Iker Bizkarguenaga

Migración, clima... quien fije la agenda decantará la balanza

Más allá del eje izquierda-derecha y otros sentimientos e intereses, los votantes de la UE se dividen en función del impacto causado por las crisis estructurales de estos años, según un estudio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores. Crisis climática y migración, principales catalizadores.

Varias personas observan las luces proyectadas sobre la fachada de la Galería Nacional de Arte, en Sofía (Bulgaría), el pasado 9 de mayo, Día de Europa.
Varias personas observan las luces proyectadas sobre la fachada de la Galería Nacional de Arte, en Sofía (Bulgaría), el pasado 9 de mayo, Día de Europa. (Nicolay DOYCHINOV | AFP)

Dentro de la incertidumbre inherente a todo proceso electoral, hay dos puntos donde casi todos los expertos coinciden de cara al 9J: la baja participación y el auge de la extrema derecha. El primero, aunque habitual en este tipo de citas, llama la atención en un contexto en el que, se nos dice, está en juego la propia Unión como proyecto político. Son unos comicios vitales, se insiste probablemente con razón, y, sin embargo, el ambiente es cualquier cosa menos preelectoral. Hay mucho que reflexionar ahí, y no solo quienes están a favor de esta UE, también quienes quisieran darle la vuelta a este modelo.

Respecto a los resultados de la ultraderecha, las encuestas y las elecciones celebradas en los últimos años en los Estados de la UE abonan la idea de que van a ser muy buenos. Sin embargo, eso dependerá también de los asuntos que entren en la agenda, del marco del debate que acabe llevando a la ciudadanía a las urnas.

En este sentido, un estudio publicado en enero por el Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR) predice una pugna entre los grupos más preocupados por la crisis climática y sus consecuencias, y quienes temen la «desaparición de su nación e identidad cultural» debido a la inmigración. Dos colectivos cuyo peso y movilización probablemente acabará decantando la balanza, ya que los primeros tienden a votar a opciones de izquierda y los segundos a la derecha y ultraderecha.

CINCO CRISIS TRAUMÁTICAS

El estudio señala que la política de la UE, más allá del eje izquierda-derecha y de las actitudes a favor y en contra de la integración europea, se divide también entre diferentes «tribus de crisis», cuyos miembros han quedado traumatizados por determinados acontecimientos. En concreto, el cambio climático, las turbulencias económicas mundiales, la inmigración, la pandemia de covid-19 y la guerra que se libra en Ucrania.

Añade que esas cinco crisis «tienen varias cosas en común: se sintieron en toda Europa, aunque con distinta intensidad; fueron vividas como una amenaza existencial por muchos europeos; afectaron drásticamente a las políticas gubernamentales; y no han terminado en absoluto». «El término ‘policrisis’ ha surgido para sugerir que las cinco crisis se están produciendo de forma más o menos simultánea, que el impacto de su interacción acumulativa es más abrumador que su suma, y que estas diferentes crisis no comparten una única causa ni una única solución», indican los autores, pero matiza que «una característica de la policrisis es que, para las distintas sociedades y grupos sociales, una crisis suele desempeñar un papel dominante sobre las demás».

Y en este sentido, apostilla que en las próximas elecciones es poco probable que el covid-19, la economía y Ucrania sean temas movilizadores clave, mientras que «las crisis climática y migratoria dominan los titulares y serán especialmente influyentes en el sentido del voto». «Hicimos a la gente una pregunta muy sencilla: ¿cuál de ellos consideran que es el hecho que más ha influido en su forma de ver el futuro?», explicaba a Euronews al poco de difundirse el trabajo Pawel Zerka, investigador de políticas del ECFR. Insistía en que los votantes más preocupados por el cambio climático y la inmigración tienen más probabilidad de «dirigir el debate», pues son los más movilizados para votar.

Añadía que una pugna entre los grupos movilizados por estos dos temas podría polarizar aún más el voto. «Hay un bucle de retroalimentación muy fuerte entre los dos. Cuanto más hablan la AfD o Marine Le Pen de los peligros de la inmigración, más se moviliza la parte más proeuropea del electorado para frenar ese discurso» y, al mismo tiempo, los más proclives a adoptar medidas contra la crisis climática «movilizan no sólo a sus votantes, sino también a los que forman parte de la tribu de la inmigración», porque, indicaba el miembro del ECFR, «la política climática, tal y como la proponen las instituciones de la UE, es criticada (por la extrema derecha) por atentar contra la soberanía de los Estados-nación e ir en contra de los intereses de los hogares».

PAÍS, EDAD, GÉNERO Y EDUCACIÓN

El estudio, que se basa en sondeos realizados en once países europeos, entre ellos nueve Estados de la UE que representan el 75% de su población, concluye que ninguna crisis domina el imaginario colectivo europeo, que cada una de estas cinco cuestiones tiene un colectivo que la cita como la que más les preocupa y que estos grupos están desigualmente distribuidos entre las distintas generaciones y los distintos países.

Lo cierto es que Alemania (31%) es el único país donde la inmigración es la cuestión que más preocupa a la ciudadanía. Los autores del informe señalan que «las recientes llegadas de migrantes pueden haber desencadenado recuerdos de 2015, cuando ese país acogió a un millón de personas». Muchas, huyendo de Siria.

En el otro lado, el Estado francés (27%) y Dinamarca (29%) son los únicos países de la UE cuyos habitantes creen que el cambio climático es la crisis más importante, mientras que los ciudadanos de Italia y Portugal señalan las turbulencias económicas de la última década y media. En el Estado español, Gran Bretaña y Rumanía dicen que el covid es el problema que más les ha afectado, y los estonios, polacos y daneses -en este caso a la par con la crisis del clima- consideran la guerra de Ucrania como lo más impactante.

La edad también es determinante. Así, los jóvenes eligen la crisis climática por encima de otras, con un 24% de los jóvenes de 18 a 29 años especialmente preocupados por este motivo. En concreto, en Gran Bretaña, el Estado francés, Alemania, Dinamarca y Suiza, este grupo prioriza los problemas climáticos por encima del resto. Sin embargo, en otros países, los jóvenes se centran más en problemas como las turbulencias económicas mundiales (en Estonia y Portugal), la guerra de Ucrania (en Polonia) y el covid-19 (en el Estado español y Rumanía). Por el contrario, considerando conjuntamente todos los países, los mayores de 70 años son los más movilizados por la guerra de Ucrania (27%), y están más centrados en la inmigración que los colectivos más jóvenes.

Respecto al género, en algunos lugares las mujeres seleccionan con más frecuencia que los hombres el covid como la crisis que más les afectó. Esto es evidente en Gran Bretaña, los Estados francés y español, Suiza y Rumanía. Mientras, los hombres tienden a centrarse más en la inmigración que las mujeres en el Estado español y el francés, Gran Bretaña y Suiza.

En cuanto a la educación, las personas con estudios superiores señalan la crisis climática, ligeramente por delante de los problemas económicos. Por el contrario, las personas con menos estudios se sienten más afectadas por la inmigración.

SENTIMIENTO DE DECEPCIÓN

Estas crisis, indica el estudio, «hacen que la gente viva experiencias cuyos efectos no se corresponden claramente con las divisiones de izquierdas o derechas, de establishment o populistas», y advierte de que «todas estas experiencias están atravesadas por un fuerte sentimiento de decepción derivado de la inadecuada gestión de la crisis por los gobiernos, y el temor a que esas crisis vuelvan». Dicho esto, insiste en que las dos que dominan ahora el debate mediático y político son la climática y la migratoria.

Por su parte, Euronews apuntaba, respecto a estas elecciones, que mientras los partidos «de la periferia» intentan movilizar a los votantes basándose en sus miedos y ansiedades, los más centrados podrían «tener dificultades para convencer a sus seguidores para que voten», pues intentan apelar a colectivos afectados por todas las crisis. «Representan a un grupo más amplio de personas, pero carecen de un tema único sobre el que puedan movilizar a sus votantes», resumía Zerka.

Admitía que «las europeas siguen siendo en su mayoría una suma de 27 elecciones nacionales diferentes y, por tanto, esta lógica de que el clima y la inmigración son tan importantes no siempre será cierta en todos los países». Pero insistía en que «vemos grandes posibilidades de que aparezca al menos en varios Estados muy importantes, con el consiguiente impacto en el resultado final de las elecciones».

Habrá que ver qué agenda se impone, o qué impacto pueden tener otros asuntos que no se citan en el estudio y que han cobrado gran importancia en los últimos meses, como el genocidio de Israel en Gaza y la siempre insuficiente, y en ocasiones lamentable, reacción de la UE.

La respuesta, el próximo 9 de junio.