Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

Nos asomamos a un abismo con forma de hongo nuclear

Con medio centenar de conflictos abiertos y las armas nucleares adquiriendo un peso creciente como elemento disuasorio, la política mundial se está tensionando al extremo. «Nos encontramos en uno de los periodos más peligrosos de la historia de la humanidad», advierte el director del Sipri.

Imagen de archivo del característico hongo causado por una explosión nuclear.
Imagen de archivo del característico hongo causado por una explosión nuclear. (EUROPA PRESS)

No habíamos visto a las armas nucleares desempeñar un papel tan destacado en las relaciones internacionales desde la Guerra Fría». Estas inquietantes palabras son cosecha de Wilfred Wan, director del Programa de Armas de Des- trucción Masiva del Sipri (Stockholm International Peace Research Institute), y resumen el contenido del último análisis realizado por esa institución de referencia internacional. Difundido hace unos días, el documento constata que los arsenales atómicos están reforzándose en la medida en que se deteriora la seguridad global.

En concreto, el Sipri señala que en 2023 los nueve países que poseen armas nucleares –EEUU, Rusia, Reino Unido, el Estado francés, China, India, Pakistán, República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) e Israel– «siguieron modernizando sus arsenales» y que varios de ellos «desplegaron nuevos sistemas de armas nucleares o con capacidad nuclear».

Alerta operativa alta

Según la estimación del instituto sueco –la transparencia en este ámbito también ha disminuido, sobre todo a raíz de la guerra de Ucrania–, de las 12.121 cabezas nucleares inventariadas a nivel mundial en enero de 2024, 9.585 se encontraban en arsenales para su uso potencial. 3.904 de esas ojivas estaban desplegadas en misiles y aviones, sesenta más que en enero de 2023, y el resto se hallaba en almacenes. Y 2.100 de las ojivas desplegadas se mantenían «en estado de alerta operativa alta en misiles balísticos». Casi todas pertenecían a Rusia o EEUU, pero el Sipri cree que China también tiene algunas «en estado de alerta operativa alta».

Según el Sipri,  3.904 de las ojivas están desplegadas en misiles y aviones, y 2.100, en estado de alerta operativa alta en misiles balísticos.

 

«Aunque el total mundial de cabezas nucleares sigue disminuyendo a medida que se desmantelan gradualmente las armas de la era de la Guerra Fría, lamentablemente seguimos observando aumentos interanuales en el número de cabezas nu- cleares operativas», indica Dan Smith, director del Sipri, quien cree «probable» que la tendencia continúe y que probablemente se acelere en los próximos años, lo que «resulta extremadamente preocupante».

El informe añade que India, Pakistán y Corea del Norte persiguen contar con la capacidad de desplegar múltiples cabezas nucleares en misiles balísticos, algo de lo que ya disponen Rusia, Estados Unidos, el Estado francés, Reino Unido y China, y advierte de que «esto permitiría un rápido aumento potencial de cabezas nucleares desplegadas, así como la posibilidad de que los países con armas nucleares amenacen con la destrucción de un número significativamente mayor de objetivos».

Respecto a Rusia y Estados Unidos, que poseen en conjunto casi el 90% de todas las armas atómicas, el Sipri observa que el tamaño de sus arsenales se ha mantenido relativamente estable, y aunque el Ejército ruso habría desplegado en sus fuerzas operativas 36 ojivas más que en enero de 2023, añade que «no existen pruebas visuales concluyentes» de que haya emplazado armas nucleares en Bielorrusia, tal y como han afirmado algunas fuentes.

China, más deprisa que nadie

Tras las dos superpotencias nucleares, pero recortando distancia a grandes zancadas, el arsenal atómico de China ha pasado de 410 a 500 y se espera que siga creciendo. Además, el Sipri cree que el gigante asiático podría estar desplegando «un pequeño número de cabezas nucleares en misiles por primera vez en tiempos de paz». «Dependiendo de cómo decida estructurar sus fuerzas, a finales de la década China podría llegar a tener al menos tantos misiles balísticos intercontinentales (ICBM) como Rusia o Estados Unidos, aunque se prevé que su arsenal de cabezas nucleares siga siendo mucho menor que el de cualquiera de estos dos países», indica el documento.

Hans M. Kristensen, investigador asociado del Programa de Armas de Destrucción Masiva del Sipri y director del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Estadounidenses, apunta que «China está ampliando su arsenal nuclear más deprisa que ningún otro país». Aunque apostilla, eso sí, que «casi todos los Estados con armamento nuclear tienen planes o un empuje significativo para aumentar sus fuerzas nucleares».

Aunque las ojivas desplegadas son más, el inventario total se mantiene estable. China, sin embargo, pasó de 410 a 500 ojivas disponibles, un 22% más en solo un año.

 

Sobre el Reino Unido, aunque no cree que haya aumentado su arsenal atómico en 2023, el instituto prevé que lo haga en el futuro como resultado del anuncio del Gobierno británico en 2021 de que incrementaría su límite de cabezas nucleares de 225 a 260. Recuerda, además, que también dijo que ya no revelaría públicamente su cantidad de armas nucleares, ojivas desplegadas o misiles desplegados.

Asimismo, el Sipri explica que el Estado francés prosiguió sus programas de desarrollo de un submarino nuclear lanzamisiles balísticos (SSBN) de tercera generación y de un nuevo misil de crucero lanzado desde el aire, así como de reacondicionamiento y mejora de los sistemas.

Un escalón más abajo, India amplió ligeramente su arsenal atómico en 2023, y tanto ese país como Pakistán, en eterna disputa, siguieron desarrollando nuevos tipos de sistemas vectores nucleares. Con todo, el Sipri informa de que aunque Pakistán «sigue siendo su principal objeto de disuasión nuclear», India «parece estar poniendo cada vez más énfasis en las armas de mayor alcance, incluidas las capaces de alcanzar objetivos en toda China».

Por su parte, sobre Corea del Norte dice que «sigue dando prioridad a su programa nuclear militar como elemento central de su estrategia de seguridad nacional», y calcula que ya ha ensamblado unas 50 cabezas nucleares y posee «suficiente material fisible para alcanzar un total de hasta 90 ojivas. En ambos casos son «unos aumentos significativos respecto a las estimaciones de enero de 2023». Añade que si bien el Ejecutivo de Pyongyang no realizó ninguna explosión nuclear de prueba en 2023, «parece haber llevado a cabo su primera prueba de un misil balístico de corto alcance desde un silo rudimentario». «También completó el desarrollo de al menos dos tipos de misiles de crucero de ataque terrestre diseñados para transportar armas nucleares», añade.

«Al igual que otros Estados con armamento nuclear, Corea del Norte está poniendo un nuevo énfasis en el desarrollo de su arsenal de armas nucleares tácticas», afirma en el documento difundido a los medios Matt Korda, Investigador Asociado del Programa de Armas de Destrucción Masiva del Sipri e Investigador Sénior del Proyecto de Información Nuclear de la Federación de Científicos Estadounidenses. «En consecuencia –sostiene–, hay una creciente preocupación de que Corea del Norte tenga la intención de utilizar estas armas muy pronto en un conflicto».

Preocupación, rabia y enfado está provocando en el mundo la campaña israelí sobre Gaza, y justamente en torno al Estado sionista el documento indica que «también se cree que Israel –que no reconoce públicamente poseer armas nucleares– está modernizando su arsenal nuclear y parece estar mejorando su reactor de producción de plutonio de Dimona».

Los más peligrosos de la historia

Precisamente, los autores constatan que «las tensiones en torno a las guerras de Ucrania y Gaza debilitan aún más la diplomacia nuclear», y lamentan que «el control de armas nucleares y la diplomacia de desarme sufrieron más reveses graves» en el pasado ejercicio. Al respecto, concretan que en febrero de 2023 Rusia suspendió su participación en el tratado de 2010 sobre medidas para una mayor reducción y limitación de las armas estratégicas ofensivas (Nuevo START), el último tratado de control de armas nucleares que queda y que limita las fuerzas nucleares estratégicas rusas y estadounidenses. De igual modo, EEUU también ha suspendido el intercambio y la publicación de sus datos. 

Asimismo, en noviembre, Rusia retiró su ratificación del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE), alegando «un desequilibrio» con EEUU, país que no ha ratificado el tratado desde que se abrió a la firma en 1996. Sin embargo, Rusia confirmó que seguiría siendo signataria y continuaría participando en los trabajos de la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. El Sipri lamenta,  por otra parte, que Rusia «ha seguido profiriendo amenazas sobre el uso de armas nucleares en el contexto del apoyo occidental a Ucrania», y que en mayo de 2024 llevó a cabo ejercicios con armas nucleares tácticas cerca de la frontera ucraniana.

Añade, cambiando de foco, que aunque un acuerdo informal alcanzado entre Irán y EEUU en junio de 2023 pareció desescalar las tensiones entre los dos países, el crudísimo contexto que se vive en Oriente Medio «aparentemente puso fin a los esfuerzos diplomáticos» entre ambas partes y «socavó los esfuerzos por implicar a Israel en la Conferencia sobre el establecimiento de una zona libre de armas nucleares y otras armas de destrucción masiva» en esa parte del planeta.

Más allá de Ucrania y Palestina, el Sipri explica en su 55º anuario que en 2023 hubo conflictos armados en cincuenta estados del mundo y enumera, entre otros, los enfrentamientos en la República Democrática del Congo y Sudán, la situación en Myanmar, el colapso del Estado en Haití y los problemas de seguridad en algunos países de América Central y del Sur.

«Nos encontramos en uno de los periodos más peligrosos de la historia de la humanidad», resume Dan Smith, director del instituto, quien explica que «existen numerosas fuentes de inestabilidad: rivalidades políticas, desigualdades económicas, alteraciones ecológicas y una carrera armamentística acelerada». «El abismo –alerta– llama a la puerta y es hora de que las grandes potencias den un paso atrás y reflexionen. Preferiblemente juntas».