El primer ministro en funciones de Países Bajos, Mark Rutte, ha logrado este jueves el apoyo unánime de los aliados de la OTAN para suceder como secretario general al noruego Jens Stoltenberg, una vez que el otro candidato, el presidente rumano, Klaus Iohannis, se ha retirado de la carrera y confirmado su respaldo al dirigente neerlandés.
Con el paso de Rumanía este jueves, los 32 miembros de la OTAN han dado su apoyo a Rutte y ahora la decisión se acordará a nivel de embajadores y será refrendará por los líderes aliados en la cumbre de Washington de julio. Rutte ocupará el cargo el próximo 1 de octubre, convirtiéndose así en el cuarto dirigente neerlandés en la historia de la organización militar.
Esta semana tanto Eslovaquia, que no se había pronunciado hasta ahora, como Hungría, que apoyaba a Iohannis, han confirmado el respaldo a Rutte, que partía como favorito ya desde finales de 2023, cuando oficializó su candidatura siendo respaldado poco después por Estados Unidos y las principales potencias europeas.
De esta forma, el proceso interno parecía encarrilado desde febrero, si bien quedaban por solventar las dudas de una decena de aliados del este de Europa que aspiraban a que el puesto recayera en algún dirigente de la región.
En este contexto, a finales de marzo Iohannis dio un paso adelante y presentó su candidatura precisamente usando la baza geográfica y la estrecha relación con Ucrania de un país vecino, como es el caso de Rumanía. Sin embargo, el movimiento no tuvo mucho recorrido y solo logró el apoyo de Budapest, toda vez Washington y las potencias europeas ya se habían decantado por Rutte.
La candidatura de Iohannis nunca se llegó a entender en el seno de la OTAN y algunas fuentes aliadas apuntan a una estrategia para postularse para los altos cargos europeos, un debate en marcha en el seno de la Unión Europea y que por todos los medios la organización militar quería evitar mezclar con la sucesión de su liderazgo.
Rutte confirma las quinielas
Así las cosas, el primer ministro neerlandés en funciones siempre ha estado en las quinielas para la OTAN, que se propuso en un primer momento que el cargo fuera ocupado por una mujer por primera vez en su historia, y llegó a entrar en liza la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que tenía el beneplácito de Washington. También se planteó que el próximo líder procediera del sur de Europa, contexto en el que se citó incluso el nombre del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
Finalmente, el apoyo de Estados Unidos, que en todo momento ha defendido el perfil fuerte de Rutte, veterano líder europeo en el poder desde 2010 y que lleva casi un año en funciones tras caer su Gobierno, ha resultado clave para garantizarse el cargo, si bien el dirigente neerlandés ha tenido que ganarse por el camino el apoyo de Turquía o Hungría, que consiguió una declaración por escrito de que respetará su ausencia en los planes de apoyo financiero y militar a Ucrania.
El político liberal cogerá el testigo de Stoltenberg, a quien los aliados renovaron dos veces desde 2022 precisamente para no generar inestabilidad en la OTAN con un proceso de cambio de liderazgo en medio de la guerra en Ucrania.
Asimismo, los contactos anteriores entre aliados para sondear un posible reemplazo al ex primer ministro noruego acabaron sin concretarse por la falta de candidatos fuertes –solo el antiguo ministro de Defensa británico Ben Wallace dio el paso en firme en 2023–, o de un favorito que suscitara el apoyo unánime de los aliados.
Al resolver el debate unas semanas antes de la cumbre de Washington, la OTAN cumple también el objetivo que se marcó de dejar resuelto este cambio al frente de la organización, que se escenificará en una cumbre de líderes aliados en la que el bloque militar quiere mandar una imagen de unidad y firmeza ante Rusia en su 75º aniversario.