Dos vecinos de Laudio, padre e hijo, han interpuesto una denuncia en el juzgado de guardia de Amurrio por «torturas, agresiones, detención ilegal y robo» contra ertzainas de paisano que el 18 de abril les abordaron de forma violenta en la plaza de la Provincia de Gasteiz, junto a la calle Diputación, mientras se desarrollaba un mitin del PNV. Las víctimas de la actuación policial detallan el trato «vejatorio» que sufrieron a manos de los agentes y señalan que ello les está ocasionando problemas físicos y psíquicos.
Los hechos tuvieron lugar dos días después de que el candidato jeltzale a Lehendakaritza, Imanol Pradales, fuera víctima de un ataque en un acto político en Barakaldo, en el que un hombre le roció con spray pimienta.
La Ertzaintza informó el 18 de abril a la noche del arresto de dos personas, en las inmediaciones de un acto electoral del PNV, «por un delito de atentado contra agentes de la autoridad y por desobediencia grave». La nota indicaba que los policías autonómicos les habían solicitado que se identificaran y se habían negado a hacerlo, «llegando uno de ellos a agredir a tres de los agentes».
La versión de los detenidos, un padre y su hijo, de 64 y 24 años, respectivamente, es bien distinta, tal y como se recoge en el escrito presentado ante el juzgado de guardia de Amurrio, al que ha tenido acceso NAIZ. En el documento el joven relata en primera persona la «pesadilla» que comenzó a vivir a partir de aquella tarde en la que acudió a la capital alavesa a grabar varios actos de la campaña electoral del 21 de abril. Lo hizo para luego publicar esos vídeos en su canal de Youtube, que incluye temáticas diversas desde tormentas, naturaleza y deporte a política y sucesos.
Según el escrito, esa tarde estuvieron cubriendo la participación de Yolanda Díaz en un acto de Sumar en el centro cívico Ibaiondo, donde llegó a fotografiarse con la vicepresidenta segunda del Gobierno español, y posteriormente estuvieron en un mitin de EH Bildu, en la plaza Nueva. A continuación, acudieron «a tomar algo» en un bar de la zona de la Diputación, donde se encontraron con el acto del PNV, que «ignoraron» al no disponer de tiempo porque tenían que coger el autobús para retornar a Laudio.
Poco después de salir del establecimiento hostelero, en torno a las 20.20, fueron abordados por «doce individuos muy violentos, descontrolados que estaban fuera de sí», que les rodearon «de manera muy agresiva». «Nos agarraron de los brazos apretándonos sin identificar ni nada, ni como Ertzaintza ni como escoltas», detallan, añadiendo que «empezaron a darnos golpes, a pisarnos, a retorcernos los brazos, a maltratarnos».
«Si no hemos hecho nada»
En su denuncia, padre e hijo aseguran que no se negaron a identificarse y les preguntaron por qué actuaban así «si no hemos hecho nada». Su reacción fue sacar el teléfono móvil para grabar y la respuesta fue quitárselo de forma violenta. «Les dije ‘cuidado, que tengo el brazo operado (el derecho), que me estáis haciendo daño, que tengo mal el brazo, por favor’, mientras estaban totalmente fuera de sitio insultándonos», señala la denuncia.
A continuación, prosiguen, los policías arrojaron a su padre al suelo, a pesar de que este les informó de que sufre una discapacidad, y después al hijo, que se desmayó. «Cuando me desperté, muy desorientado, porque tengo recuerdos borrosos del momento, estaban encima mío unos cuantos con todo su peso apretándome con sus rodillas, codos... En mi espalda, mis piernas, mi cabeza, yo aplastado entero. Sometiéndome con una fuerza bestial, muy criticada por los testigos», recuerda el joven.
«Después de tenerme en el suelo, empezaron a insultarme: ‘¡Hijo de puta!, ¡Hijo de la gran puta!, ¡Te vamos a matar!, ¡Vas a morir hoy!, ¡Vamos a pegarte un tiro, estás muerto!’, mientras me daban puñetazos y rodillazos por todas partes, especialmente en la cabeza. Me estaban aplastando entre varias personas la cabeza contra el suelo con sus rodillas y dándome rodillazos a la vez, ahí es cuando empecé a gritar ¡socorro!, en repetidas ocasiones para alertar a la gente que estaba alrededor y me ayudasen o que grabasen las torturas», se recoge textualmente en la denuncia.
Ortuzar dejó de hablar
Esos gritos provocaron que Andoni Ortuzar, que intervenía en esos instantes, se detuviese unos segundos. La reacción, exponen los denunciantes, fue que uno de los ertzainas le dijo: «¡Cállate ya me cago en tu puta madre!, ¡como no te calles te pego más, ¡te voy a pegar más fuerte!, si no te callas te mato, ¡Qué te rompo los dientes!, Saco la pistola y te pego un tiro, te disparo...».
Unos minutos después, el joven fue trasladado a la trasera del palacio foral, donde agentes uniformados, según su relato, le siguieron golpeando en las costillas y la espalda, y uno de los policías le llegó a escupir. En un estado de pánico y magullado, con diversas heridas, asegura que solicitó una ambulancia y se la denegaron. A su padre le llevaron esposado desde la plaza de la Provincia hasta la Virgen Blanca. Más tarde, fueron conducidos ambos al hospital para curarles las heridas.
Una vez en comisaría, el joven continuó sufriendo taquicardias y otros síntomas de ansiedad por lo que, a las 2.30 de la madrugada, cuando fueron liberados, se trasladaron a las Urgencias de Txagorritxu. «Estábamos fatal tanto físicamente como psicológicamente después de la paliza», confiesa.
«A día de hoy, tengo mareos, me desoriento, dolores muy fuertes en la cabeza, espalda, costillas, me fallan las piernas, no tengo sensibilidad en la mano izquierda desde la muñeca al dedo gordo, el dedo índice también aún lo tengo hinchado con unos dolores muy fuertes... Tengo pesadillas con los escoltas, pánico a salir de casa, no soy el mismo ya, me despierto a las noches gritando y llorando porque tengo pesadillas con que me están dando palizas los escoltas, Pradales, Ortuzar, Urkullu, todos ellos...», señala en su denuncia.
Por ello, está siendo atendido en el centro de salud mental de Laudio. Su padre también se encuentra muy afectado. Desvela que agentes de la Ertzaintza han acudido en dos ocasiones a su domicilio, una de ellas para entregarle una citación como investigado por publicar un vídeo. Asegura, además, que el móvil de su padre fue manipulado durante su estancia en las dependencias policiales. Manifiestan que tienen miedo a salir a la calle y hacer la vida normal que hacían.