intérprete precisa: «Es más laborioso desempeñarse en ambos frentes, terminas más cansado, pero cuando dirijo, como actor me veo más eficaz y estoy más relajado. Esto es así porque como director me veo obligado a estar pendiente de muchos aspectos que yo creo que también enriquecen el trabajo del actor. De hecho, creo que todos los actores, al rodar una película, deberíamos estar muy pendientes de todo, de la luz, del modo en que se recoge nuestra voz, del trabajo de nuestros compañeros…. Fijarte en todo eso al final te provoca unas reacciones que son muy útiles de cara a desarrollar tu trabajo de actor, porque actuar es reaccionar».

«Es más laborioso desempeñarse en ambos frentes [director y protagonista], terminas más cansado, pero cuando dirijo, como actor me veo más eficaz y estoy más relajado»

El personaje que interpreta Mortensen en la película tiene un código de valores y un idealismo en los que, en cierto modo, él mismo se reconoce: «A pesar de todo lo que he visto en mi vida y de todo lo que veo en la sociedad actual, con esa promoción de la mentira, la desfachatez y la falta de vergüenza que lleva a cabo una parte significativa de la clase política, he de confesar que sigo siendo una persona optimista. Creo que las cosas siempre se pueden mejorar. Pero para eso, hace falta entender la naturaleza de los problemas, enfrentarse a ellos y reconocer la verdad. El drama es que actualmente tenemos a gente en posiciones de poder que ha asumido que puede llegar lejos, a corto plazo, a través de la mentira. Pero la mentira es lo más dañino que hay en cualquier relación, ya sea en una pareja, entre países, o entre gobiernos y ciudadanos. De la mentira surge muy fácilmente la crueldad, la violencia, las guerras y todo lo malo que hay en esta sociedad».

Esa confianza en las personas de cara a revertir escenarios indeseables le lleva a Mortensen, inevitablemente, a hablar de Argentina, su país de adopción: «Los argentinos tienen mucho aguante. Como pueblo están acostumbrados a sacar las papas del fuego continuamente, a reinventarse y a buscar soluciones. No les queda otra. Ahora el país vive un momento muy complicado, menos para cuatro privilegiados que igual hasta les conviene lo que está ocurriendo porque, en este nuevo escenario, van a poder meterse más dinero en el bolsillo y actuar con total impunidad. Pero para el pueblo argentino es un momento muy difícil y para el mundo de la cultura no digamos ya. Pero de los obstáculos emergen el ingenio y la creatividad, y por eso mismo confío que en estos próximos años en Argentina se van a hacer películas muy interesantes que vendrán a reflejar lo que está pasando. Los cineastas, de hecho, están curtidos en eso, ya que hacer cine es ir superando obstáculos y enfrentarte a nuevos desafíos cada día».